“Latinoamérica tiene casi treinta millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan”, dijo David Herranz, CEO de Adecco Latam, durante el Foro Económico Mundial Latinoamericano, que se está desarrollando en Argentina por primera vez en trece años.
«Cerca de treinta millones de jóvenes en Latinoamérica forman parte del grupo denominado ni-ni, que ni estudian ni trabajan», dijo David Herranz, quien agregó: «La región muestra altos índices de abandono escolar en el nivel secundario. Además, de los jóvenes que trabajan, cerca de la mitad se encuentran en el mercado de trabajo informal no regulado», añadió el especialista.
«En Argentina hay más de un millón de jóvenes ni-ni, y de ellos, más de 700.000 que ni siquiera están buscando insertarse en el mercado laboral», acotó Herranz al exponer sobre «El futuro del trabajo y el desarrollo de habilidades en los jóvenes».
Las cifras expuestas surgen de un estudio realizado por Adecco Argentina, según el cual casi 7 de cada 10 jóvenes argentinos no encuentra trabajo por carecer de experiencia laboral, por lo que se evidencia una brecha entre las habilidades con las que cuentan los jóvenes y las que demandan tanto el mercado laboral como las empresas y el sector público.
«Por esta razón, potenciar a esa masa de trabajadores para desarrollar su talento y capital humano se ha convertido en el mayor desafío» de las políticas laborales, expresó el especialista.
“La región presenta las brechas más amplias del mundo entre las habilidades que poseen los jóvenes y aquellas que demanda el mercado. Estudios como el ‘Global Talent Competitiveness Index’, elaborado anualmente por el Grupo Adecco, demuestra que cuanto más tiempo permanecen los jóvenes en la categoría ni-ni, menos posibilidades tienen de desarrollar habilidades, por lo que representan una pérdida de capital humano para la economía”, manifestó Herranz.
El ejecutivo explicó que «un primer paso para combatir el mercado de trabajo informal requiere simplificar y desenredar normas y estándares laborales complejos y altamente burocráticos, que en la mayoría de los países latinoamericanos ahogan las economías y la innovación. Es necesario que el enfoque esté en una regulación apropiada para el mercado laboral, mejorando la competitividad y garantizando los derechos de los trabajadores».
Herranz sugirió que «combinar la educación en las aulas con la formación profesional y el desarrollo de habilidades para el mercado se presenta como una de las recetas más efectivas y ya aplicadas por países como Suiza o Alemania que cuentan con bajos índices de desempleo juvenil».