El creador y referente de hoteles de lujo, Massimo Ianni, anticipó el fin de «los viajes pasivos para solo mirar monumentos» y la llegada de los que tienen «un propósito», el de ofrecer al huésped el concepto inglés de «edutainment», es decir entretenimiento educativo.
Nacido en Italia, criado en Francia y formado en las escuelas de hotelería de Suiza, Ianni trabajó para las cadenas Hyatt, Armani y Faena, mientras que ahora lidera el proyecto Casas Latinas, que ofrece la gestión bajo el concepto de hotelería de lujo personalizada.
En la Argentina Ianni ya sumó la Estancia La Fortuna (de diseño francés y construida en 1902 en Salto, provincia de Buenos Aires) y el año pasado relanzó el petit hotel Hub porteño en Recoleta, donde aplica todas sus máximas.
«Agregamos el concepto de club privado, que es la tendencia en Europa, y que logra un hotel con más vida, y que el extranjero se sienta rodeado de locales» explicó en diálogo con Télam.
Hoy recibe extranjeros que viajan al país pero también a aquellos que viven en las afueras de Buenos Aires y necesitan pasar un día o dos en la ciudad, que visitan el club para pasear o hacer negocios, solos o en grupo.
«La fuente de información más interesante del barrio es el portero de la cuadra, y yo lo traigo a hablar con la gente, porque el hotel tiene que ser una llave de acceso al lugar», explicó.
«Además -agregó-, creamos el concepto del amigo porteño, el conserje se convierte en el amigo porteño del malbec, del yoga, del mate, o bien del barrio y su arquitectura, que comparte sus intereses con los huéspedes», añadió.
Ianni sostuvo que el hotel «que vende habitación, ducha y desayuno, murió», por lo cual ahora «tenemos que ser más ágiles, creativos y específicos en la creación del concepto».
«Hay que reconocer las diferencias, las particularidades de cada lugar», enfatizó, y en tal sentido lamentó que las cadenas internacionales «estén pintando el mundo del mismo color».
Sobre el futuro de la hotelería, consideró que se va potenciar la tendencia de que los huéspedes «busquen un propósito para el viaje».
«Los viajes de tirarse panza arriba al sol o ir a mirar monumentos se están acabando, el viaje pasivo está cambiando. Las ciudades están colapsando, entonces la gente empieza a buscar cosas nuevas más interesantes», anticipó el italiano.
Para el hotelero el cambio más grande implica «pasar de una economía donde la importancia estaba en el producto, a otra donde el centro es el servicio. La gente quiere sentirse transformada y con valor agregado, lo que se traduce en educación más entretenimiento».
Sobre los lugares con más potencial para el turismo en el futuro, no dudó en destacar África y América Latina, porque son «continentes jóvenes con enormes recursos y sus culturas son las que más dinámica tienen», puntualizó.
En este escenario, resaltó que en los últimos años, «en la Argentina hubo una comprensión importante del desarrollo del turismo y personas que han trabajado en el posicionamiento del país».
Pero advirtió que «en el turismo influye mucho la imagen de un país» por lo que «cualquier movimiento mínimo mal manejado influye en las decisiones» del turismo internacional.
«Yo deseo enormemente que vuelvan las inversiones en turismo en el interior del país, y doy permanentemente charlas en universidades, porque es muy importante seguir capacitando a la gente», añadió.