Una reciente investigación confirma que el ejercicio físico es capaz de reducir la grasa abdominal y la clave estaría en una molécula de señalización llamada interleucina-6 -implicada en la respuesta inflamatoria- que juega un papel crítico en este proceso, según publican los expertos en la revista Cell Metabolism.
En el estudio, tal y como se esperaba, un régimen de 12 semanas de ejercicio con bicicleta disminuyó la grasa abdominal visceral en adultos obesos. Sin embargo, este efecto desapareció prácticamente en los participantes que también fueron tratados con tocilizumab, un medicamento que bloquea la señalización de la interleucina-6 y actualmente está aprobado para el tratamiento de la artritis reumatoide. Además, el tratamiento con tocilizumab aumentó los niveles de colesterol independientemente de la actividad física.
Algunos investigadores han propuesto que una hormona llamada epinefrina mediaba este efecto, pero este equipo de científicos de la Universidad de Copenhague sospechaba que la interleucina-6 también podría jugar un papel importante en este proceso, ya que regula el metabolismo energético, estimula la descomposición de las grasas en personas sanas y se libera del músculo esquelético durante el ejercicio.
Para probar esta idea, los investigadores llevaron a cabo un ensayo en un solo centro durante 12 semanas en el que asignaron al azar a adultos obesos abdominales a cuatro grupos. Un total de 53 participantes recibió infusiones intravenosas de tocilizumab o una solución salina como placebo cada cuatro semanas, combinadas con ningún ejercicio o una rutina de bicicleta que consistía en varias sesiones de 45 minutos cada semana. Los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética para evaluar la masa de tejido graso visceral tanto al principio como al final del estudio.
En los grupos de placebo o grupos de control, el ejercicio redujo la masa de tejido graso visceral en un promedio de 225 gramos o un 8%, en comparación con el grupo que no practicó ningún ejercicio. Pero el tratamiento con tocilizumab eliminó este efecto. En los grupos que hicieron ejercicio, este fármaco también aumentó la masa de grasa abdominal en aproximadamente 278 gramos en comparación con el grupo de placebo. Además, aumentó su colesterol total y el colesterol «malo» de lipoproteínas de baja densidad (LDL) en comparación con el grupo de placebo, tanto en el grupo de ejercicio como en el grupo sin ejercicio. «Por lo que sabemos, este es el primer estudio que demuestra que la interleucina-6 tiene un papel fisiológico en la regulación de la masa grasa visceral en los humanos», dice Wedell-Neergaard.
En estudios futuros, los investigadores profundizarán en los efectos de la interleucina-6 y si podría ser potencialmente administrada como una inyección, reduciendo la masa de grasa visceral por sí sola. «Necesitamos una comprensión más profunda de este papel de la interleucina-6 para discutir sus implicaciones», aclara Wedell-Neergaard.
Wedell-Neergaard aconseja de cara a los propósitos de año nuevo que «además de medir el peso corporal total, sería útil, y quizás más importante, medir la circunferencia de la cintura para hacer un seguimiento de la pérdida de masa grasa visceral y mantenerse motivado».