El oficialismo pone en juego en las próximas elecciones la mitad de las 69 bancas en disputa para la Legislatura bonaerense, pero el kirchnerismo, con menor representación, se juega más del 50% de los lugares que hoy ocupa.
Como todos los años de recambio, en las legislativas de octubre próximo se renuevan 69 bancas de la Legislatura bonaerense: 46 por Diputados y 23 del Senado.
La «tanda» que se renueva en este turno electoral corresponde a los legisladores electos en 2015, el año en el que Cambiemos irrumpió en el escenario bonaerense, de la mano de la contundente victoria de María Eugenia Vidal.
En efecto, el oficialismo pone en juego 34 de las 69 bancas en disputa: 21 en Diputados y 13 en el Senado. Actualmente, Cambiemos cuenta con 73 bancas: 44 en la cámara Baja y 29 en la Alta.
Pero en este escenario también se resalta la situación del kirchnerismo, que debe renovar más de la mitad de las bancas que actualmente posee: 18 sobre 33, 7 en el Senado y 11 en Diputados. Producto de las sucesivas divisiones que sufrió en manos del peronismo «renovador» y de las derrotas de 2015 y 2017, Unidad Ciudadana cuenta actualmente con menos de la mitad de las bancas que el oficialismo. Con todo, el alto porcentaje de escaños que pone en juego no le deja mucho margen de error para otro tropiezo electoral.
Con menos peso luego de las elecciones pasadas, pero aun así arreglándoselas para seguir en el centro de las conversaciones, el Frente Renovador debe renovar 9 de las 14 bancas que posee actualmente: 7 de los 12 diputados y los dos senadores que aún mantiene.
Socios del massismo, el Frente Amplio Justicialista arriesga los cuatro escaños que juntó este mismo año, producto de las fusiones de legisladores de diversa procedencia. Al Movimiento Evita (Patricia Cubría) y a Integrar (Fabio Britos) se le vencen este año la única banca que posee cada espacio.
Finalmente, el bloque de los intendentes «dialoguistas» (si se quiere el espacio más «joven» de la Legislatura), casi no arriesga en estos comicios: uno de cuatro en el Senado y uno de siete en Diputados. En este escenario, la «muñeca» de los jefes comunales del PJ para negociar las listas será clave en el crecimiento de este espacio.
La elección del 2017 se caracterizó por marcar el final de varios históricos de la Legislatura, con hasta cinco mandatos a cuestas. Los legisladores con más antigüedad que terminaron su mandato fueron Patricio García, que en el último recambio terminó su quinto mandato, y Horacio González, quien renunció a fines de 2017, cuando aún le quedaban dos años para cumplir su quinto período como legislador.
También dejaron el Palacio de calle 7 de La Plata la diputada Graciela Rego y el senador Roque Cariglino, ambos con cuatro períodos a cuestas. Finalmente, los diputados Fernando «Chino» Navarro, Marcelo Feliú y Manuel Elías se fueron tras tres períodos. Todos juntos sumaban 106 años de experiencia parlamentaria.
De este modo, tras las últimas elecciones legislativas quedó apenas un puñado de dirigentes que promedian su tercer mandato. El resto nació a la vida parlamentaria hace menos de ocho años.
Con todo, y merced a la reforma impulsada por Cambiemos y el massismo en 2016, el próximo período será el último para aquellos legisladores que resulten elegidos en octubre: es que la nueva ley, ya vigente, limita a dos los mandatos consecutivos, y contabiliza el actual como el primero.
Otro cambio que modificará la fisonomía de la Legislatura es la aplicación completa de la ley de Paridad, ya aplicada de forma parcial en 2017. El cambio será grande, puesto que este año terminan su mandato apenas 17 legisladoras mujeres, sobre un total de 69: apenas el 24,6%, ni siquiera cerca del «piso» que establecía el anterior régimen de cupo. Con el «uno y una» completo, en octubre ingresarán a la Legislatura unas 34 mujeres, el doble de las que se van.