El inspirado rapero Kendrick Lamar, el rock clásico de Lenny Kravitz y Greta Van Fleet, la tradición brasileña de Caetano Veloso y sus hijos, el elegante indie pop de Snow Patrol y el deslucido trapero local Paulo Londra ofrecieron el cierre de la 6ª edición del Festival Lollapalooza, que durante tres días presentó un cruce entre las nuevas tendencias y los clásicos.
Alrededor de 100 artistas desfilaron por los 5 escenarios montados en el Hipódromo de San Isidro, donde se llevaron todas las palmas los shows de Twenty One Pilots, el viernes, de Arctic Monkeys, el sábado, y de Kendrick Lamar y Lenny Kravitz, anoche.
Lamar, ganador del premio Pulitzer por su disco «Damn», brindó un verdadero festival de la palabra, acompañado por una exquisita puesta, en la que sobresalieron las diversas capas de sonido que, con un complejo entramado, acompañaron sus furiosas diatribas.
Antes, el carismático Lenny Kravitz se entregó en cuerpo y alma en un set en el que repasó sus grandes éxitos como «Fly away», «Believe», «Let love rule», «American woman», «Always on the run» y «Are you gonna muy way», junto a una soberbia banda, de hipnóticos grooves, espíritu soulero y músculo rockero, en donde destacó la excepcional bajista Gail Ann Dorsey.
Apenas estos dos extremos alcanzarían para dar cuenta de la variada propuesta musical y estética que gobernó esta edición, sin embargo el panorama se amplía aún más si se repasan los nombres de la tercera jornada.
Más temprano, los ritmos brasileños dijeron presente con la dinastía Veloso, encabezada por su célebre padre, quien junto a sus hijos Moreno, Tom y Zeca, desplegaron un set intimista con inolvidable canciones como «Trem das cores», «O leaozinho» y «A tua presenca», entre otros.
En un despliegue de simpatía y buen gusto, los Veloso se hicieron tiempo para criticar al actual presidente de Bray Jair Bolsonaro, quejarse porque se colaban sonidos de otros escenarios y terminar sambando al ritmo de «How beautiful could ir be being?».
Más temprano, Greta Van Fleet justificó las comparaciones con Led Zeppelin, ya sea como elogio o como feroz crítica; los irlando-escoceses de Snow Patrol aportaron la cuota de pop indie y Carlos «La Mona» Jiménez se encargó del debut oficial del cuarteto cordobés en el festival.
En el medio de todo esto, el show del trapero local Paulo Londra resultó grotesco con rimas de escaso vuelo y sus bases sonoras carentes de vuelo.
Sin embargo, la aparición sobre el final del DJ Steve Aoki, quien había actuado el viernes, dotó su participación de un indudable golpe de efecto.
Casi al iniciarse la jornada fue el turno de las mujeres, condenadas a horarios marginales en este festival, de la mano de dos propuestas antagónicas, el cancionero con aires punk Barbie Recanati, y por otro el pop bailable de Lali Espósito.
También relegado quedó Vicentico, quien si bien actuó en horario central, lo hizo en un escenario alternativo y a la misma hora que Kendrick Lamar.
En tanto, el sábado se dio otro de los puntos fuertes del Festival con Arctic Monkeys y el debut en este encuentro de Fito Páez, quien se encargó de desplegar lo más exquisito de la tradición rockera local.
El viernes se habían repartido las palmas el dúo de Twenty One Pilots, que no defraudó las expectativas puestas en ellos, y los más veteranos de Interpol, con el legado del sonido mancuniano.
Además de variada música, a partir de su nutrido listado de artistas, que incluye un escenario especial para chicos el Lollapalooza, que se realiza en el país desde 2014, también se caracteriza por su variada oferta gastronómica, sus espacios lúdicos y de concientización sobre diversos temas, especialmente la ecología.