Nicolás Cabré confesó que tomó clases de canto y baile para llegar a estrenar «Sugar», de Peter Stone, letras de Bob Merrill y música de Jule Styne, nueva versión del exitoso musical protagonizado por Susana Giménez en 1986, quien ahora lo produce junto a Gustavo Yankelevich, con dirección de Arturo Puig y que desde el viernes podrá verse en el porteño teatro Lola Membrives.
Cabré dedicó el verano a formarse en las arenas del musical a la vez que interpretaba “El Quilombero” en Villa Carlos Paz, otra taquillera comedia dirigida por Puig, con la mira de encarnar a Joe.
El personaje -él mismo que le tocó en suerte a Ricardo Darín hace más de tres décadas- es un caradura artista callejero caracterizado como mujer, quien junto a su par Federico D’Elía completa el triángulo protagónico de la comedia brillante, donde Griselda Siciliani se pondrá en la piel de la diva de los teléfonos.
Para la nueva versión, en principio se invirtieron cerca de 18 millones de pesos e incluye más cuadros musicales que en el original, a cargo de Gustavo Wons, con dirección musical de Gerardo Gardelín, ya que Siciliani, tiene un vasto recorrido como bailarina y cantante en los escenarios del off.
“Soy lo que hago y en eso creo”, aseguró Cabré durante la presentación de la nueva grilla de la Televisión Pública que compró los derechos de “Cuéntame, cómo pasó”, éxito hispano con 18 temporadas en el aire en el que encarnará a un padre de familia a lo largo de los años y que se estrenará en junio en el competitivo “prime time”.
¿Se siente exigido por su personaje en «Sugar»?
Nicolás Cabré: No, es disfrute total, un privilegio. Mientras hacía una función de «El Quilombero» (producida también por Yankelevich) en Buenos Aires me caí y me lesioné la rodilla. Dejamos de hacer la obra entonces y ya estaba comprometido para ensayar el musical, pero decidimos hacer temporada en Córdoba. Tomé clases de baile y de canto en esa provincia, hasta me operé para intentar cumplir con el rol originalmente interpretado por Darín, quien me contó tantas anécdotas sobre su papel mientras hacíamos la obra «Algo en común» (1995), que me hace feliz poder realizarla.
¿Le gusta el género?
NC: No especialmente, pero esta es una comedia brillante donde mi personaje no precisa cantar y bailar con tanta precisión y la estamos desarrollando con todo.
¿Cómo es Susana Giménez como productora?
NC: Ella viene a los ensayos, mira, se divierte, para Susana el musical representa una cuestión casi personal, está viviendo el proceso con placer, tiene muchas expectativas. Junto con Gustavo (Yankelevich) no escatimaron en nada: Justamente porque para ellos no pasa por el negocio, no están fijándose en cuánto ahorran para ganar más. Su intención reside en mostrar algo impresionante que funcione.
A usted tampoco parece importarle el éxito divorciado de la calidad…
NC: Nunca elegí trabajos por dinero o rating, no son mis puntos de referencia, siempre quise construir papeles que me sirvan y estén bien hechos, no me gusta que las cosas se hagan mal, me interesa que la gente al salir del teatro sienta que le robaron el dinero de la entrada.
¿Cómo ve la actual situación del teatro?
NC: El tema está difícil, hay varias salas vacías, por eso es tan valorable el riesgo de esta apuesta sobre la calle Corrientes.
¿Le importan los chismes generados por la exposición mediática?
NC: Para nada, ni estoy pendiente de esas cosas, no soy tecnológico: no tengo redes sociales, me niego a modificar mi día a día de acuerdo a los dichos de los demás, casi no miro televisión: si la pantalla está prendida es porque mi hija está viendo Disney Junior, aunque si veo mis trabajos televisivos.
¿Qué características tiene su rol en el nuevo programa diario de la Televisión Pública?
NC: Seré un padre de familia, personaje que en la tira española hace Imanol Arias, casado con Malena Solda. Creo que la tira se emitirá en la segunda mitad del año y cuenta cómo una familia va cambiando según pasan los años y se suceden los hechos históricos. La producción arranca con la muerte de Juan Domingo Perón y termina cuando asume Raúl Alfonsín, estas modificaciones en el estilo de vida de un grupo familiar se cuentan desde distintos puntos de vista, no es una pancarta política: están los peronistas, los que no querían a Perón y aquellos que no se dan cuenta de nada.