El magnesio es uno de los minerales esenciales para el buen funcionamiento del organismo, tan importante como el calcio o el hierro. El magnesio interviene en funciones primordiales como la absorción del calcio, la relajación muscular, el funcionamiento del sistema nervioso y del corazón, la transmisión neuromuscular o el metabolismo de los alimentos.
La carencia de magnesio se traduce en síntomas como fatiga, calambres musculares, debilidad muscular, taquicardías o apatía. Para mantener equilibrados los niveles, los alimentos son la mejor fuente de magnesio.
La importancia del magnesio como mineral viene avalada por los múltiples beneficios para la salud:
Reducir el riesgo de hipertensión arterial.
Evitar las contracturas y calambres musculares.
Mejora el estado de ánimo ya que el magnesio interviene en la producción de serotonina (hormona del bienestar).
Ayudar a calmar el estrés y todos los síntomas físicos vinculados, como dolor de estómago, síndrome de intestino irritable, tensión muscular, dolores de cabeza y aumento del ritmo cardíaco.
Mantiene los huesos y dientes sanos al ayudar a fijar el calcio y el fósforo, evitando los riesgos de osteoporosis y caries.
Evita la formación de cálculos renales.
Entre los beneficios del magnesio para la mujer se incluye el reducir los dolores de la regla y favorecer el equilibro hormonal.
Durante el embarazo el magnesio también es muy importante. Entre otros, ayuda a prevenir los partos prematuros.
Gracias a su efecto laxante ayuda a prevenir el estreñimiento.
Favorece la digestión y la salud de la flora intestinal.
Ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares.
Interviene en la producción de colágeno.
Combate la fatiga.
Mantener equilibrados los niveles de magnesio ayuda a regular el sueño.
El magnesio previene la diabetes.
¿Cuánto magnesio tomar al día? La recomendación de los expertos es la de tomar 400-420 miligramos/ al día en el caso de los hombres y de 310-320 miligramos/día en el caso de las mujeres.
¿Cómo consumir magnesio en la dieta diaria? Una dieta rica en vegetales y granos no refinados es la mejor manera de asegurar el aporte diario recomendado de magnesio. Está presente en un buen número de alimentos que podemos incluir en nuestra dieta diaria:
Verduras de hojas verdes (acelgas, espinacas, brócoli, judías verdes…).
Lácteos (quesos).
Frutas (plátanos, fresas, naranjas, piña, dátiles…)
Pescado (merluza, dorada, salmonetes…).
Mariscos y crustáceos (cigalas, langostinos, gambas, almejas, berberechos).
Frutos secos (almendras, cacahuetes, nueces de Brasil, anacardos, pistachos, avellanas).
Semillas (calabaza, sésamo, lino, girasol).
Cereales integrales (salvado de trigo, salvado de avena o salvado de arroz).
Legumbres (judías blancas, garbanzos, guisantes, frijoles).
Jengibre.
Harina de soja.
Chocolate negro.
Tomar suplementos de magnesio: Conviene consultar siempre al médico antes de tomar suplementos o complementos nutricionales (cloruro de magnesio, citrato de magnesio), ya que conviene saber si realmente necesitamos un aporte extra.
Y un último formato en el que encontramos magnesio, en concreto sulfato de magnesio, las conocidas como sales de Epsom, perfectas para un baño relajante.