¿Cuál es el animal que vuela más rápido? Si has pensado que probablemente se trate del halcón peregrino ibas bien encaminado, pero no has acertado. Un equipo de científicos del Instituto Max Planck de Ornitología en Radolfzell (Alemania) ha descubierto que existe un nuevo favorito entre los animales más veloces del cielo. Sin embargo, no es un ave.
¿No es un ave? El mayor acróbata del aire no es un halcón peregrino (alcanza los 389 kilómetros por hora -en picado, eso sí-, ni un vencejo común (alcanza los 116 kilómetros por hora). Es… un murciélago: el murciélago sin cola de Brasil (Tadarida brasiliensis) ostenta el récord actual de animal más veloz en vuelo horizontal, ya que supera los 160 kilómetros por hora.
La forma aerodinámica de su cuerpo y unas alas más largas que el promedio de otras especies de murciélagos, representan la combinación perfecta para alcanzar velocidades tan asombrosas, compensando la resistencia al aire que ofrece su cuerpo. Eso sí, las hembras son un poco más veloces que los machos, ya que pesan algo menos: unos 11 gramos (los machos unos 14 gramos).
Lo curioso es que debido a la estructura de sus alas, los murciélagos generan mayor resistencia al aire, y generalmente se consideran voladores más lentos. Aquí tenemos la excepción a la regla.
Los animales con alas largas y estrechas por lo general vuelan más rápido que aquellos que cuentan con alas más cortas y anchas. Por esta razón, los científicos seleccionaron este tipo de murciélago para su estudio. Los propios expertos se sorprendieron por sus resultados: «Inicialmente, no podíamos creer nuestros datos, pero eran correctos: a veces, las hembras, que pesan entre 11 y 12 gramos, volaban a velocidades de más de 160 kilómetros por hora. Un nuevo récord para el vuelo horizontal», según Kamran Safi, coautor del trabajo.
Los datos sobre las velocidades de vuelo de los murciélagos se recogieron utilizando un transmisor de radio que pesaba sólo medio gramo y que fue adherido a la espalda del animal con un adhesivo (que se desprendió solo tras varios días). La señal se localizó utilizando un receptor móvil instalado en un pequeño avión. «No fue fácil para el piloto seguir a los animales y medir su trayectoria de vuelo continuamente», explica Dina Dechmann, coautora del trabajo. Los científicos también evaluaron los datos registrados por la estación meteorológica más cercana y anotaron las condiciones de viento en el momento de los vuelos estudiados.