Los médicos de Diego Maradona, sus hijas Dalma y Giannina, y sus hermanas consensuaron «ponerse firmes» con el astro para mejorar su salud, deteriorada por su adicción al alcohol y la dependencia a los psicofármacos, lo que derivó en un cuadro quirúrgico por un hematoma subdural en su cabeza.
Alfredo Cahe, histórico médico del Diez, convocado por el neurocirujano Leopoldo Luque, quien lo operó el pasado martes en la Clínica Olivos, reconoció hoy que Diego «es inmanejable» en el estado actual, que comparó al que tenía en el 2000 cuando lo llevó al sanatorio La Pradera, en Cuba, para internarlo por su adicción a la cocaina.
Luque, Cahe y la familia de Maradona acordaron «mantenerlo internado, buscar los mejores profesionales y definir cuál va a ser el tratamiento» que deba cumplir para su rehabilitación.
«Diego es muy difícil, pero intentamos ser más fuertes que él. Hay un tratamiento que es el agudo, a corto plazo, y otro a largo plazo. Necesita muchos cuidados, se quiere ir a la casa, que es el cuento de nunca acabar, pero seguirá internado», avisó Luque en declaraciones a la prensa realizadas esta mañana en la puerta de la clínica.
Cahe, en diálogo con TyC Sports, admitió que Maradona «sigue siendo un paciente muy complicado» por su desobediencia a las recomendaciones médicas. «Si fuera un paciente común, lo interno en una sanatorio para adictos por tres meses y se recupera, pero ahora no estamos pensando en eso, iremos paso a paso», diferenció.
«Diego está bien, permanecerá sedado por lo menos durante todo el día de hoy y después veremos. Creo que hay que ir paso a paso, toda la familia está de acuerdo», explicó sobre el primer objetivo de rescatar al DT de Gimnasia de su crisis de salud actual.
«Se le están dando los medicamentos más acordes con este momento, está sedado y se logró estabilizarle todo lo que tiene que ver con el sueño y con la alimentación, que son los dos parámetros importantes para su recuperación», señalaron el psicólogo Carlos Diaz y la psiquiatra Agustina Cosachov en breve diálogo con la prensa en la puerta de la clínica.
Sin panorama sobre su perspectiva laboral, Cahe planteó que «el futuro de Diego es una incógnita que preocupa enormemente porque no puede irse a la casa así porque sí».
Después de transitar «una serenidad de tipo medicamentosa» en la Clínica Olivos, que se extenderá por los próximos días, los médicos y la familia le buscarán «un lugar adecuado» para que resida, probablemente cerca de sus vínculos afectivos más directos.
Al momento de ser internado, Diego vivía en una casa de La Plata, que frecuentaban su abogado y representante, Matías Morla, su hija Jana, su expareja Verónica Ojeda -con la que tuvo un niño, Diego Fernando- y otros allegados.
«Esta es una de las pocas veces que se le dice que no a Diego. Pensar un plan para tratarlo lo podemos pensar todos, parece sencillo. A mí se me critica, dicen que lo descuido, como si fuese el culpable. Trataremos de ser más fuertes que él, por ahora no le vamos a dar el alta, esta vez no le vamos a hacer caso a él», se defendió Luque.
«Hay que limpiarlo y definir un nuevo orden de tratamiento», graficó Cahe, al apuntar que Maradona ingresó a una nueva internación con «un estado de decaimiento general y polimedicación».
En el último parte médico, el jueves por la tarde, Luque informó sobre un cuadro de «abstinencia» y Cahe confirmó hoy que ello está relacionado con «el alcohol y los psicofármacos».
«El alcohol es una droga», contestó al ser consultado sobre si Maradona había reemplazado su adición a la cocaína por la bebida.
Finalmente, Cahe especuló que el hematoma subdural que le fue descubierto fue «algo crónico, que se venía constituyendo, no algo agudo producto de un golpe», con efectos que «fueron incidiendo en el estado de Diego».
«La compresión en el cerebro produce esos trastornos (dificultados motrices y del habla), pero en la medida que lo limpiemos, le cambiemos la medicación y tratemos la anemia va a mejorar enormemente en todos los trastornos neurológicos y neuropsiquiátricos», finalizó.