El presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), José Ignacio De Mendiguren, publicó un nuevo libro en el que, a 20 años de la crisis de diciembre de 2001 que puso fin al sistema de convertibilidad, propone revisitar ese tiempo histórico para leerlo en clave actual y realizar un gran acuerdo nacional.
En «La historia no contada de la gran crisis. Cómo acordar un camino para el desarrollo», el empresario textil narra sus vivencias como dirigente de la Unión Industrial Argentina (UIA) a fines de los 90, la creación del Grupo Productivo en alianza con Confederaciones Rurales Argentinas y la Cámara de la Construcción, y su posterior paso como ministro de Producción durante el gobierno de Eduardo Duhalde, en 2002.
«No es un libro de historia, si no que trata sobre los problemas que Argentina tiene para enfrentar sus crisis recurrentes. Que podamos aprender de los errores para no volver a cometerlos, esa quiero que sea mi contribución», aseguró De Mendiguren.
Sobre las similitudes de aquella época con la actual, el empresario explicó que «en febrero de 2002 dejamos de caer y en marzo empezó a recuperarse la actividad y el crecimiento duró hasta 2011. Primero decían que era un rebote y cuando seguíamos creciendo decían que era un veranito».
«Hoy los mismos economistas y políticos que estaban en 2001 siguen desalentando a la gente, a la inversión, es el mismo mecanismo. Esas son las similitudes», sostuvo De Mendiguren.
«Lo que necesitamos es que Argentina sostenga el crecimiento actual pero cambiando su matriz productiva. Es decir, que en vez de exportar trigo comerciemos fideos; que en vez de exportar cuero sean zapatos; en vez de porotos de soja, biocombustibles. Hay que doblar los ingresos de la Argentina, no ajustar», agregó el funcionario.
En ese sentido, el histórico dirigente de la UIA dijo que apuesta a la generación política emergente y confía en que «entre parte de la oposición y el oficialismo pueda lograrse una acuerdo sobre el plan de crecimiento. Exportamos el 10% de lo que exporta Chile en minería, la cadena agroalimentaria no agrega el valor suficiente. El camino es acordar con cifras concretas».
«Hay un grupo de políticos jóvenes a ambos lados de la grieta que tienen futuro, pero para eso se necesita que el país crezca. Ahí hay una gran posibilidad de acuerdo porque a nadie le sirve un país empobrecido», subrayó De Mendiguren.
Sobre la negociación con el FMI, el actual presidente del BICE consideró que «es importante que nos den tiempo y nosotros orientarlo a cambiar la matriz productiva».
Al organismo «hay que mostrarle la nueva matriz productiva que vamos a tener. Hoy exportamos a razón de 400 dólares por tonelada e importamos a razón de 1.600 dólares, no le cierran los números a la Argentina», agregó.
«La historia no contada de la gran crisis» narra las vivencias de De Mendiguren en los tumultuosos años de fines de la década del 90 y principios de los 2000, cuando el país se encontraba sumido en una profunda crisis social y económica.
Con la mirada puesta en la actualidad, el empresario repasa esa época y rescata los acuerdos logrados entre distintos partidos políticos y actores sociales y económicos como la UIA, la CGT y la Iglesia en pos de sellar una nueva etapa de recuperación industrial y del empleo.
«De la peor crisis social, política y económica por la explosión de la convertibilidad, pasamos al periodo de crecimiento más largo de la historia argentina que fue el 2002-2011. Esas políticas nacionales, posibles gracias a la unidad del campo nacional, fueron muy exitosas», señala De Mendiguren.
Hoy, propone buscar un camino de entendimiento parecido entre la dirigencia política y económica, para cambiar «la matriz productiva» del país y lograr un crecimiento sostenido, que agregue valor y genere empleo formal.