Juntos por el Cambio cierra un año marcado por el triunfo en los comicios de medio término y la estrategia posterior de escalar la confrontación contra el Gobierno hasta el punto de votar el rechazo al Presupuesto 2022 en el Congreso, hecho inédito desde 1983, lo que le valió acusaciones de «irresponsabilidad institucional» y generó críticas incluso en la propia alianza, como la Coalición Cívica y el flamante titular del radicalismo, Gerardo Morales.
En la convivencia interna, la disputa por espacios de poder dentro de la UCR tensionó el vínculo entre el sector mayoritario del partido y la línea porteña de Evolución y tuvo como correlato una dispersión récord en la Cámara de Diputados, donde emergieron diez bloques y monobloques una vez que asumieron los nuevos legisladores.
Las contradicciones entre «halcones» y «palomas» del PRO también aportaron otro factor de disputa y desconfianzas cruzadas, sobre todo en la primera parte del año.
Paradójicamente, que en el Congreso hayan surgido nuevos polos de poder y que los bloques opositores estén más desperdigados fue una de las consecuencias de la victoria en las elecciones de mitad de mandato: sucede que tanto la UCR como las dos alas del PRO se observan con chances para competir en 2023 por la Presidencia.
En los últimos comicios, JxC obtuvo a nivel nacional una ventaja de 8 puntos sobre el oficialismo y se impuso en 13 de los 24 distritos electorales del país; el Frente de Todos ganó en 9 jurisdicciones; mientras que partidos provinciales se impusieron en dos provincias.
Los resultados de las PASO del 12 de septiembre y las generales del 14 de noviembre mostraron a la coalición UCR-PRO-Coalición Cívica como primera minoría.
Antes, la alianza opositora aprovechó las primarias establecidas por ley para dirimir las candidaturas entre las distintas alas de cada partido, o entre el PRO y el radicalismo en el distrito electoral correspondiente.
Así, en la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal compitió con los liberales del exministro de Economía de Fernando de la Rúa, Ricardo López Murphy, y los radicales del exsecretario de Salud de Mauricio Macri, Adolfo Rubinstein, para finalmente encabezar una lista compartida en la que se integraron los otros dos sectores que habían ido a las PASO.
Lo mismo ocurrió en provincia de Buenos Aires, donde el exvicejefe de gobierno de CABA Diego Santilli se impuso en la primaria frente al neurólogo radical Facundo Manes, quien de todas formas cosechó en esa primera parada electoral 1,2 millones de votos, por lo que luego resultó clave para el triunfo sobre Victoria Tolosa Paz en las generales del 14 de noviembre, en las que el FdT logró sin embargo recortar diferencias en una suerte de «remontada».
De hecho, en el conteo definitivo, el «Colorado» ganó la Provincia por 105.000 votos, logrando el oficialismo recortar tres puntos entre las PASO y las generales por lo que, en términos porcentuales, la diferencia entre JxC y FdT se redujo a sólo 1,3% en lo que algunos dirigentes del peronismo encuadraban como un «empate técnico».
Quizás el dato más significativo para JxC en los comicios de 2021 haya sido lograr que el peronismo perdiera el control del Senado, una mayoría que detentaba desde el regreso de la democracia, en 1983.
La alianza UCR-PRO-Coalición Cívica se anotó a lo largo del año otro triunfo importante en la provincia de Corrientes, donde el gobernador radical Gustavo Valdés logró su reelección a finales de agosto al obtener un contundente 76% de los votos.
La oposición había llegado a las elecciones de medio término en un clima de relativa tranquilidad interna pero en la recta final rumbo a las PASO del 12 de septiembre, y sobre todo tras la victoria del 14 de noviembre, comenzaron a surgir las peleas por espacios y los esfuerzos por posicionarse para las presidenciales.
El escenario de mayor efervescencia se vivió en el radicalismo, con un partido que se plantó ante el PRO y manifestó públicamente que pretende disputar lugares de poder y abandonar el lugar de acompañante -con poca incidencia en la toma de decisiones- que lo caracterizó durante el mandato de Macri en la Casa Rosada.
La escenificación de ese «resurgir» radical ocurrió en el microestadio de Ferro con la excusa de recordar el triunfo de Raúl Alfonsín en 1983 y bajo un lema futbolero que sintetizó el espíritu del encuentro: «El radicalismo vuelve a la cancha».
A partir de ese momento, en el que quedó claro que la UCR tenía más de un potencial candidato a presidente para el 2023 -el jujeño Morales, el bonaerense Manes, el porteño Martín Lousteau-, comenzaron las disputas internas.
Las peleas abarcaron tanto la definición de los bloques legislativos como las autoridades partidarias y encontraron al sector mayoritario, referenciado en Morales y el cordobés Mario Negri, contra el sector de UCR Evolución, que tiene como referentes a Lousteau, el también cordobés Rodrigo de Loredo y el porteño Emiliano Yacobitti.
La disputa también llegó a la presidencia del Comité Nacional de la UCR, donde Morales finalmente logró reemplazar al senador nacional por Mendoza Alfredo Cornejo.
En el PRO, mientras tanto, Macri mantuvo un protagonismo que muchos pensaban que no podría conservar tras la derrota en las presidenciales de 2019.
Incluso acompañó a candidatos durante la campaña, en representación del ala más «dura» de su partido, que tiene también a Patricia Bullrich como una de sus dirigentes más representativas.
Macri, además, intentó convertir su citación judicial para prestar declaración indagatoria por el espionaje ilegal a las familias de los tripulantes del ARA San Juan en un acto político en las puertas del Juzgado Federal de Dolores.
Desde allí denunció que era víctima de una persecución política, pero la convocatoria quedó opacada por la reacción agresiva que tuvo con un cronista del canal de noticias C5N al que le sacó el micrófono y lo dejó caer al piso.
El otro protagonista del año político del PRO fue el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, quien se erigió como armador de la estrategia que llevó a Santilli a cambiar de distrito para ser candidato en Provincia y a Vidal a encabezar la lista en CABA, en una suerte de enroque que concluyó con sendos triunfos electorales, lo que consolidó las aspiraciones del alcalde porteño para las presidenciales.
Sin embargo, los próximos dos años serán de más internas y luchas por el poder en JxC, como lo anticiparon unas declaraciones beligerantes de Carrió, en las que acusó de «corrupto» al sector del radicalismo porteño que encabezan Lousteau, Yacobitti y el histórico Enrique «Coti» Nosiglia.
Otro indicador de turbulencias es la tenacidad de Macri en la búsqueda de su revancha, ya que busca la reivindicación personal y quiere ir por su «segundo tiempo», parafraseando el título de su libro autobiográfico.
Una característica de 2021 para la alianza opositora lo aportaron los candidatos que llegaron desde afuera del sistema político y ganaron contra los pronósticos: marcaron la agenda y la vida interna de JxC, como lo prueba el ejemplo de la santafesina Carolina Losada, quien en menos de seis meses pasó de ser periodista a vicepresidenta del Senado.
Otro protagonista del año fue el exsenador nacional Esteban Bullrich, afectado por Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), quien renunció a su cargo en la Cámara Alta y conmovió a todos y todas sus pares, sin distinción de procedencias partidarias.