El jingle electoral es uno de los elementos de comunicación política más populares: a través de la creatividad y el humor pretenden llamar la atención y apelar a la emotividad de los electores, mientras buscan adaptar sus mensajes al consumo de redes sociales.
Se trata de un mensaje emitido a través una canción de corta duración de 5 a 60 segundos y de fácil retención que se utiliza para acompañar los anuncios, y que tienen el objetivo de ser persuasivos, facilitar el recuerdo y generar lazos afectivos.
«El jingle político que trasciende el paso del tiempo es aquel que se constituye como una pieza original, y en especial cuya melodía, armonía y canción se pensó para ese candidato en ese contexto», afirmó a Télam Federico Putaro, especialista en comunicación política de la Universidad de Avellaneda (Undav) y músico dedicado a la producción de jingles electorales.
Mientras que para Iago Moreno, analista español en cultura y política cultural y sociólogo de la Universidad de Cambridge, «cuando se hace un jingle electoral se busca conseguir sintetizar el discurso político en los códigos propios de la canción, es decir, buscar que la recursividad que tiene una canción, esa forma de repetir los mensajes uno sobre otros, al final sirva un fin político: es dejar claro una, dos o tres ideas y que puedan repetirse popularmente», indicó en diálogo con esta agencia.
Según especialistas en comunicación política, la reutilización de canciones populares es un elemento considerado estratégico a corto plazo y efectista para generar mayor visibilidad del candidato, aunque esto conlleva a un problema de perdurabilidad en el paso del tiempo
Putaro explicó que «para constituir un jingle, el equipo de campaña debe tener en claro qué es lo que necesita y qué es lo que quiere decir. Siempre hay que partir de los objetivos planteados de la campaña. Además, las campañas políticas están pensadas para canalizar sensaciones y qué es mejor que la música para lograr eso», remarcó.
Para Max Devrient, creativo publicitario y titular de MDPRO, una de las productoras que lleva compuestos y registrados cientos de bandas de sonidos comerciales y políticos, «para que un jingle sea efectivo es necesario que sea pegadizo, tenga rítmica y ser melódicamente atractivo», expresó ante la consulta de Télam.
Bajo esta premisa, el jingle político es adaptado a las particularidades culturales y a los diferentes géneros populares que son más escuchados en los espacios en donde se realizan las campañas: en algunos casos, los equipos apelan a la creatividad y deciden crear un jingle sólo para el candidato, y en otros apelan a la adaptación de temas musicales ya conocidos.
«Toda campaña debe tener su identidad sonora. Los candidatos, además de una identidad política, partidaria y biográfica, tienen una identidad visual, tipografía y slogan, y cuando uno se imagina un candidato no sólo se proyecta una imagen sino también cómo se lo escucha y por eso el jingle es importante para construir esa identidad», ponderó Putaro.
Pero agregó que «el uso constante de un tema conocido conlleva un problema, que es que su efecto dura poco, porque la forma en que consumimos música se relaciona con curva de aprendizaje y es más fácil de descartar, pasa rápidamente de largo».
Devrient aportó que «el género musical que es elegido por los candidatos está de acuerdo al target objetivo al cual apunta y a la empatía que puede generar en el público».
En el contexto electoral actual, los candidatos adaptan sus campañas a las redes sociales y los jingles son uno de los elementos de comunicación que utilizan para llamar la atención de las formas más diversas y de la manera más rápida posible.
«En la actualidad se busca producir un jingle de unos 30 o 40 segundos, que llame la atención de los medios de comunicación tradicionales y que a la vez sean apropiados por miles de usuarios en las redes sociales», indicó Moreno, quien participó en el equipo de comunicación de Evo Morales para las elecciones presidenciales de Bolivia de 2019 y para la candidatura de Iñigo Errejón en España.
En 2023, muchos candidatos buscan llamar la atención del votante joven, apelando a la viralización del jingle en redes sociales con ritmos relacionados al género musical urbano, que es combinado en algunas ocasiones con parodias, coreografías y hasta memes de Internet.
«El público joven es muy disputado, hoy no hay ascendencias políticas rígidas y es todo más líquido y más proclive a irse en la zona de los indecisos, y en esta zona es en donde la política está prestando atención y, en este sentido, el género urbano es lo que es más se está escuchando en este sector y es donde el sector político está apuntando», afirmó Putaro.
Sobre este aspecto, Moreno indicó que «hay una tendencia a versionar canciones que tienen que ver con la hipertextualidad, de cómo se expresa todo en Internet con el lenguaje de los memes, que es hegemónico en la forma en la que nos comunicamos».