«La resistencia a los antibióticos está aumentando, y nos estamos quedando rápidamente sin opciones de tratamiento». Quien así se expresa, la doctora Marie-Paule Kieny, subdirectora general de Sistemas de Salud e Innovación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se muestra taxativa sobre este asunto.
«Si dejamos todo esto únicamente en las manos del mercado, no se desarrollarán a tiempo los nuevos antibióticos que más perentoriamente necesitamos», señala.
Para impulsar las investigaciones que permitan obtener estas sustancias, los responsables de la OMS han elaborado una lista que tiene en cuenta doce patógenos repartidos en tres categorías, según lo urgente que sea la obtención de nuevos antibióticos para combatirlos.
En el grupo en el que los estudios son más acuciantes se encuentran algunas bacterias multirresistentes, las más difíciles de tratar, inmunes a la acción de uno o más de estos fármacos. Se calcula que cada año fallecen unas 700.000 personas por su causa en todo el mundo; el mal uso de los antibióticos y su consumo excesivo contribuyen decisivamente a ello. En un comunicado, la OMS advierte que estas son «especialmente peligrosas en hospitales, residencias de ancianos y entre los pacientes que necesitan ser atendidos con dispositivos como ventiladores y catéteres intravenosos». Esta categoría incluye las especies Acinetobacter baumannii, Pseudomonas aeruginosa y varias enterobacterias, entre ellas las de los géneros Klebsiella, Proteus y Serratia, así como la Escherichia coli. Esta es muy abundante en nuestra microbiota, pero las cepas patógenas puede causar desde graves infecciones intestinales hasta neumonía.
En las dos siguientes categorías, de prioridad alta y media, se muestran otros microorganismos en los que se ha observado un aumento en su resistencia, y que causan desde gonorrea hasta salmonelosis. Estos son los englobados en la primera de ellas: Enterococcus faecium, Staphylococcus aureus, Helicobacter pylori, Campylobacter spp, Salmonellae y Neisseria gonorrhoeae. En la segunda se encuentran: Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae y Shigella spp.
Hay que mejorar la prevención y usar racionalmente los antibióticos, también cuando se administran a los animales.
Los expertos de la OMS señalan que no han incluido el germen que causa la tuberculosis porque este cuenta con su propio programa de investigación, y que para elaborar la lista han valorado lo letales que son las infecciones que causan los patógenos; si su tratamiento exige permanecer mucho tiempo en el hospital; con qué frecuencia muestran resistencia; con qué facilidad se transmiten entre los animales, de estos a las personas o entre los propios seres humanos; si pueden prevenirse; qué opciones hay para combatirlos; y si hay investigaciones en curso para abordar su resistencia.
Además, señalan que aunque los estudios son fundamentales, para poner freno a este fenómeno hay que mejorar la prevención y usar racionalmente los antibióticos, también cuando se administran a los animales.