Existen distintos tipos de memoria, aquella que surge desde lo más profundo de la existencia como la que trabaja Marcela Astorga en «Desatando la línea de tiempo», y también esa otra, sobre lo sociocultural que propone José Luis Landet en «La visión detrás», dos exposiciones de sitio específico que renuevan la programación de la Sala PAyS este sábado al mediodía a orillas del Río de la Plata.

La Sala PAyS (Presentes, Ahora y Siempre) del Parque de la Memoria renueva su programación inaugurando este 19 de agosto a las 12 sus producciones expositivas «La visión detrás», de José Luis Landet, y «Desatando la línea de tiempo», de Marcela Astorga, que podrán visitarse hasta el 12 de noviembre.

Más allá de la fuerza de la memoria, los residuos socioculturales como libros y antiguas enciclopedias y cierto tipo de pinturas recolectados por Landet o los cintos de cuero encontrados fortuitamente a la vera de un camino por Astorga, ambas propuestas aúnan en el gran espacio de la Sala y suman capas de sentido matérico.

Landet trabaja sobre su extenso archivo de cuadros pintados por artistas amateurs e imágenes recortadas de enciclopedias que devuelven otras narrativas y crea una memoria social resignificada que lo lleva a indagar sobre los anónimos artistas a los que reconstruye en cuerpo, imagen y pensamiento.

Sus obras se desparraman en cuatro salas, y en tres de ellas podrán verse las descripciones, escuchar entrevistas de estos cinco personajes que afloran desde las arcas de la historia con nuevos rostros, cartas astrales y características físicas, producto de cierto azar a partir de la grafología que estudió las firmas y la numerología como recursos, o ser espectador del proceso creativo surgido junto al grupo de improvisación teatral «La bomba de humo», durante y dentro de la instalación «El Atajo», expuesta en el Museo Marco La Boca en 2021, en la videoinstalación de siete pantallas de uno de los ensayos que nunca se editó y tiene ver con el ritual de poder llegar al nuevo lenguaje creado a partir del abecedario imaginado por el artista.

De hecho, a las 12 del sábado y luego en octubre, los cinco actores se pondrán una vez en la piel del colectivo artístico (imaginario) «Lo imposible es estético» para sumergirse o emerger de entre las obras de Landet.

En paralelo, Astorga presenta con «Desatando …», un provocador y potente «cruce entre la temporalidad y la piel», el órgano más extenso del cuerpo con esa ambivalencia que protege y separa, abordando la trascendencia de la memoria desde la instalación de sitio específico.

Un pasillo estrecho invita a habitar la experiencia desde un «aquí y ahora» el presente como totalidad, pasando entre cuerpos que acarician la piel para desembocar ante una gran instalación de textiles deshilachados que se desparraman sobre el piso (como raíces, cascadas), apreciar los cintos o cinchas de cuero que pertenecieron al Ejército Argentino, caídas en desuso, entramadas en tejido de alambre, así como lo que sobresale de las paredes desde rejillas blancas -porque las paredes escuchan, saben, conocen-, junto al espacio de consulta de las bases de las víctimas del Terrorismo de Estado. O bien palpar desde la visualidad y el sonido (a puro golpe de albañil) la experiencia de la videoinstalación «Óculo», un proyecto que sigue desarrollando desde 2019 sobre casas en demolición Astorga: «La protección que todos anhelamos puede ser destruida», pero esa «destrucción también ofrece líneas de luz o rayos de esperanza, que duran una fracción», dice la curadora Silvia Rottenberg.

La artista visual utiliza la piel «que registra, protege, conecta el interior con el exterior y ofrece el potencial para la intimidad o la distancia», ese órgano «moldeado como un archivo de la vida», es mostrado además con nuevas obras in situ «donde poéticamente desenreda la piel como si desentrañara el tiempo que lleva, queriendo que mires y sientas de qué está hecha la historia», invita la curadora.

«Cuando Florencia Battiti me invitó a hacer esta muestra pensé en algo instalativo, porque es lo mejor que puede pasar en este espacio», dice Astorga y, en diálogo con Télam, asegura que todo su trabajo «conceptualmente se ancla en el significado de lo que es el Parque de la Memoria». «Trabajo con el concepto de piel, como gran órgano sensor y archivo de nuestra existencia, y a partir de la piel voy ampliando su sentido con la casa, la ciudad, voy abriendo estos lugares que nos contienen y que nos identifican también, entre tantas otras cosas», detalla.

El recorrido comienza con una instalación -que remite a una más pequeña de 2002- por un angosto pasillo de cerdas negras de caballo, ubicada en los costado del pasillo que titula «Hombre de campo», la traducción de su apellido materno, y es un homenaje a su abuelo que llegó a la Argentina a principios del siglo XX escapando del hostigamiento hacia los judíos en Europa, «tuvo como primer trabajo hacer cepillos de cerdas».

¿Cómo surge trabajar con la piel? «En realidad fue como una deducción que hice después de trabajar mucho tiempo. Me pregunté ¿cuál es la idea que engloba mi trabajo? y mirando lo que había producido, dije, claro es la piel, y ahí reconocí la importancia que tiene para mí».

La piel «es un archivo de nuestra existencia» donde «todas las marcas y las vivencias están en ella, además de ser el gran contenedor, esto a su vez del vínculo y la separación, y todo ese imaginario está presente y forma parte de mi universo de conceptos» dice sobre esto que surgió hacia el 2000. Y añade que en su trabajo previo «representaba carne vacuna. Tenía así como obsesión, pintaba, cosa que ya no hago más, de pintar lo más realista posible la carne» además de desarrollar «todo un trabajo que tenía que ver con el diseño, la indumentaria, y la última obra fue de chinchulines», que pintó sobre varios metros de tela.

«Me cansé de pintar», dice y cuenta que hacia 1996 encontró al costado de un árbol ·un manojo de correas de cuero» que guardó hasta que las llevó al taller se produjo el corte «nunca más volví a pintar y tomé la correa de cuero que es de rezagos del ejército».

«Creo que todo lo que uno le llama la atención tiene que ver con uno, son elecciones que en algún lugar nos resuena», dice.

A partir de allí dibuja las correas que toma «como trazos», dibuja una casita en la que pone en la pared las correas agarradas con clavos y la titula irónicamente «Sweet home».

Es un tiempo en que incorpora otra materialidad, como explica la curadora, y Astorga asiente diciendo que tiene fascinación con los materiales, y fue un tiempo en el que pasó de «representar a presentar el objeto», señala la artista nacida en Mendoza.

«Voy haciendo más hincapié en lo formal, porque todo el universo de materiales que utilizo remiten y tienen una carga y una conceptualización que tiene que ver con el universo de la piel y la violencia, la identidad», por eso, afirma Astorga que sui obra «conceptualmente es para este espacio», aunque confiesa que nunca se había planteado una muestra en la Sala PAyS antes. Y añade, que al momento de trabajar deja de lado los conceptos y se interesa en «lo formal absolutamente».

Otra clave de lectura de su producción, a la que ya no suele ponerle título para dejar libre el sentido, es esto de «lo rechazable, que es incómodo».

Sin título y con una presencia absoluta, la instalación de mantas deshilachadas negras sobre una estructura de metal se derrama sobre esta a ambos lados.

«Hace años que vengo trabajando el deshilados sobre mantas que cubrieron cuerpos», aunque «es la primera vez que trabajo en negro, siempre fueron rojas, de manera que ese cuerpo que cubrió queda marcado», dice sobre «la vestimenta o las mantas como otra piel» donde «queda marcado el registro, y lo rojo era como que le sacaba las heridas a ese cuerpo», explica y refiriéndose al negro podría ser «una sangre un poco más vieja».

Por otro lado esta estructura «es como un eco de los muros del exterior donde están los nombres en el Monumento», dice la curadora.

«Me inspiré en esos muros. Esa entrada y esos muros, esos triángulos lleno de nombres siempre me conmovieron, y esa es la inspiración de esta instalación», resalta Astorga sobre ese reflejo arquitectónico depositado en el interior de la sala.

También expone dos obras recientes realizadas con correas de cuero porque explica que le gusta «ese trazo marrón de piel en realidad» al que pone entre un tejido metálico, Para la artista, «son protecciones sin sentido» porque «la solución pasa por menos desigualdad, buena educación», enumera quien define su mirada como la de una pintora y a la que le «interesan las imágenes, no las técnicas, las sensibilidades».

Sobre la acción de desatar, desanudar, dice: «Son tantas cosas, porque también es una muestra en un momento especial de mi vida», hace una pausa y continúa, «lazos familiares seguro, en este caso, y muy personal», pero «políticamente también se están desatando muchas cosas».

Ambas muestras podrán visitarse en la Sala PAyS del Parque de la Memoria – Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado en Avenida Costanera Norte Rafael Obligado 6745, CABA, de martes a domingos y feriados de 11 a 17, con entrada libre y gratuita.