Más del 65% de las políticas productivas en materia de género que se encuentran en marcha en la actualidad están orientadas hacia las pymes y emprendimientos, algo que -a criterio de funcionarios y especialistas- permite fomentar el desarrollo profesional femenino apuntando a una mejor calidad de vida e independencia económica.
Los principales instrumentos de políticas productivas nacionales pasan por la formación y la capacitación, cursos de asistencia técnica, fondos a través de aportes no reembolsables y créditos especiales.
En la actualidad resulta fundamental la participación de las mujeres en el ámbito productivo no solo por el impacto positivo que esto conlleva en la economía, sino también por los beneficios que supone en términos de autonomía y desarrollo profesional.
Los datos surgen de un estudio sobre iniciativas políticas productivas en Argentina y su impacto económico que demuestra los avances positivos y los desafíos que presenta el sector, realizada en el marco de un programa conjunto de ONU Mujeres, la Organización de las Naciones Unidas (OIT) y el Gabinete de Género de la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo de la Nación.
«Se evidencian claros avances en lo relativo a la proliferación de espacios de género dentro de las carteras productivas abocados a incorporar un enfoque de género en sus iniciativas, así como en la cantidad de políticas concretas que se crean e impulsan a partir de adoptar esta perspectiva a nivel federal», detalló el informe.
Entre los datos más destacados se observan que los principales destinatarios de estas políticas son las pequeñas y medianas empresas (pymes) y los emprendimientos.
Esto da cuenta el claro interés que existe por fomentar la presencia de mujeres emprendedoras y empresarias con herramientas y oportunidades para desarrollar sus propios proyectos y tener sus propios ingresos.
«El hecho de que una considerable proporción de políticas productivas con enfoque de género esté destinada a pymes y emprendimientos está vinculado con el gran peso que este tipo de unidades productivas tiene en la economía nacional y en la generación de puestos de trabajo. En la actualidad, la mayor parte de las organizaciones empresariales de Argentina entran en esta categoría y resulta razonable que las carteras productivas provinciales están focalizando gran parte de sus esfuerzos en materia de género a propiciar que su crecimiento y desarrollo», dijo a Télam la investigadora especializada en género Lucía Elena Cavalo.
Cavalo destacó la importancia de incorporar una perspectiva de género en las acciones públicas ya que «ninguna política es realmente neutra en términos de género», mientras que sostuvo el rol de organismos públicos dedicados a abordar el enfoque de género como el Gabinete de Género de la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo del ministerio de Economía de la Nación.
«El Gabinete de Género ha tenido un rol central en la tarea pionera de promover que las políticas productivas tengan este enfoque y de acompañar a sus equivalentes provinciales para que esta agenda recoge las especificidades locales y tenga verdadera capilaridad territorial ya que la participación y el tipo de inserción de las mujeres es aún muy dispar en todos los tejidos productivos provinciales», precisó Cavalo.
Y agregó que en los emprendimientos no registrados el Estado debe promover la formalización de las unidades productivas a los fines de no legitimar ni continuar engrosando la economía informal en nuestro país, ya que «muchas de las políticas relevadas acompañan a los emprendimientos interesados en ellas en los procedimientos que les permiten formalizar su actividad».
Por regiones, la distribución de los instrumentos y herramientas de las políticas productivas nacionales son encabezadas por las provincias del Noroeste(23,8%), seguida por los distritos de la región Centro (23,8%), Cuyo (18,8%), Patagonia (17,8%) y del Noreste (15,8%).