El derecho a la educación «enfrenta enemigos poderosos», advirtió hoy la pedagoga y exviceministra de Educación Adriana Puiggrós al referirse al «avance del mercado sobre la educación», en el marco de la publicación de su nuevo libro «Por una defensa de la educación pública. Argumentos para discutir con las derechas latinoamericanas».
«Por un lado tenemos el avance del mercado sin límites morales ni éticos sobre el campo educativo, que solo busca réditos. Por otro, el proyecto tradicional de educación pública de todos los sistemas educativos latinoamericanos -que enfrenta un desgaste-, y en tercer lugar es necesario avanzar en la adecuación de los sistemas educativos latinoamericanos a las nuevas tecnologías y las nuevas maneras de pensar de los jóvenes», postuló la profesora emérita de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Puiggrós, también profesora de la Universidad Pedagógica Nacional (Unipe), se refirió a «las consecuencias de la mercantilización de la educación y el tecnocapitalismo», entre ellas su transformación «en una mercancía con muchos vendedores, pero todavía poca legislación al respecto» y sobre el trabajo docente, que «se ve muy afectado por interferencias del mercado que confunden a la sociedad».
«Porque el interés de quienes han transformado la educación en una mercancía no es tener que pagar salarios docentes y mucho menos sostener convenios colectivos de trabajo», precisó.
«Imaginemos una escuela donde esté tercerizada la formación docente y la enseñanza de historia y geografía. Significa versiones de la historia y de nuestra geografía que afectan nuestra soberanía nacional y el derecho a la educación», explicó Puiggrós.
No obstante, aclaró que, con «mercado», no se refiere a las escuelas privadas, que «también están afectadas por la tercerización de gran parte de los servicios».
En el ensayo publicado por la editorial Siglo XXI, la autora llama a reflexionar a educadores y personas adultas para conocer la historia argentina y latinoamericana, y volver a leer autores que proporcionaron ideas fundamentales a la educación moderna, quienes pueden alumbrar cómo seguir: «La educación guarda secretos para producir futuro», enfatizó.
Según Puiggrós, actualmente hay dos grandes proyectos: «El del mercado, que es educación para aquellos que puedan pagarla y de acuerdo con lo que puedan pagar; y el gran proyecto en defensa de la educación pública para el conjunto de los argentinos».
En ese aspecto, explicó que «las grandes empresas -monopólicas- ven en el mundo educativo la posibilidad de hacer enormes negocios y buscan que el Estado sostenga aquellos insumos que implican inversión para abrir ‘supermercados’ de productos educativos».
«A la vez -indicó- necesitan estar contra el papel principal del Estado como el único que tiene posibilidades y representa intereses de educar a toda la sociedad».
«Pero en la medida en que el Estado sea el gran proveedor de Educación perjudica intereses del mercado», dimensionó.
Para la especialista, defender la educación pública es modernizarla, formar a los docentes, garantizar que van a poder cumplir con la educación obligatoria desde los cuatro años hasta el final de la secundaria y que haya instituciones para los niños de 45 días a cuatro años, un programa que «está marcando el peronismo».
«Los educadores creemos que hay futuro y que debe construirse con acuerdos colectivos: tenemos que saber hacia dónde vamos», agregó la también asesora de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera).
Se trata de preguntarnos cómo se forman las nuevas generaciones, subrayó: «Imaginemos a nuestros hijos formados con una mentalidad individualista y no pensando en cuestiones fundamentales de la vida como el futuro, la defensa del medio ambiente, el incluir a los sectores excluidos, sino en cuál es la forma más rápida de ganar dinero para gastarlo en un círculo cerrado con los intereses de las empresas monopólicas».
El ensayo impulsa la necesidad de crear «ciudadanos del mundo», pero que conozcan sus propias regiones; de acceder a la tecnología, pero que sea igualadora; de recuperar saberes que se transmiten entre generaciones, y de revalorizar el vínculo pedagógico entre docentes y alumnos, y que niños y niñas desde el presente se apropien de su historia para imaginar un futuro posible.
«Es indispensable la transformación de la escuela; pero ella, y no el mercado, debe ser la plataforma desde la cual proponer, discutir, impulsar su futuro. Urge afianzar los vínculos entre las experiencias que anidan en el trabajo pedagógico cotidiano de los docentes y los aportes de los pedagogos», subrayó la autora en el libro.
«Una de las cuestiones más terribles del neoliberalismo es el hecho de querer borrar nuestra historia. También se trastoca la historia en función de los fines de la derecha y del neoconservadurismo», agregó en el libro.
Y resaltó: «Necesitamos la alfabetización histórica y social como un elemento vertebral».
Si bien el neoliberalismo en la educación comienza a avanzar en el mundo occidental en la época del expresidente estadounidense Ronald Reagan, la exprimera ministra británica Margaret Thatcher, y, en la Argentina, con el expresidente Carlos Menem, -señaló la pedagoga- «en las últimas décadas, el mercado se colocó como un nuevo actor en el campo educativo, en particular durante el gobierno de Mauricio Macri».
«Esto es algo extraño a lo que yo llamo el ‘gran programa educativo’ en el cual habían coincidido los argentinos durante 200 años», aseveró.
Puiggrós propone recuperar ideas de la pedagogía latinoamericana y rescatar experiencias de la región como «aporte indispensable para un Programa que oriente en los próximos años la educación democrático-nacionalista popular latinoamericana».
En ese sentido, mencionó la experiencia en Warisata, Bolivia, del ‘Manifiesto de los Pioneros de la Escuela Nueva’, escrito por Fernando de Azevedo en Brasil, y la tradición la Escuela Nueva o Activa, corriente de la que John Dewey fue uno de sus principales teóricos, que «ha dejado huellas que todavía tienen fuerza», y fue un significante fuerte en aspectos pedagógicos de Programas de reformas democráticas y nacionalistas y populares.
«Hay una búsqueda de un programa, creo que los docentes encuentran que en realidad en América Latina hay muchas experiencias de una educación popular hechas, no solamente por agrupaciones populares que hacen trabajos muy valiosos sino también por gobiernos: el de Lula es un gran ejemplo de eso y, en el gobierno de los Kirchner, hubo un enorme avance en el sentido de una educación democrática», concluyó.