on renovados espacios y una fuerte apuesta a las artes visuales y ciclos de cine, además de la recuperación de la fachada histórica del emblemático edificio del siglo XVIII, se presentó hoy la programación del Centro Cultural Recoleta, que estrena nueva dirección general y propone para esta nueva etapa recuperar la antigua mística para que vuelva a «ser un espacio vibrante y con el foco puesto en las artes visuales». Ubicado junto al Cementerio de la Recoleta, en la ciudad de Buenos Aires, el Centro Cultural que abrió sus puertas en 1980 fue el escenario de la presentación de la nueva programación del espacio para este año que contó con la presencia de la ministra de Cultura, Gabriela Ricardes y la presentación en sociedad del nuevo director general, Maximiliano Tomas. «No hace falta hablar mucho del Centro Cultural Recoleta, todos los conocen, tiene una historia que nos precede, que siempre supo aunar la vanguardia, el mercado, la consagración, los primeros pasos de muchos artistas, las primeras expresiones de colectivos artísticos que marcaron la escena porteña, y luego argentina e internacional», ponderó la ministra ante los presentes en el Patio de los Tilos. «Ese es el espíritu que nosotros queremos que este espacio tenga a partir de ahora, que no trabaje sólo para un target específico o segmento, sino que puedan encontrarse todos, donde todos tengan algo para descubrir», expresó acerca del espacio que depende del Ministerio de Cultura de la ciudad de Buenos Aires. Un objetivo que busca además gestar una «nueva ciudadanía», la «que se crea con el diferente, conociendo, entendiendo y compartiendo, no solamente con mi tribu sino con el que es diferente a mi. Por eso, nos parecía fundamental dar un énfasis, una actualización a lo que veníamos programando en Recoleta sin necesidad de que eso no exista, pero sí abriendo las puertas a otro tipo de expresiones y públicos», puntualizó. El deseo y propuesta de la nueva gestión es que el Centro cultural vuelva a «ser un espacio vibrante y con el foco puesto en las artes visuales» que pivote de nuevo entre los artistas noveles y los consagrados en las 10 o 12 salas que estarán preparadas tras el reacomodamiento de los espacios de dibujo (para niños e infancias) y espacio de danza y entrenamiento del público joven, que están en marcha. En definitiva, se busca recuperar la mística pérdida, y para ello articulan por separado las distintas disciplinas fortaleciendo una estrategia propia del mercado como es la «desegmentación» de los grupos etarios. Algo que puede traducirse como juntos pero no mezclados, y como para llegar a los patios y lugares de dibujo y danza se pasará por delante de las salas de exposición, esto puede incentivar descubrimientos de otros lenguajes artísticos. Basado en un programa de 10 puntos, pondrán «en funcionamiento una programación sólida, rica, con muchísima tradición y vanguardia al mismo tiempo como fue siempre el Recoleta», sostuvo Tomas. Y agregó: «Queremos que las artes visuales vuelvan a ser el eje alrededor del cual se articulen todas las otras disciplinas que se sucedan en el Recoleta». La apuesta de recuperar las artes visuales para el Centro Cultural Recoleta (CCR) llevó a la gestión a incorporar el equipo curatorial de Javier Villa -que viene de curar la muestra «A 18 minutos del sol», entre otras- y Carla Barbero, ex curadores del Museo Moderno de Buenos Aires, el cual se completa con Verónica Otero. Desde su conocimiento de la escena artística, el objetivo es impulsar otro tipo de muestras a las acostumbradas en los últimos tiempos basadas en la presentación de proyectos artísticos, los cuales no se descartan de plano, pero deberán analizarse en función del programa curatorial general, señalan los flamantes curadores que viene trabajando recién hace dos semanas. Desde el ingreso por la calle Junín 1930 de la Ciudad de Buenos Aires, el pasillo recién pintado de blanco lleva a la primera sala, la histórica, que dará inició también a una nueva nomenclatura, más sencilla de seguir, y desplaza hacia el fondo la de dibujo, dotándolo de mayor luminosidad y amplitud más acorde para las infancias, que tendrá en sus muros pinturas de la artista urbana e ilustradora Bum-Bum. A su vez, esta sala que antes era utilizada como espacio de entrenamiento corporal y danza, por ejemplo, se traslada a dos salas del primer piso. Este reordenamiento del espacio no modifica el destino de los patios con sus sillas y mesas o, el de hip-hop al aire libre, ni el de juegos, tampoco el bar o el lugar de coworking que mantendrá el mobiliario, por ejemplo, ni el de la sala Villa-Villa. La programación contempla además un nuevo ciclo de cine a cargo de Leonardo D’Esposito, con una capacidad de un centenar de localidades que comenzará en marzo, el mes dedicado a la mujer, con películas de pioneras del cine francés, desde el cine mudo a Agnes Varda, un ciclo de cine gratuito de tres funciones semanales los viernes, sábados y domingos. Por otro lado, Pablo Gianera estará a cargo de la programación de música y literatura, que con un nuevo espacio denominado Sala Abierta albergará exhibiciones relacionadas con la literatura, lugar asociado antes a los cómics. Y por último, el musical que estará a cargo de Laura Morgado con conciertos de música clásica, barroca, popular (jazz, tango, contemporánea) en La Capilla. En esa transversalidad del mes de la mujer, el ciclo de música popular «Madres, hijas y hermanas», que tendrán a Hilda Lizarazu tocando junto a su hija, por ejemplo, o bien «los de música clásica con conciertos ejecutados por mujeres», definía. Las artes escénicas estarán presentes en la sala Villa Villa, y «habrá un programa específico de talleres, y sobre todo una programación de visuales con artista argentinos y contemporáneos que vuelvan a invitar a buena parte de la gente que dejo de hacerlo», expresaba el director. El momento inaugural de la gestión será el 19 de marzo cuando se inauguren seis muestras simultáneas: cuatro individuales, una dedicada a las editoriales y la novísima Sala Histórica, además del Centro de documentación del Recoleta a partir de 15 hitos relevantes del centro ubicado en un complejo arquitectónico construido en 1732 para los monjes Recoletos. En sí, esta última sala dará cuenta de la trayectoria de más de cuatro décadas del centro cultural, que se prepara para celebrar los 25 años de recorrido el año próximo, según adelantó el director, al tiempo que reorganizará la narrativa del espacio arquitectónico. En paralelo a los momentos históricos, dispondrán homenajes temporarios destinados a los grandes artistas que alguna vez dejaron su huella en el Recoleta. El ciclo temporario comenzará con dos grandes obras de León Ferrari prestadas por la Fundación Ferrari, para luego presentar a Liliana Maresca entre otros, por ejemplo. Las exposiciones individuales estarán dedicadas a los artistas de mediana carrera Jazmín Berakha y Bruno Gruppalli, y las otras dos a los artistas jóvenes Victoria Liguori y El Pelele, este último con la instalación de sus monstruos. Mientras tanto, durante la transición seguirá en cartel la exposición «Grupo Joven, arte y desacato en los años 50» al tiempo que se inaugurará una colectiva ya programada de Daniel Fisher en la espléndida Sala Cronopios, J y C en reemplazo de la fascinante «Al rojo vivo» de Renata Schusseim, que finaliza este domingo. Y esta última gran sala, la Cronopios junto a J y C, las tres nombradas en homenaje al escritor Julio Cortázar, cerrará la programación expositiva a finales de año la muestra que conmemora los 40 años del fallecimiento del autor de «Rayuela». La programación también delinea una vuelta a los inicios de lo que fuera la institución planificada en los 80, y no destinada sólo a propuestas dirigidas a los jóvenes y nuevas expresiones del arte urbano. Esta postura los lleva a recuperar también los colores originales pensados por los arquitectos que delinearon el concepto arquitectónico: Clorindo Testa, Jacques Bedel y Luis Benedit, tal vez más en armonía con un entorno tan visitado por turistas y vecinos. Se planifican unas 10 o 12 muestras simultáneas cuya extensión de unos cinco meses, novedades mensuales, la propuesta curatorial visual implica «una frescura constante», rescata Villa. A su vez, en el marco de un programa cultural más extenso que impulsa iniciativas como «la búsqueda de nuevos perfiles para el espacio del Centro Cultural Recoleta», entre otras cuestiones, la programación gratuita se suma a una agenda que funcionará «con presupuesto acotado y accesible» tal lo anticipado previamente por la ministra ante el contexto de crisis y «ajuste». En referencia a este punto, el flamante director señalaba: «vamos a estar bien, vamos a crear y producir con el presupuesto del año pasado, a programar con lo que tenemos».