Fuente: EFE
La violencia vicaria es una forma de violencia machista en la cual el agresor utiliza a terceras personas, principalmente a las hijas e hijos, para ejercer control sobre la mujer y causarle el mayor daño posible, una «muerte en vida». Esta violencia puede manifestarse de diversas maneras, desde amenazas veladas hasta actos extremos como el asesinato de los menores.
Además, se manifiesta a través del abuso emocional, la intimidación o el condicionamiento psicológico de los menores para que actúen en contra de la madre. En algunos casos, el agresor puede privar a la mujer de la custodia o incluso provocar daños físicos o la muerte de los hijos.
La violencia vicaria también se puede ejercer en contra de otros seres queridos de la mujer, como sus padres o hermanos, con el objetivo de causarle un gran dolor o impacto psicológico.
La Fiscalía de Sala de Violencia sobre la Mujer de España explica en un monográfico que «no hay manera de causar mayor daño a una madre que asesinando a sus hijos».
«Cuando en una relación de afectividad basada en el desequilibrio y en el ánimo de posesión, el dominador asesina a los hijos de su pareja, bien sean propios o ajenos, sabe que le está haciendo más daño que acabando con su propia vida», dice la Fiscalía.
Esta forma de violencia de género no tenía nombre hasta hace unos años, pero los casos se han ido incrementando poco a poco frente a los ojos de una sociedad y un sistema de justicia que se negaba a asumir que un hombre que agredía a su pareja no podía ser un buen padre.
Esta forma de violencia ha sido facilitada por la ausencia de protección de los menores, ya que en muchos casos se permite que los maltratadores mantengan contacto con ellos o no se les retira la custodia, lo que pone en peligro el bienestar y la seguridad de los niños y niñas.
¿Quién acuñó el término violencia vicaria?
La psicóloga argentina Sonia Vaccaro fue la persona que acuñó el término «violencia vicaria» hace una década. Decidió investigar más sobre los patrones de esta violencia cuando, como parte de su trabajo con víctimas de violencia machista, conoció una serie de casos en los que los padres amenazaban a las madres con un «ya verás lo que te pasa» y aprovechaban el régimen de visitas para hacer daño a los hijos y, en los casos más extremos, los asesinaban.
«Es necesario que no se disocie el delito de violencia de género y violencia vicaria, que si un individuo es violento no va a dejar de serlo por los hijos ni con los hijos. Si es violento, se le ha condenado y se ha visto su peligrosidad tenemos que entender que lo seguirá siendo con cualquier persona, incluidos, lamentablemente, sus hijos», explicaba Vaccaro en una entrevista con Efeminista a propósito de la publicación de su libro Violencia vicaria. Golpear donde más duele.
La psicóloga afirma que los casos de violencia vicaria, especialmente en los que se utiliza a los hijos e hijas, han aumentado en los últimos diez años y eso coincide con el desarrollo de «todo el corpus jurídico de los países occidentales para proteger a la mujer de la violencia de los hombres maltratadores o de la violencia de género».
«A medida que el hombre dejó de tener acceso a la mujer para ejercer poder, control y maltrato sobre ella fue utilizando a los hijos, porque era a quienes sí tenía acceso», explica.
La violencia vicaria también está muy unida con el falso síndrome de alineación parental, una teoría sin reconocimiento científico que sostiene que las madres manipulan a los hijos en contra de los padres en casos de violencia y que se usa en los juicios de familia para quitarles las custodias.
Avances legislativos y recogida de datos
En España la violencia vicaria se integró en la ley contra la violencia de género en 2021 y la norma se volvió a modificar en 2022 para reconocer como víctimas directas a las madres de menores asesinadas en crímenes vicarios, que hasta ese momento no tenían derecho a las ayudas del Estado.
Además, desde el Ministerio del Interior evalúa el riesgo al que están expuestos los menores hijos de mujeres víctimas de violencia de género y en marzo había 1.431 niños y niñas en riesgo de ser directamente agredidos por los padres o las parejas o exparejas de sus madres: 8 en riesgo extremo (con grave riesgo para su vida); 159 alto y 1.264, medio.
En lo que va de 2024, en España han sido asesinados siete menores a manos de sus padres o las parejas o exparejas de sus madres, 60 desde que comenzaron las estadísticas en 2013. En más de la mitad de los casos que forman parte de la estadística, el agresor se suicidó tras perpetrar el crimen. Siete lo intentaron. En la gran mayoría de los casos, el asesino era el padre del menor asesinado.
En países como México, la violencia vicaria también se sanciona, aunque en la mayoría de territorios aún está muy invisibilizada, pese a que la propia relatora especial de la ONU sobre la Violencia Contra la Mujer, Reem Alsalem, ha alertado de que se ha convertido en un «problema global».