El sur de Brasil continúa viviendo horas dramáticas. Mientras sigue la inspección de daños y el seguimiento sobre la cantidad de víctimas que dejaron estas semanas de temporal, el panorama no es bueno.
El fenómeno ya dejó al menos 143 muertos y aproximadamente 125 desaparecidos. El temporal y las inundaciones generaron una crisis que obligó al desplazamiento de 620.000 personas y puso a 2,1 millones de habitantes en jaque por carencias de agua, alimento, energía y servicios básicos.
Con la continuidad de la lluvia, se presume que en las próximas horas el panorama puede oscurecerse aún más por el posible crecimiento de los ríos aledaños.
El punto más afectado es el estado de Río Grande do Sul. Solamente allí hay casi 140 muertos y 806 heridos; en la región vecina de Santa Catarina aun la catástrofe no provocó daños de la misma magnitud, aunque se espera que las cifras se eleven considerablemente cuando a medida que pasen las horas.
Las alarmas dadas por el Centro Nacional de Vigilancia y Alerta de Desastres (Cemaden) siguen encendidas. En Porto Alegre, la capital de Río Grande do Sul y principal sitio golpeado por las inundaciones, temen porque el río Guaíba vuelva a sobrepasar los cinco metros y perjudiquen a la ciudad, cuyo casco histórico permanece bajo el agua.
Al respecto, el Cemaden detalló que, entre domingo y lunes, el Guaíba sumará el agua que se traslada por las cuencas de los ríos Jacuí, Taquari-Antas, Caí, Sinos y Gravataí, que ya están desbordados.
El gobernador de Río Grande do Sul, Eduardo Leite, volvió a pedirle a los ciudadanos desplazados que no vuelvan a sus hogares hasta que la situación se controle.
La crisis también está en la frontera. Los niveles del río Uruguay están en niveles críticos y su crecimiento va al alza, alarmando al municipio de Uruguaiana. Mientras que, en Argentina, los temporales ya afectaron a la ciudad de Concordia, donde se evacuaron a 547 personas.