Esta semana el Instituto Argentino de Promoción de Intercambio (IAPI) fue el escenario elegido para que parte de la jerarquía católia, dirigentes peronistas y del PRO unificaron sus discursos para reclamarle al Gobierno que restituya las obras en los barrios vulnerables, y reiteraron la urgencia de frenar al narcotráfico que “provee a los jóvenes de droga y trabajo”:
El IAPI esta en Bernal Oeste, en el partido de Quilmes, el sur del conurbano bonaerense. Las calles de tierra, casas bajas, y en la esquina de Chaco y 179, un centro comunitario con el nombre del santo de los pobres y la naturaleza, San Francisco Asís. En planta baja la cocina y el comedor, también un patio y anexada la cancha de fútbol techada.
“Él construyó acá”, presentó a este medio el obispo auxiliar de Quilmes, Eduardo Redondo, a un hombre mayor, bajito, de bigotes blancos, quien aclaró: “Lo construimos con otros once. Todos vecinos de la zona”, mientras subía las escaleras de alambre de hierro, pintadas de color amarillo.
Al mediodía del miércoles pasado llegaron a este punto del conurbano, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y gobernador eclesial en la diócesis de San Isidro, Óscar Ojea, el titular de Cáritas y obispo de Quilmes, Carlos Tissera, y el obispo villero y segundo de la arquidiócesis de Buenos Aires, Gustavo Carrara.
También, convocados por los religiosos, llegaron el empresario y ex funcionario del gobierno de Mauricio Macri, Mario Quintana, y el director ejecutivo de TECHOy ex titular del Instituto de la Vivienda de CABA, en la gestión de Horacio Rodriguez Larreta, Juan Maquieyra.
Por el peronismo estaba la última secretaria de Integración Socio Urbana (SISU), Fernanda Miño, vecina de villa La Cava, partido de San Isidro, catequista y responsable de una millonada de dinero, el fideicomiso para las obras en las villas alcanzó casi 500 mil millones de pesos.
“No se puede cortar por los más pobres. Estos es un pecado para la iglesia”, las palabras fueron de monseñor Carrara, quien estuvo acompañado por varios curas de las villas, como Lorenzo “Toto” Vedia de la Villa 21/24 de Barracas, Nicolás “Tano” Angelotti de Ciudad Evita La Matanza, o Gastón “Tonga” Colombres de Ciudad Oculta en Lugano.
En la conferencia el presidente de los obispos Ojea se ubicó en el centro de la mesa. “Quintana y Carolina Stanley (ausente en la jornada) se sentaron en un verdadero ejemplo de dialogo y consenso, con nosotros en el medio (por la iglesia), y los movimientos populares del otro lado” porque “no tener domicilio te quita dignidad” y para su defensa del FISU (Fondo de Integración Socio Urbana) sostuvo que “se logró mucho” resaltando que “es imperioso el Estado en los barrios. Si no, aparecen los narcos”.
Quintana, por su parte, defendió la mirada económica del presidente Javier Milei pero advirtió que “no es cortando a los pobres”.
Por su parte, Miño sostuvo que “el pobre ve que el Estado y los políticos se sirven de la necesidad. Pero esto fue distinto desde su origen con la presencia de la Iglesia acompañando, logrando apoyo de todos los sectores y por eso tomo las palabras del arzobispo de Buenos Aires (Jorge Ignacio García Cuerva) quien pidió respetar esta política pública llevada adelante por dos gobiernos distintos”.
En tanto que Maqueiyra habló de la libertad: “No existe libertad sin un techo” y su relato fueron principios dados por el Papa Francisco para construir políticas como fue el Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP), con dos censos, y el fideicomiso que motorizó obras para la integración socio-urbana de las villas o barrios, como es el primer piso del Centro de Cáritas donde se realizó la conferencia.
Más narcos, menos obras
El narcotráfico en las villas y barrios populares, como su presencia en el Estado, fue otro eje central de los obispos Ojea y Carrara como de los ex funcionarios Quintana y Miño.
El dos veces presidente de los obispos Ojea (su mandato vence en noviembre) volvió a repetir que el narcotráfico es un “Estado dentro del Estado, que avanza de manera impresionante y que está proveyendo a los jóvenes de trabajo y droga. La finalidad es el comercio. Debemos terminar con este cáncer. Que no se repita en nuestra patria lo que ocurre en otros países latinoamericanos”.
Mientras que la ex funcionaria y referente de Patria Grande el partido que lidera el abogado y docente, Juan Grabois, reconoció que “los narcos hoy ofrecen trabajo en la construcción, de limpieza, hasta financiando ollas populares. Esto van logrando cuando el Estado se retira. Mientras que nos demonizan porque de esa manera allanan el espacio a los narcos, a la trata”.
El obispo que vive en un centro barrial y capilla del Bajo Flores dirigió un mensaje a la ministra de seguridad nacional, Patricia Bullrich, sin mencionarla directamente. “En El Salvador (de Bukele) se construyen cárceles para las pandillas. Más que eso debemos hacer prevención. Esto se hace integrando a los barrios populares”, cerró Carrara.
En primera fila, estaba sentada la ex ministra de Desarrollo Humano porteña, María Migliore, al lado de la muy reivindicada, ex funcionaria en la secretaria para la Integración Socio-Urbana (SISU), Fernanda García Monticell, y de Nicolás Caropresi dirigente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE).
También en el panel estuvo el primer secretario de la SISU, un economista de Ezpeleta formado en el extranjero, Sebastián Welisiejko, y la coordinadora del centro comunitario, Romina Segovia.
A modo de anfitrión estuvo el presidente de Cáritas Nacional y obispo de Quilmes, Carlos “Cacho” Tissera, lo acompañaron en primera fila el obispo emérito y salesiano, Juan Carlos Romanin, y la hermana de nacionalidad coreana de Villa Itatí, Cecilia Lee. Además, se acercó y acompañó el posterior almuerzo, el obispo de Avellaneda-Lanús, Marcelo “Maxi” Margni.