Los videos virales de niñas que muestran su rutina de «skin care» en Instagram, TikTok y YouTube despiertan alertas entre los profesionales de la salud bonaerenses, quienes advierten sobre los problemas que puede ocasionar el abuso de productos faciales en pieles jóvenes, tanto a nivel dermatológico como psicológico.
En un fenómeno creciente, niñas de entre 5 y 12 años se ven inmersas en una obsesión por el cuidado de la piel, imitando a influencers que promueven en redes sociales el uso de cremas, geles, antiarrugas, mascarillas, sérums y maquillajes que, en las delicadas pieles infantiles, pueden producir reacciones alérgicas, irritaciones, dermatitis y hasta quemaduras.
Esos contenidos se popularizaron en los últimos años a partir del fenómeno «Get Ready With Me», donde los creadores muestran el proceso de su rutina diaria de preparación antes de salir al colegio o a un cumpleaños, que incluye técnicas y consejos sobre maquillaje y cuidado de la piel.
Así, niñas que aún no alcanzaron la pubertad explican en redes cómo tapar ojeras, qué ácido usar para eliminar imperfecciones o de qué modo aplicar el rubor y el labial de moda.
El impacto de estas prácticas no queda solo en el ámbito virtual: las niñas trasladan estos hábitos a su vida cotidiana, utilizando productos no adecuados para su edad. Además, estos cosméticos no siempre son adquiridos en lugares especializados como farmacias o perfumerías, sino también en tiendas informales y regalerías, lo que incrementa los riesgos.
«Las nenas empiezan con el skincare desde los 10 años porque siguen a determinadas cuentas de TikTok que dan recomendaciones no chequeadas por profesionales de la salud, pediatras o dermatólogos. Después, llegan al consultorio con irritación, eccemas y hasta quemaduras», describió.
«Usan mascarillas, tapaojeras y exfoliantes -que no son para la edad-, así como antiages y ácidos, que recién pueden comenzar a utilizarse después de los 25 años», describió y explicó que todo ello puede provocarles «dermatitis, alergias, irritación, acné precoz o manchas».
Sostuvo luego que «el exceso de productos químicos o usar cosméticos y maquillaje a una edad en la que ni siquiera están desarrolladas, tampoco hace bien» y apuntó que «si quieren usar un poquito de color, recomendamos protector solar con color, que no daña; pero el maquillaje en exceso genera acné y alteraciones de tipo irritación o eccemas».
En ese marco, Rolotti graficó que las máscaras de pestañas «pueden contener metales, que pueden generar dermatitis», indicó que «los productos que se están promocionando para pieles acneicas tienen ácido salicílico que, mal colocado o usado reiteradamente, genera levantamiento de la piel o quemaduras» y dijo que «también emplean máscaras sin testeos que contienen ácidos derivados de la fruta y que pueden generar acné».
La profesional subrayó que «las reacciones alérgicas pueden ser acumulativas por contacto: algo que no te genera alergia ahora, sí puede hacer una dermatitis el día de mañana. Hay que prevenirlo».
Y cuestionó: «El 95% de las recomendaciones las hacen instagramers o influencers, que tienen sponsors de las marcas y no son médicas. Lo hacen sin criterio, es algo comercial. Cobran por hacerlo y, después, ni siquiera usan esos productos porque son de mala calidad».
La médica pediatra María Sol Cabezas Hurtado, quien atiende tanto en Lomas de Zamora como en el Hospital Pirovano de la Ciudad, remarcó que «las líneas de skincare son principios activos, algo que se tiene que tomar como medicación porque son químicos que pueden ser nocivos en las pieles, generando dermatitis, quemaduras o lesiones físicas. No es broma».
Recomendó la consulta con un dermatólogo «para ver lo que se ajusta a uno», planteó que «nadie toma un antibiótico sin consulta médica» e indicó que «no se indica lo mismo para una mujer de 40 años que tiene arrugas, que a una niña de 15 que se cuida el acné».
Las expertas sanitarias coincidieron en que esta nueva tendencia tiene otros efectos, además de los físicos: el riesgo de acortar la infancia en niñas que hacen cosas de adultas, la afectación en la autoestima o la falta de aceptación, y la creación de necesidades y dependencias de productos que no necesitan.
Es que las niñas y jóvenes se encuentran permanentemente expuestos a una catarata de imágenes idealizadas o utópicas, que en muchos casos contienen filtros y retoques, lo que genera expectativas irreales y una búsqueda implacable de la perfección estética, que luego les producirá frustración y angustia.
«Debemos remarcar que la piel de una nena no necesita prácticamente nada. Es piel finita, menos curtida. Los adolescentes van a tener acné, pero hay que tratarlo bien y no con mascarillas o productos abrasivos», aclaró Rolotti.
En ese sentido, propuso «fomentar esa belleza natural para que las redes no nos lleven a tener que estar con color a los 11 años» y añadió que «se adultiza la infancia, se adelantan tiempos, se genera miedo a envejecer y se instala la creencia de que se debe tener la piel perfecta, lo que afecta la autoestima».
Señaló que tiene pacientes de 20 años, que comenzaron a los 11 con skincare «y ahora quieren botox» y lamentó el adelantamiento de los procesos.
Cabezas Hurtado coincidió al exponer que «las redes están hechas para mellar en la inseguridad y en el patrón de consumo, por eso el algoritmo ofrece cada vez más» y subrayó la importancia de fomentar la autoaceptación, la valoración de las cualidades internas y la diversidad en la belleza para contrarrestar los efectos negativos de la cosmeticorexia.
Analizó la pediatra que «lo que hay que decirles a las niñas es que los adultos pueden consumir estos productos, pero ellas no porque su cuerpo no los necesita. ‘Esto lo usa mamá, esto es para pieles de gente más grande. Cuando necesites algo, lo consultas con gente preparada'».
Evaluó que «los influencers hablan de esto de forma banal: no es normal tener rinoplastias o mamoplastias a tan temprana edad y todo eso influye. Por eso, debe haber un mensaje de aceptación, de amor propio, de vida sana, de ejercicios y alimentación variada. Sino, les estamos cortamos la posibilidad de ser niñas».
Ante esta situación, las profesionales recomendaron a madres y padres desalentar el uso masivo de productos cosméticos en edades tempranas y optar por rutinas sencillas: lavarse la cara dos veces al día con jabones suaves y cremosos, humectar la piel con cremas sin ácidos y aplicar protector solar de factor 30 durante todo el año, son algunas de las medidas más adecuadas para proteger la piel infantil.
«La mejor recomendación es fomentar la autoaceptación y el cuidado sano del cuerpo, sin depender de productos cosméticos», concluyó Cabezas Hurtado, subrayando la importancia de un diálogo amoroso y cercano con las niñas para que entiendan que «son hermosas tal como son, sin necesidad de maquillaje».