El sol se oculta, el cielo se tiñe de oscuridad y, en poco tiempo, comienzan a brillar las primeras estrellas de la noche. Estas estrellas nos relatan eventos de hace millones de años. En ellas se encuentran los secretos del cosmos y quizás, también, el futuro de la humanidad. Para apreciarlas en todo su esplendor, es necesario viajar a los mejores destinos de astroturismo del planeta.

Emprendemos un recorrido hacia aquellos lugares donde la contaminación lumínica es casi inexistente, y la claridad del cielo nos ofrece espectáculos nocturnos inolvidables. Son sitios donde no solo está permitido soñar, sino que es una verdadera obligación. Espacios en los que tal vez encontremos la inspiración para un cambio de vida, tomar decisiones cruciales, o simplemente, maravillarnos ante la inmensidad del universo hasta sentir que la piel se nos eriza.

Desierto de Atacama, Chile
Los desiertos, vastos y desolados territorios, suelen carecer casi por completo de contaminación lumínica. En el caso del desierto de Atacama, ubicado en el norte de Chile, encontramos uno de los cielos más limpios para la observación astronómica. Con una altitud de 5.000 metros y muy pocas nubes, este lugar es perfecto para disfrutar del firmamento.

Aquí se han instalado observatorios de primer nivel. En 2016, se inauguró el observatorio ALMA, el proyecto astronómico más ambicioso del mundo, dedicado al estudio de la formación de estrellas y planetas. Los científicos más destacados utilizan avanzados equipos para rastrear los misterios del cosmos.

Los aficionados también pueden admirar las constelaciones más célebres del hemisferio sur, como la Nebulosa de la Tarántula, la Cruz del Sur o la Gran Nube de Magallanes, una galaxia vecina de la Vía Láctea.

Mauna Kea, Hawái, Estados Unidos
El Mauna Kea, un volcán inactivo que se eleva a 4.207 metros, es el punto más alto de Hawái. Situado en la Isla Grande, es un lugar excepcional para la observación astronómica. Puedes ascender hasta su cima en un vehículo 4×4 o sumarte a una excursión guiada. Se recomienda detenerse en el centro de información Onizuka para aclimatarse a la altura.

Este centro organiza actividades gratuitas para observar las estrellas, donde los astrónomos locales disponen telescopios para los visitantes. Desde lo alto, se pueden observar maravillas celestiales del hemisferio norte como la Vía Láctea, Júpiter y las constelaciones de Orión y la Osa Mayor. Gracias a la ubicación del Mauna Kea cerca del ecuador, es posible divisar también gran parte del cielo del hemisferio sur.

Islas Canarias, España
España alberga uno de los destinos de astroturismo más prestigiosos: las Islas Canarias. Su clima y cielos despejados ofrecen excelentes condiciones para contemplar el espacio.

El Observatorio del Roque de los Muchachos en La Palma es uno de los más importantes de Europa y brinda vistas espectaculares del cosmos con su Gran Telescopio Canarias. En Tenerife, el Observatorio del Teide también ofrece condiciones óptimas para observar las estrellas gracias a su altitud y la pureza atmosférica. Además, en Gran Canaria, el Centro de Visitantes del Roque Nublo organiza actividades educativas y de observación.

Mar de Aral, Uzbekistán
En Uzbekistán, el astroturismo ha ido cobrando fuerza en los últimos años, y sus cielos oscuros, prácticamente libres de contaminación lumínica, son ideales para observar estrellas.

Al pasar por Samarcanda, podrás visitar el observatorio construido por el astrónomo medieval Ulugh Beg en el siglo XV. Después, dirígete hacia el Mar de Aral, donde el ecoturismo está ayudando a combatir la desecación del lago, uno de los mayores desastres ambientales del siglo XX. Las expediciones de astroturismo incluyen estadías en yurtas bajo un cielo repleto de estrellas.

Reserva Natural de NamibRand, Namibia
Esta reserva, la primera en África en obtener el título de «Reserva de Cielo Oscuro», cubre más de 200.000 hectáreas en el desierto del Namib. A más de 100 kilómetros de la población más cercana, es uno de los lugares más oscuros y accesibles del planeta, según la Asociación Internacional de Cielo Oscuro.

El centro de educación ambiental del Namib organiza programas para aquellos interesados en aprender sobre astronomía mientras acampan en este desierto único.

Isla Sur y Rakiura, Nueva Zelanda
La Isla Sur de Nueva Zelanda es otro paraíso para los observadores del cielo. Con paisajes montañosos y poca contaminación lumínica, alberga el Parque Internacional de Cielo Oscuro Aoraki Mackenzie, uno de los más grandes del mundo. Aquí se pueden contemplar las estrellas en el Mount John y conocer las creencias maoríes sobre el cosmos.

Rakiura, conocida también como la Isla Stewart, al sur, es un santuario de cielo oscuro donde se puede observar la Aurora Austral.

La Fortuna, Costa Rica
Aunque la jungla tropical no suele ser un buen lugar para la observación astronómica, en Costa Rica, su posición cercana al ecuador permite ver estrellas de ambos hemisferios. Es uno de los pocos lugares donde las Nubes de Magallanes, galaxias enanas que orbitan la Vía Láctea, son visibles. La mejor época para observar estas maravillas es durante la estación seca, de diciembre a abril.

Península de Kerry, Irlanda
En la península de Iveragh, Irlanda, los cielos no contaminados permiten ver cúmulos estelares, nebulosas y la galaxia de Andrómeda. Esta región, reconocida como Reserva de Cielo Oscuro, muestra que sus habitantes han estado mirando las estrellas desde tiempos prehistóricos.

Utah, Estados Unidos
Utah tiene más lugares con el estatus de «Cielo Oscuro» que cualquier otro destino, con 24 en total. Los desiertos de gran altitud y el clima árido ofrecen una visión clara del cosmos. El Parque Nacional Zion y Arches son los más populares, pero los menos frecuentados Canyonlands y Bryce Canyon organizan eventos regulares de observación estelar.

Pic du Midi, Francia
El Pic du Midi, en los Pirineos franceses, es considerado uno de los mejores puntos para la observación estelar en Europa. Desde aquí, la NASA tomó fotos de la Luna para las misiones Apolo. Además, podemos alojarnos en su observatorio y disfrutar de una noche bajo uno de los cielos más oscuros del continente.