El Fondo Monetario Internacional (FMI) resolvió hoy reducir en un 30% el pago de cargos y sobrecargos que cobra a los países con alto nivel de endeudamiento, entre ellos la Argentina, lo que significará un ahorro de unos US$ 3.200 millones a partir del 1 de noviembre próximo, según informó esta tarde el secretario de Finanzas, Pablo Quirno.
En la red social X, el funcionario detalló que esto se logró «luego de un exhaustivo trabajo del Ministerio de Economía, a través de la Secretaría de Finanzas y nuestro equipo ejecutivo en el FMI, realizado desde el comienzo del mandato del presidente Javier Milei, que incluyó instalar el tema de la revisión de cargos y sobrecargos en el G20 y el IMFC (Comité Internacional y Monetario del FMI)».
Agregó que «luego de reuniones con Ministros de Economía del G7 y países afectados por esta política, logramos que el tema sea tratado hoy por el Directorio del FMI, donde se aprobó».
Quirno detalló que esta decisión del Fondo permitirá «reducir el margen de la tasa básica de 100 puntos básicos a 60, reducir la tasa de sobrecargos basados en el tiempo de 100 puntos básicos a 75 y aumentar el umbral del nivel a partir del cual se cobran sobrecargos de 187,50% de la cuota a 300%».
«Este cambio de política, que será efectivo desde el 1 de noviembre próximo, significa un ahorro para Argentina de aproximadamente 3.200 millones de dólares, una reducción del 29,1% del pago de cargos y sobrecargos para la totalidad del préstamo actual», explicó el secretario de Finanzas.
Agregó que «el ahorro se sentirá especialmente durante los próximos 3 años fiscales donde la reducción será de aproximadamente 1.100 millones de dólares».
La Argentina viene reclamando al FMI que revea su política de sobrecargos desde 2020, pero el actual Gobierno reforzó el pedido durante la última reunión del G-20 y el Comité Internacional y Monetario del FMI (IMFC).
Esta política consiste en cobrar una tasa de intereses adicional a la que pesa sobre los préstamos que exceden la cuota de cada país, que pueden significar para naciones de ingresos medios un encarecimiento equivalente a casi el doble de los intereses que se deben pagar por la deuda contraída con el organismo.
La estructura de sobrecargos consiste en un cargo adicional de 200 puntos básicos sobre el saldo de la deuda pendiente de pago, cuando ésta supera el 187,5% de la cuota; y sube a 300 puntos básicos si los compromisos se mantienen por encima del 187,5% de la cuota después de 36 meses.
El directorio ejecutivo del FMI se reunió esta mañana en Washington para hacer una Revisión de Cargos y la Política de Recargos y luego expresó en un comunicado que “en un entorno mundial desafiante y en un momento de altas tasas de interés nuestros miembros han llegado a un consenso sobre un paquete integral que reduce sustancialmente el costo de los préstamos”.
La directora ejecutiva del organismo, Kristalina Georgieva, anunció que las medidas aprobadas “reducirán los costos de endeudamiento del FMI para los miembros en un 36%, o alrededor de 1.200 millones de dólares anuales» y que «el número previsto de países sujetos a recargos en el ejercicio fiscal 2026 se reducirá de 20 a 13».
Agregó que «el paquete aprobado entrará en vigor el 1 de noviembre de 2024”.
Además de las gestiones de cada gobierno, en vísperas del anuncio, más de 150 economistas de nivel internacional y nacional presentaron una carta abierta solicitando al directorio del organismo una reforma “significativa” para que “remedien las fallas inherentes a su política de recargos”.
“Las investigaciones muestran que los recargos del FMI son procíclicos y regresivos, ya que exigen tasas de interés y comisiones más altas a los países durante las crisis financieras cuando deberían estar invirtiendo en su propia recuperación”, detalla el escrito, que entre los firmantes tiene sl premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz.
Además, advierte que “hay 675 millones de personas que viven en países de ingresos bajos cuyos contribuyentes pagarán al FMI aproximadamente 2.000 millones de dólares en recargos cada año durante los próximos cinco años”.
“Cada uno de esos dólares es un dólar que no se gasta en salud, educación y la transición a la energía limpia”, asevera.
Por último, advierte que “no pueden esperar que percibamos al Fondo como el administrador de la estabilidad financiera global para la que fue creado” y que, de no modificarse las políticas de sobrecargos, la confianza en el organismo “disminuirá”.
Durante la Reunión de Cancilleres del G-20 en Brasil llevada a cabo en febrero, la ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, también había reclamado por la revisión de la política de sobrecargos del organismo y enfatizó que «una forma expeditiva y costo-efectiva de llevar alivio financiero inmediato a los países de ingresos medios» es su revisión.
Ello, «les permitiría agilizar la solución de problemas en balance de pagos, volver a una senda de crecimiento sostenido y recuperar el acceso a los mercados», dijo.
«Si queremos ayudar a los países en desarrollo a centrarse en programas de transformación a largo plazo, la asequibilidad, la previsibilidad y la sostenibilidad del financiamiento son necesarias para todos», alertó la funcionaria.
Por su parte, el Papa Francisco también solicitó en varias ocasiones al FMI y al Grupo Banco Mundial (GBM) una «reducción significativa de la deuda» a países pobres, en lo que consideró «un gesto profundamente humano».
«Un espíritu de solidaridad mundial también exige al menos una reducción significativa de la carga de la deuda de las naciones más pobres, agravada por la pandemia», planteó el pontífice en un mensaje enviado en abril de 2021 para las denominadas reuniones de primavera de los organismos que se desarrollan de forma virtual.