Francisco, el primer papa argentino y latinoamericano, falleció este lunes a los 88 años en la residencia Santa Marta del Vaticano, según confirmó la Santa Sede en un comunicado difundido a través de su canal oficial en Telegram.
El deceso se produjo apenas un día después de que el pontífice hiciera una aparición pública desde el balcón de la basílica de San Pedro, durante la celebración de Pascua, en lo que se convirtió en su último mensaje al mundo.
“Queridísimos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco”, declaró el cardenal Kevin Farrell, quien leyó el comunicado oficial del Vaticano.
“Esta mañana, a las 7:35 (05:35 GMT), el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de Su Iglesia”.
Los últimos días del Papa estuvieron marcados por un progresivo deterioro de su salud, que incluyó dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda en horas recientes, según informó oficialmente el Vaticano.
El Vaticano detalló que esos episodios fueron provocados por una importante acumulación de mucosidad endobronquial.
El cuadro se agravó desde su internación el pasado 14 de febrero, cuando fue hospitalizado con una neumonía bilateral que derivó en crisis respiratorias, insuficiencia renal y una infección polimicrobiana. Durante ese tiempo, recibió transfusiones de sangre por anemia y asistencia respiratoria con oxígeno.
Durante más de doce años de pontificado, impulsó una profunda transformación en la Iglesia católica, centrada en la descentralización del poder, la austeridad y el compromiso con los más pobres.
Jorge Mario Bergoglio fue elegido el 13 de marzo de 2013 como el primer pontífice jesuita y no europeo, tras convencer al Colegio Cardenalicio con un discurso que proponía una Iglesia más abierta y menos concentrada en la Curia romana.
Desde su primer saludo con un simple «buenas tardes», marcó un estilo cercano, sencillo y comprometido con los sectores más postergados.
Su elección del nombre Francisco, inspirado por el pedido de “acordarse de los pobres”, fue una señal del rumbo que tomaría su papado.
Durante su gestión, reformó la administración vaticana con la Constitución Praedicate Evangelium, creó nuevos dicasterios como el de Evangelización y Economía, y promovió una mayor transparencia en el manejo de fondos, lo que generó resistencias internas.
Afrontó de manera frontal la crisis de abusos sexuales en la Iglesia, promoviendo normas para que las diócesis actúen ante las denuncias y escuchando a las víctimas, aunque admitió que aún resta mucho por hacer.
Sus viajes apostólicos lo llevaron a las periferias del mundo, desde Lampedusa hasta Irak, poniendo el foco en migrantes, minorías y poblaciones en conflicto.
Incorporó un lenguaje inclusivo al magisterio católico y abrió debates impensados años atrás, como el de la acogida a personas homosexuales y divorciados vueltos a casar.
Enfrentó críticas de sectores conservadores que cuestionaron sus decisiones, incluso con cartas y memorandos internos que marcaron divisiones en el seno del Vaticano.
Aún así, dejó un legado en sus encíclicas, en especial Laudato si, en la que abogó por una ecología integral y la fraternidad universal.
Nacido en Buenos Aires en 1936, proveniente de una familia de origen italiano, fue ordenado sacerdote en 1969. Rechazó los lujos del cargo y vivió en la residencia Santa Marta, como había hecho en Buenos Aires, donde habitaba un sencillo departamento.
Francisco fue el papa que desafió al poder eclesiástico tradicional para poner el foco en los últimos, y que, pese a las tensiones internas, imprimió una huella reformista que solo el tiempo dirá si será irreversible.
