Mientras la interna oficialista y las tensiones con la oposición siguen demorando definiciones clave del calendario electoral, Axel Kicillof movió una nueva ficha: busca avanzar en un proyecto de endeudamiento para garantizar la estabilidad financiera de la Provincia y de los municipios hasta fin de año, en medio de la caída de la recaudación.
El gobernador abrió una negociación con el kirchnerismo —en la que también tiene peso el massismo— para consensuar una autorización legislativa que permita al Tesoro bonaerense tomar deuda por el equivalente en pesos a 1.200 millones de dólares. La iniciativa había quedado frenada tras el rechazo al Presupuesto 2025, trabado por las peleas internas entre el kicillofismo, el cristinismo y la oposición. Ahora, el mandatario enviará un proyecto específico a la Legislatura.
Hasta ahora, la falta de presupuesto aprobado no había sido un problema grave. La administración provincial había logrado un “rulo” financiero: con topes de Ingresos Brutos de 2024 pero facturación actualizada a 2025, obtuvo entre 400.000 y 500.000 millones de pesos extra, que pudo usar sin restricciones. Sin embargo, el escenario se está complicando: la baja en la recaudación, el pago del medio aguinaldo y las paritarias atadas a la inflación encendieron las alarmas en La Plata.
El tema fue parte de la agenda de la reunión que Kicillof mantuvo días atrás con intendentes cristinistas como Gustavo Menéndez, Mayra Mendoza, Leonardo Nardini y Federico Otermín. Aunque el encuentro se presentó como un gesto de distensión, predominó la discusión por los fondos: los jefes comunales reclamaron más recursos, especialmente para municipios como Quilmes. El gobernador recordó que ya otorgó varios “plus” presupuestarios —el último para reforzar Seguridad— y remarcó que sin endeudamiento la situación será insostenible.
Así, las necesidades financieras cruzan la discusión electoral. Kicillof y el presidente de Diputados, el massista Alexis Guerrera, acordaron intentar destrabar el proyecto de deuda antes de que escale el debate sobre el calendario de votaciones.
El reloj electoral y la estrategia de Kicillof
El oficialismo buscará aprobar este lunes en Diputados la suspensión de las PASO. Pero la verdadera disputa hoy gira en torno a los plazos electorales: cuándo cerrar listas, oficializar candidaturas y confeccionar boletas. Kicillof quiere extender los tiempos para facilitar la organización luego de adelantar los comicios provinciales al 7 de septiembre mediante un decreto. Sin embargo, no logra todavía el aval del kirchnerismo ni de la oposición.
La cuestión es sensible: el kirchnerismo aprovecha para señalar que el adelantamiento electoral complicó la logística, mientras que sectores como la UCR prefieren plazos más breves para acotar las negociaciones. Si no se modifica la ley, el cierre de listas bonaerense será el 8 de agosto y el nacional el 17, un esquema que le permitiría a Cristina Kirchner coordinar candidaturas en una sola negociación, lo que le resulta funcional políticamente.
La Junta Electoral también intervino en el conflicto. El organismo, a cargo de la realización de los comicios, reclamó tres veces a la Legislatura que se amplíen los plazos, advirtiendo que sin cambios será muy difícil organizar la elección. Aunque propone tiempos más cortos que los que pretende Kicillof, igualmente pide una prórroga respecto al esquema vigente.
El viernes, la presidenta de la Junta, Hilda Kogan, convocó a diputados y senadores a discutir el tema. Pero el temor a que impulsara un texto que favorezca a Kicillof llevó a la UCR, el PRO y sectores del kirchnerismo referenciados en el Instituto Patria a boicotear la reunión.
Con este panorama, es poco probable que la discusión sobre los plazos electorales se resuelva en las próximas semanas. Pero el tiempo apremia. Tanto intendentes kirchneristas como opositores, que necesitan fondos para cerrar el año, presionan para que se habilite el endeudamiento. Kicillof, mientras tanto, ató las dos discusiones: no habrá acuerdo sobre una sin destrabar la otra.