El salario de las mujeres medido por hora es 3% superior al de los varones, aunque la remuneración total termina siendo 21% inferior porque trabajan menos tiempo que los hombres, según un informe difundido hoy por del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa).
El reporte se basa en el estudio «Las mujeres en el mundo del trabajo» de la cartera laboral nacional, que detalla que los varones tienen un salario promedio de $17.000 mensuales mientras que, en el caso de las mujeres, es $13.500, equivalente a 21% menos.
Los varones trabajan 42 horas semanales en promedio mientras que las mujeres lo hacen 32 horas semanales.
El dato implica que en, términos de salario horario, los varones obtienen $101 por hora mientras que las mujeres perciben $104 por hora: 3% más.
El relevamiento muestra que los varones obtienen mayores pagas totales que las mujeres porque tienen una mayor dedicación al trabajo remunerado, aunque, cuando se mide en términos de horas, las mujeres tienen un salario horario mayor.
En el mercado informal, en el que las relaciones laborales no están reguladas, también se observó el mismo fenómeno: las mujeres tienen mayor salario horario que los varones pero como trabajan menos horas, la remuneración total termina siendo inferior.
El estudio también señala que 90% de las mujeres realiza tareas domésticas no remuneradas, a lo que dedican más de 6 horas diarias; mientras que entre los varones un 60% realiza tareas domésticas no remuneradas y lo hacen por un lapso de 3 horas diarias.
«La desproporción en la asignación de tareas domésticas incide en las posibilidades de dedicarse al trabajo remunerado: el hecho de que en la mayoría de los hogares se tome como natural que las mujeres sean las responsables principales de las tareas domésticas condiciona su inserción laboral», consideró el informe.
Esa situación se refleja en una menor proporción de mujeres con trabajo remunerado: entre los mayores de 15 años, el 72% de los varones trabaja y sólo 48% de las mujeres lo hace, con una dedicación horaria sustancialmente menor.
«Estas evidencias sugieren que la discriminación no se origina en el mercado de trabajo sino en la organización familiar; asignar la mayor parte de las responsabilidades domésticas y el cuidado de los hijos a las mujeres condiciona sus posibilidades de inserción y progreso laboral», concluyó el informe.