El presidente Alberto Fernández iniciará el último viaje oficial de su mandato con una visita a la República Popular China, donde mantendrá una reunión con la exjefa de Estado de Brasil y titular del Banco de los Brics, Dilma Rousseff, en Shanghái, y luego se trasladará a Beijing, donde participará del III Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, por invitación del jefe de Estado de la nación asiática, Xi Jinping.
El Presidente llegará el sábado 14 de octubre a Shanghái, donde se reunirá con Rousseff y cumplirá otras actividades, y el 17 tiene previsto trasladarse a la capital de China para participar de la cumbre de mandatarios que se extenderá hasta el día siguiente, según confirmaron fuentes oficiales.
El Foro tendrá el lema «Cooperación de la Franja y la Ruta de Alta Calidad: Juntos por el desarrollo y la Prosperidad Comunes».
En ese contexto se celebrarán deliberaciones sobre cuestiones como «Conectividad en una economía Global Abierta»; «Ruta de la Seda Verde por la armonía con la naturaleza» y «Economía Digital como una nueva fuente de crecimiento».
Se estima que la Cumbre cuente con la presencia de diferentes jefes de Estado y autoridades de más de 110 países.
Desde 2022, la Argentina es parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta impulsada por China, un compromiso al cual el país adhirió tras una visita que Fernández realizó a la nación asiática en febrero de ese año.
Como parte de esos acuerdos, y con el propósito de implementar su participación dentro de esta plataforma de cooperación, Argentina y China acordaron en junio de 2023 un Plan de Cooperación que «permitirá el financiamiento chino de nuevas obras de infraestructura» en el país sudamericano», según indicaron voceros oficiales.
La Franja y la Ruta es un proyecto económico de China que invoca la antigua Ruta de la Seda y que busca potenciar los vínculos con el resto del mundo.
Para ello se impulsa la creación de dos grandes vías comerciales; una marítima y otra terrestre, que unirán al país asiático con Europa, África y América Latina.
Con este megaproyecto, emblema del Gobierno de Xi, China busca traer a la actualidad la legendaria ruta comercial por la que fluyó el comercio entre el gigante asiático y Europa a través de Asia Central durante las dinastías Han (206 a. C. hasta el 220 d. C) y Tang (618 hasta 907).
Para los historiadores chinos, esos fueron los tiempos más gloriosos de la época imperial, y el proyecto, traído a la actualidad, reafirmará la vocación de afirmar la vocación de superpotencia que posee la nación.
La iniciativa es vista como un Plan Marshall del siglo XXI con el que China pretende moldear sus vínculos con el mundo.
Incluye el 75% de las reservas energéticas conocidas en el mundo, el 70% de la población mundial y generaría el 55% del PBI mundial.
La Franja y la Ruta tiene dos grandes ejes: en primer lugar, una vía terrestre que una China con Pakistán, Afganistán, Turquía, Rusia, Kazajistán, Turkmenistán, Kirguistán, Uzbekistán, Tayikistán y Europa mediante los Balcanes hasta llegar a París, algo para lo que China usó las instalaciones ferroviarias existentes, a la que vez que invirtió en la construcción de nuevas.
En segundo lugar, la expansión de una ruta marítima para llegar a América Latina, África y Medio Oriente, lo que implica la instalación de bases militares y puertos comerciales en los océanos Índico y Pacífico y que ha hecho revivir antiguas rivalidades entre algunos países asiáticos.
Beijing reivindica como propias unas líneas territoriales del mar de China que no son aceptadas por sus vecinos, ni por Estados Unidos, que tiene bases militares allí desde la Segunda Guerra Mundial.
Un total de 139 países están adheridos, entre los cuales hay 30 europeos, 37 asiáticos, 54 africanos y 13 de América Latina.
El primer país latinoamericano en unirse fue Panamá, pero más tarde se sumaron Antigua y Barbuda, Barbados, Bolivia, Chile, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Granada, Guyana, Jamaica, Perú, República Dominicana, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.
No es requisito estar dentro del proyecto para recibir inversiones chinas y, de hecho, la Argentina recibió financiamiento chino desde 2018 sin estar incluida.
En tanto, en la reunión que Fernández mantendrá con Rousseff, la Argentina reafirmará su intención de consolidar su pertenencia al bloque de los Brics, que inicialmente fundaron Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y que en agosto pasado se amplió tras una cumbre realizada en Johannesburgo.
Argentina, junto con Egipto, Etiopía, Arabia Saudita, Irán y Emiratos Árabes Unidos (EAU), se incorporarán al grupo de países que componen el 36 por ciento del PBI mundial y el 46 por ciento de la población del planeta, a partir del 1 de enero de 2024.
En septiembre del año pasado, el canciller chino, Wang Yi, había anunciado que el país apoyaba el ingreso de Argentina al Brics.
La visita de Fernández será además una oportunidad de reafirmar el apoyo de China al reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas que sostiene Argentina sobre los territorios del Atlántico Sur que Gran Bretaña usurpa desde 1833.
Argentina también reafirmará su adhesión al principio de «una sola China», que reivindica el Gobierno de Beinjing, y profundizará las relaciones diplomáticas que se establecieron hace medio siglo entre ambos países.