Alumnos de 4° año de la Escuela Secundaria N° 4 de Bragado, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, elaboraron recursos didácticos, juguetes y señalética en lenguaje Braille a partir del uso de la impresión 3D para donar a colegios especiales y otras instituciones de no videntes.
El profesor Patricio Gómez, que es analista programador y de sistemas de computación, explicó hoy que la idea surgió en durante una clase en la que se trabajaba el aprendizaje de impresión 3D.
«En Bragado hay varios alumnos ciegos o disminuidos visuales. Algunos, incluso, cursan fuera de la escuela especial y no todos los lugares están preparados para ellos. Por eso pensamos entregarle las cosas que se hagan en clase a las instituciones que tengan este tipo de estudiantes», contó.
El docente relató que «no sólo buscamos que aprendan a usar la impresora, sino que a su vez lo apliquen a lo social, a los valores, a la inclusión y a hacer algo que tenga utilidad para otras personas. Así que de inmediato los alumnos estuvieron de acuerdo y se pusieron a trabajar».
Los chicos se capacitaron y comenzaron a realizar juegos como de dados con puntos y de encastre con formas; abecedarios y números, reglas y escuadras con números punteados, figuras; y señalética y cartelería para donar a escuelas especiales e instituciones.
«Este sistema permite la construcción de material didáctico de mayor durabilidad y precisión, menor costo y nos da la posibilidad de replicar piezas, crear carteles indicadores dentro de instituciones que digan ‘dirección’, ‘secretaria’, ‘baño varones y mujeres’, ‘bibliotecca'», apuntó el profesor.
Como la escuela no cuenta con una impresora 3D, el proyecto fue llevado adelante con la del docente.
Así, se utilizó un material denominado PLA, ácido poliláctico, un polímero constituido por moléculas de ácido láctico, con propiedades semejantes a las del tereftalato de polietileno que se utiliza para hacer envases, pero que además es biodegradable.
«Se fabrica a partir de recursos 100 % renovables como el maíz, la remolacha, el trigo y otros productos ricos en almidón, aunque estamos evaluando imprimir en otros materiales técnicos», contó Gómez.
Apuntó que «la impresora empleada es capaz de realizar réplicas de diseños en 3D, creando piezas o maquetas volumétricas a partir de un diseño hecho en computadora, descargado de internet o recogido a partir de un escáner».
Así, los estudiantes hicieron los dibujos de la piezas que luego convirtieron a 3D mediante un programa y después los imprimieron.
«Imprimir un juguete nos tomó tres clases. Se utiliza tecnología aditiva, es decir va fundiendo el material PLA y lo va colocando capa sobre capa, hasta lograr la pieza», dijo.
La iniciativa contó con la colaboración y asesoramiento de la Directora de la Escuela Especial N° 502, Claudia Borda, y la docente especializada en Ciegos y Disminuidos Visuales Ayelen Russo.