El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, denunció hoy, durante un acto que se llevó a cabo en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), que se cumplen 500 días desde que el presidente Javier Milei dispuso «la paralización total de la obra pública a nivel nacional» y afirmó que ello «es una decisión criminal y un plan de ruina nacional».

«El freno en la obra pública, la educación y la salud es una decisión criminal. Basta Milei de ocasionarle este daño a la población», enfatizó el mandatario al encabezar la firma de un documento para conocer el estado de ejecución de la obra pública, que será presentado en la Comisión de Obras Públicas de la Cámara de Diputados de la Nación.

Acompañado por intendentes de diferentes puntos del país, ministros y funcionarios, el gobernador planteó: «En la provincia, Milei paró 1.000 obras, pero nosotros, con los intendentes, las continuamos con muchísimo esfuerzo. Nuestro pueblo no quiere esto que le está dando Milei, sino que nos piden que hagamos lo que hace falta y lo que se necesita» y, en tono electoral, enfatizó que «el pueblo debe saber que si vota a los candidatos de Milei, nos va a resultar imposible seguir haciendo esto».

«Él quiere fundir a las provincias y destruir al Estado. Esa motosierra se tiene que quedar afuera, no puede estar en los concejos deliberantes, ni en la Legislatura«, consideró el economista y apuntó que los dirigentes políticos deben lograr que los sueños y los derechos de las personas se cumplan.

Así, recalcó: «Milei no quiere cumplir sueños, pero produce pesadillas y dolor en el pueblo. Tenemos que juntar fuerzas, esclarecer, explicar que, de continuar la política de Milei, generará un desastre en el corto plazo y una calamidad en el largo plazo» y añadió: «No queremos ese país. Debemos darle alternativas a nuestro pueblo para que tengan un futuro mejor y distinto, cuidando al laburante, al productor, al que necesita salud, alimento y educación. Hay que ir a las urnas para que se vote no por el pasado, ni por los austríacos sino por un futuro mejor».

Luego, dijo que «los planes económicos como el de Milei siempre venden como algo inevitable -en inglés le dicen TINA, there’s no alternative- a las medidas dañinas, y nos plantean que traerán ulteriores resultados y que es lo mejor».

«Nos hablan de la necesidad de atravesar un sufrimiento que luego dará sus frutos, del segundo semestre, de cruzar el desierto. Son las mismas políticas de siempre: un plan de ajuste ortodoxo y convencional, que ya se aplicó y fue una estafa«, indicó el mandatario y comentó que «son las recetas del Consenso de Washington y del FMI, que hablan de sufrir por un bien mayor que nunca llega».

En ese marco, sostuvo que «le están reventando el bolsillo y destruyendo la media a los más vulnerables, a los sectores medios, pymes y sectores rurales», apuntó que «sólo hay sufrimiento y desgracia» mientras «muchos se enriquecen con la bicicleta financiera y le están llenando el bolsillo de plata los ricos».

Posteriormente, expuso que «lo principal que se va a discutir es si en la provincia queremos o no educación pública, salud pública, universidad pública, construcción de infraestructura y producción nacional. En esta elección se vota si queremos crecimiento con inclusión para todos , o -como dice Milei- algo para pocos, con pérdida de derechos. Después pondremos nombres y candidatos, pero es eso lo que vamos a votar».

En su mensaje, más tarde el economista subrayó: «Quieren dólar fijo y salarios bajos, con caída de consumo, salarios y jubilaciones, destrucción del mercado interno y de la producción nacional. Es un plan de ruina nacional, que tiene efectos de corto plazo, pero también de mediano y largo: un país sin industria, ciencia, ni tecnología. Quieren un país sin soberanía, ni futuro, de exclusión, invivible y espantoso«.

«La obra parada es un sueño inconcluso: un distribuidor en una ruta, un centro asistencial, una escuela. No son sueños ridículos, sino cosas que tienen que ver con lo básico: educación, salud, vivienda. Milei paró las obras. El daño selo hace a toda la Argentina. Se perdieron 100 mil puestos de trabajo en la construcción. Es muchísimo», reflexionó Kicillof.

Por último, manifestó que la obra pública genera «un círculo virtuoso» porque fomenta «que haya más trabajo, más producción, más industria nacional y una movilización que permite generar más consumo», cuestionó que comprendan ese hecho «los presidentes de todo el mundo», pero que el jefe de Estado argentino no lo haga y cerró: «El sufrimiento es absolutamente innecesario, doloroso. Seremos un país precarizado, primarizado y dependiente. El pueblo no quiere eso para las generaciones que vienen».