(Buenos Aires) – Desde hace al menos una década, el Último Primer Día (UPD) se consolidó como un ritual ineludible para los estudiantes del último año de secundaria. Lo que comenzó como una celebración aislada se convirtió en una tradición arraigada, que ahora suma nuevos eventos a lo largo del ciclo lectivo, generando preocupación en las autoridades escolares.
El UPD se celebra la noche previa al inicio del ciclo lectivo, cuando los estudiantes se congregan en casas o espacios públicos como plazas y parques, muchas veces con consumo de alcohol y sin dormir. Al amanecer, ingresan a la escuela con banderas, bombos y cánticos, en ocasiones sin estar en condiciones de asistir a clase.
Según un informe de la Asociación de Institutos de Enseñanza Privados de la Argentina (AIEPA), el UPD dio paso a una serie de festejos similares: el Último Día de Sexto (UDS), la Última Semana Santa (USS) e incluso las Últimas Vacaciones de Invierno (UVI). “Fue de a poco. Comenzó con el UPD, luego se sumó el festejo tras el receso invernal y, finalmente, el que se realiza antes del inicio de las vacaciones de verano”, explicó Patricia Salvucci, directora del nivel secundario del Colegio Internacional del Sol, en Bahía Blanca.
Estos eventos se suman a otros hitos tradicionales del último año de secundaria, como la elección de buzos y remeras de egresados, el Día del Estudiante, la despedida de quinto a sexto año y la organización del viaje de egresados. “El tiempo de estudio se reduce drásticamente. Sexto parece ser un año festivo en lugar de un curso en el que consolidar los conocimientos necesarios para dar el siguiente paso”, advirtió el secretario ejecutivo de AIEPA, Martín Zurita.
Estrategias de mitigación
Frente a un fenómeno instalado, las autoridades escolares han debido modificar sus estrategias. “Cada vez son más los institutos que trabajan para involucrar a los padres y concientizarlos sobre los riesgos del consumo de alcohol en adolescentes sin supervisión adulta”, destacó Zurita. En algunos colegios, los festejos se realizan dentro de la escuela, con medidas de prevención como recibir a los estudiantes con un desayuno, fomentar que ingresen acompañados de sus familias y estar atentos a la asistencia médica en caso de ser necesario.
Sofía Baraglioli, directora de la secundaria San Nicolás, señaló que en su colegio los egresados celebran el UPD, el último día de clases y la presentación de camperas de egresados. «Nosotros tratamos de que lo hagan en un entorno seguro, involucrando a los padres para garantizar una organización responsable», dijo.
Los “últimos días” llegan a primaria y jardines
El fenómeno, antes exclusivo del último año de secundaria, ha comenzado a replicarse en otros niveles educativos. En algunas primarias y jardines de infantes, los estudiantes también celebran sus “últimos días”, aunque sin los excesos característicos del UPD.
Alumnos de sexto grado y sala de cinco años participan en festejos organizados, en muchos casos, por los propios padres. En algunas escuelas, antes del primer día de clases, los niños son recibidos con espuma, papelitos, bombos y redoblantes, en un intento de replicar los rituales de los estudiantes mayores.
Ante este escenario, las escuelas intentan adaptar sus estrategias para acompañar la evolución de estos rituales sin que impacten negativamente en la actividad académica y la convivencia escolar.