Con sus inconfundibles narices rojas, extravagantes zapatos, coloridos trajes, singular maquillaje y uno que otro monociclo, centenares de payasos desfilaron el sábado por las céntricas calles de Lima para celebrar su día en medio de una larga lucha para que se reconozcan sus derechos.
Desde hace más de tres décadas, los payasos peruanos desfilan cada 25 de mayo, fecha que adoptaron en homenaje a José Álvarez, un exponente local conocido como “Tony Perejil”, fundador del circo del mismo nombre quien falleció en 1987. Su circo llegaba a zonas populares y recónditas del país andino.
El pintoresco desfile tiene de fondo la demanda por ser reconocidos a través de una iniciativa de ley que aguarda a ser tratada en el Congreso.
“En Perú existe Día del Abogado, Día del Ceviche y también queremos un Día del Payaso porque nos va a abrir puertas para tener apoyo del Estado y desde las municipalidades”, comentó a The Associated Press Marcos Chininín, conocido como el payaso “Chalupa”.
Precisó que esto les permitiría ser incluidos en el presupuesto anual, que se abran espacios en municipios, comunidades y otros, así como la creación de escuelas donde se enseñe el arte para el ejercicio de los payasos, como ocurre en países como Chile, Argentina y México, mencionó.a, según Cruz Roja
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El comediante de 42 años combina la docencia y el arte de hacer reír. Para él “ser payaso es cosa seria” y por eso están en la ruta de la “profesionalización”, con talleres, campamentos y foros donde aprenden técnicas y perfeccionan habilidades para reconocer, por ejemplo, al tipo de público con el que trabajan en cada evento.
Miguel Ara Stein, un payaso de 57 años que llevó su personaje “Chuchurro” hasta a la televisión peruana, participó en el desfile.
“Hay que tener el don de la actuación, el don del personaje, de improvisar”, aseveró a la AP tras destacar la importancia de su día. “Todos nacemos para algo y hacer reír es un don”.
Vestidos con sus mejores galas, el pintoresco desfile llegó hasta el parque La Muralla donde se premiaría al mejor vestuario, mejor maquillaje, mejor rutina y mejor improvisación.
El bullicio, el color y la algarabía rondaron la capital en la que, según Chininín, están registrados 30.000 payasos, aunque a nivel nacional estima que unas 200.000 personas ejercen el oficio para eventos infantiles y circo.
“Vivimos en un mundo donde todo es rápido, todo es estrés, los payasos cumplimos un rol importante en la sociedad para mermar los problemas sociales”, dijo el payaso “Chalupa”. “En cualquier lugar del mundo, la sonrisa te hace olvidar los momentos malos”.