Un grupo de científicos del Conicet descubrió dentro de un humedal temporario entre los árboles de la selva en la cuenca del río Iguazú, en Misiones, una especie de pez que vive en ambientes acuáticos efímeros, como pequeños charcos que se llenan con las lluvias, informó ese organismo.
Se trata de un pececito desconocido hasta ese momento, y que ahora acaba de ser bautizado Argolebias adrianae.
«Esta pequeña especie es notable por prosperar en un ambiente siempre cambiante y poco predecible, donde el pulso temporal de disponibilidad de agua danza al ritmo caprichoso del clima de la región», describió el reporte científico de su hallazgo, publicado días atrás en la revista Canadian Journal of Zoology.
De acuerdo a la descripción, el pez pertenece a un grupo conocido como Killi, presente en América y África y cuyas especies se caracterizan por una gran capacidad de adaptación que les permite sobrevivir en ambientes acuáticos efímeros que se secan completamente durante una parte del año.
«En realidad, los que sobreviven son los huevos, que pueden estar meses enterrados en el fondo de charco, que es de arcilla y restos de plantas en descomposición, resistiendo el desecamiento», señaló Martín Montes, investigador del CONICET en el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores y uno de los autores del trabajo.
El hábitat es una pequeña charca de aproximadamente 4 por 6 metros y con una profundidad máxima de 45 centímetros, rodeada de piedras basálticas y árboles de la selva circundante. En los períodos secos, el suelo se cubre de hojarasca, troncos, ramas y permanece constantemente húmedo.
Los killis estacionales sincronizan sus ciclos de vida con patrones predecibles de llenado y secado del hábitat que tienen una cierta regularidad, lo que permite que la biología de estas especies, como los tiempos de desarrollo embrionario, esté fuertemente acompasada con los períodos hidrológicos de sus ambientes.
Dentro de este grupo de peces, se encuentra el género sudamericano Argolebias, del cual se conocían solamente tres especies, a las que ahora se agrega la recién descubierta A. adrianae.
El hallazgo se produjo durante una expedición científica en la Cuenca del Bajo Río Iguazú, conocida por sus elevados niveles de endemismo de peces, es decir, de especies que solo habitan un lugar determinado.
De acuerdo a lo que señala el estudio, la nueva especie tiene una diferencia con las ya conocidas: el charco en que habita experimenta ciclos de llenado y secado altamente variables debido a las variaciones de precipitación y cambios de temperatura, con períodos de agua largos y sequías.
Por lo general, los killis ocupan hábitats más predecibles, por lo que esa imprevisibilidad desafía la estrategia tradicional de estos peces de sincronizar la eclosión de los huevos con la fase acuática.
La investigación también exploró las relaciones evolutivas de esta especie y los cambios durante el desarrollo, como la coloración, por ejemplo.
«La historia de A. adrianae tiene profundas implicaciones en el contexto de la crisis global de biodiversidad. Esta especie recién descubierta nos insta a enfrentar un desafío crucial: la dificultad de identificar y describir la biodiversidad de especies en el mundo antes de que caigan en las sombras de la extinción.
Felipe Alonso, investigador del CONICET en el Instituto de BIO y Geociencias del NOA, explicó que «los killis estacionales, en particular, son altamente vulnerables, con cerca de la mitad de sus especies en Sudamérica enfrentando algún grado de amenaza debido a sus tamaños corporales reducidos, sus rangos geográficos limitados y su dependencia intrínseca de hábitats acuáticos que son especialmente vulnerables a modificaciones, drenajes y rellenos causados por actividades humanas como la agricultura y las urbanizaciones».