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Fuente: Viajes National Geographic

Matisse encontró en Collioure una ventana abierta al fauvismo. Junto a Derain, captaron con sus pinceladas sueltas todos los colores que tanto caracterizan el pueblo del sur de Francia. A inicios del siglo XX, Collioure se convirtió en un taller de artistas como Georges Braque y Picasso, inspirados por sus callejuelas, casas de colores y un entorno marcado por el azul del mar y el verde de los viñedos que lo rodean.

En 1939, Antonio Machado, lo convirtió en refugio para pasar sus últimos días y escribir su último verso: «Estos días azules, este sol de la infancia». Su tumba, en el cementerio municipal, es una de las principales atracciones de Collioure, siempre llena de flores, recuerdos y de banderas republicanas. Es un espacio para el homenaje y el recuerdo de los miles de exiliados españoles, muchos de los cuales murieron o sufrieron en Argeles-Sur-Mer y otros campos de refugiados cercanos.

¿Por qué Collioure es el pueblo favorito de los franceses?

En los Pirineos Orientales, custodiando al Mediterráneo más allá de la Costa Brava, este pueblo de poco más de 2.517 habitantes, este 2024 ha sido escogido como el favorito de los franceses en el programa televisivo Le Village préféré des Français, emitido el 11 de julio en France Télévisions. Quizás, por sus pintorescas calles, por su fascinante historia o por su gastronomía con sabor a mar y a vino. 

Justo después de convertirse en el pueblo favorito para los franceses, su alcalde, Guy Llobet, declaró en El Indépendant: «La belleza de nuestro pueblo, su historia, y la hospitalidad de sus habitantes son incomparables. Este galardón es un reconocimiento al esfuerzo de toda la comunidad por mantener y enaltecer el patrimonio de Collioure.» 

Collioure
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Historia de Collioure

Enclavado en la Côte Vermeille, Collioure pertenece al departamento de los Pirineos Orientales, en la región de Occitania. Tras el paso de griegos, fenicios, romanos, visigodos y árabes, las raíces de Collioure se encuentran en el siglo IX, con el primer conde del Rosellón, una histórica comarca que comparte fuertes lazos con Cataluña. 

La ciudad medieval de Collioure se forjó en 1172, cuando pasó a formar parte del Reino de Aragón. El último conde del condado independiente del Rosellón dejó sus tierras al conde de Barcelona, ​​quien también era rey de Aragón y para proteger sus intereses reforzó el castillo real de Collioure. Bajo la corona de Aragón, Collioure se convirtió en un puerto estratégico y comercial. Con Jaime I, el pueblo adquirió un papel relevante para la economía de Perpiñán en forma de transporte marítimo, impuestos y peajes, que impulsó la llegada de los Templarios, los Hospitalarios y, más tarde, de los Dominicos.

Con la muerte de Jaime I, el reino se dividió entre sus hijos: Pedro III se quedó con Aragón y Jaime II con las Islas Baleares, Cerdaña y el Rosellón (con Perpiñán como capital). Bajo el reino de Mallorca, Collioure floreció todavía más. Con la muerte de Jaime II a manos de su hermano, el pueblo se convirtió en el puerto más grande del Principado de Cataluña. El Reino de Mallorca llegaría a su fin en 1458, cuando el rey Alfonso murió y el rey Juan II de Aragón llegó a un acuerdo con Luis XI de Francia, quien luego envió un ejército para tomar Perpiñán y Collioure. Finalmente, Francia lo anexionó en 1659 como parte del Rosellón.

Collioure calle
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Qué ver en Collioure

Toda esta historia puede conocerse alrededor de sus calles, monumentos y museos. Al adentrarse por sus callejones peatonales flanqueados por casas de colores, se pueden observar varios detalles arquitectónicos que muestran las diferentes ocupaciones de la localidad a lo largo de los siglos, así como el antiguo recinto medieval. Torres, castillos y fortalezas permiten conocer desde su pasado romano hasta Luis XIV.

El Castillo Real, del siglo XIII, actuó como antigua residencia de verano de los reyes de Mallorca, a fortaleza medieval, terminando como prisión de los refugiados de la «Retirada» (retirada de los republicanos derrotados al final de la Guerra Civil Española).

Collioure
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El puerto deportivo se ha convertido en el emblema de la ciudad para los paseos junto al mar, así como para los pintores que buscan inspiración. Alrededor, se encuentran calas, pequeñas playas y acantilados, donde las aguas mediterráneas se codean con las rocas montañosas de los Pirineos. 

Junto al litoral, la antigua iglesia de Santa Maria es la imagen por excelencia de Collioure. Parcialmente derribada en 1642 por los conflictos entre  Francia y  España, se volvió a en construir en 1684. A pesar de su exterior austero, en el interior destaca el retablo del altar mayor, obra del escultor Josep Sunyer.

Recorrido para un día

Uno no puede despedirse de Collioure sin pasar por sus museos. El Museo de Arte Moderno muestra cómo se convirtió en la cuna del fauvismo en el siglo XX.  Un total de 20 reproducciones de Matisse y Derain, además, siguiendo el camino del Fovismo que serpentea por las coloridas calles de Collioure, que puede culminarse con la visita de la Casa del Fovismo

El puerto que protege el casco histórico

Puerto de Collioure – Foto: Christian Rojo

La primera vez que visité Collioure fue en barco y solamente tuve la oportunidad de ver su puerto. Fue suficiente para enamorarme. En pocos lugares del Mediterráneo podemos visitar un puerto que haya conservado tan bien su esencia medieval. La Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles con su aspecto fortificado nos dará la bienvenida, escoltada por la encantadora capilla de Saint-Vicent y el faro de la ciudad, al que llegaremos por un pasaje en piedra.

Si nos dirigimos hasta este pequeño faro, disfrutaremos con la panorámica que nos ofrece el conjunto de casas renacentistas que bordean la playa y el puerto. Sus techos rojizos y sus coloridas fachadas con contraventanas de madera completan la que es, en mi opinión, una de las postales más bonitas del Mediterráneo.

Junto a la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, cuya torre nos recuerda su pasado como faro, se encuentra la pequeña playa de San Vicente que marca el inicio de un bonito paseo marítimo al cobijo de la antigua muralla y el Castillo Real. En su recorrido nos iremos encontrando con pintores o músicos callejeros, niños pescando, parejas disfrutando de un momento romántico y turistas absortos ante esta idílica estampa.

El barrio pesquero de Mouré

Barrio de Mouré – Foto: Christian Rojo

Atravesando alguna de las puertas que unen la playa de San de San Vicente con el casco histórico, accederemos al conocido como Barrio de Mouré. Podemos empezar nuestra visita en la Oficina de Turismo, ubicada en la Plaza de la República, para recoger un mapa y conocer la completa agenda de actividades que se programa, especialmente en los meses de verano.

Desde ahí, si subimos por la Rue du Boramar o la Rue de la Prud Homie nos iremos introduciendo en el laberinto de callejuelas que formaban las antiguas casas de los pescadores. Hoy la mayoría se han convertido en galerías de arte o pequeños hoteles con encanto, pero su arquitectura se ha conservado en gran medida.

Su pasado militar

 Castillo Real de Collioure – Foto: Christian Rojo

La importancia histórica de  Collioure se evidencia en la presencia de sus dos imponentes fortalezas o castillos. El que se levanta frente a la Playa de Port d’Avall es conocido como el Castillo Real. Los primeros documentos que hablan de él datan del año 673 y desde entonces sufrió sucesivas ampliaciones y reformas hasta convertirse en 1343 en residencia real del Reino de Mallorca.

Su estratégica posición defensiva lo convirtió en un lugar en constante peligro y sufrió severos ataques en la guerra entre España y Francia durante el siglo XVII para terminar bajo el dominio de nuestro país vecino. Hoy se puede realizar una visita de unas dos horas de duración que incluye una interesante exposición sobre la historia de los refugiados republicanos de la Guerra Civil.

Fuerte de San Telmo – Foto: Christian Rojo

Desde lo alto de las montañas adyacentes nos vigila el Fuerte de San Telmo, una imponente fortaleza del siglo XVI que se mantiene en un excelente estado de conservación. Estuvo en uso hasta inicios del siglo XX y durante la II Guerra Mundial fue ocupado por la marina alemana. Tras pasar por varias manos privadas, se convirtió en un museo militar y hoy está abierto al público. El acceso no es el más idóneo pero las vistas de toda la bahía y los alrededores merecen la pena.

La tumba de Antonio Machado

Tumba de Antonio Machado – Foto: Christian Rojo

Antonio Machado Ruiz es considerado uno de los poetas más importantes en la historia de nuestra literatura. Nacido en Sevilla en 1875, fue el más joven representante de la emblemática generación del 98 y, como tantos otros artistas, su vida se vio truncada con el estallido de la Guerra Civil. Gran parte del conflicto lo pasó huido en la localidad valenciana de Rocafort antes de marchar hasta Barcelona y terminar exiliándose el 22 de enero de 1939.

Pocos días después llegaría en tren a Collioure y se refugiaría en el Hotel Bougnol-Quintana. Acompañado de otros intelectuales exiliados, se mantuvieron a la espera de una ayuda que no llegó a tiempo porque fallecería apenas un mes después de su salida de España. Fue enterrado en el Cementerio de Collioure junto a su madre, quien no pudo soportar su pérdida y murió tan solo tres días después, el 25 de febrero.

Hoy su tumba se ha convertido no solo en uno de los monumentos más visitados de la ciudad sino en un auténtico símbolo de la lucha republicana y el recuerdo a los miles de exiliados españoles que tuvieron que abandonar su tierra por la dictadura. Flores, placas conmemorativas, banderas andaluzas y republicanas se acumulan en este lugar cargado de simbolismo.

Collioure, donde el senderismo y el arte van de la mano 

La primera parada de este cautivador recorrido es el pintoresco pueblo de Collioure, ubicado en el departamento de los Pirineos Orientales. Muchos españoles lo conocen por ser el último refugio del poeta andaluz Antonio Machado. Su tumba atrae anualmente a numerosos admiradores del autor de «Campos de Castilla», una de sus obras más célebres. 

Collioure es un sereno pueblo de pescadores, impregnado de tranquilidad y sosiego, que se distingue por su rico patrimonio medieval. El imponente Castillo Real, que data del siglo XIII, es su monumento más destacado y es visible desde cualquier punto de la localidad.

Un recorrido por Collioure tras los últimos pasos de Machado

Los colores vibrantes de la Côte Méditerranée en Collioure inspiraron a grandes maestros de la pintura como Matisse, Derain y Picasso, quienes encontraron en sus paisajes la inspiración para sus obras. Muchas de ellas están reproducidas en la Senda del Fauvismo, un agradable itinerario artístico que se puede descubrir a pie por las calles de esta encantadora localidad. 

Sendero Litoral
Sendero Litoral / Cedida / G. Deschamps

Collioure también es un paraíso para los amantes del senderismo, ya que por aquí pasa el Sendero Litoral, un camino que recorre la costa de varias localidades de la Côte Méditerranée desde Cerbère hasta Argelès-sur-Mer. Entre los tramos más interesantes desde Collioure se encuentra el que conduce al pintoresco pueblo de Racou, conocido por su extensa y tranquila playa, o el sendero costero que llega hasta la vecina Port-Vendres.  

Por último, una visita imprescindible en Collioure es Le Cellier Dominicain, una cooperativa vinícola fundada en 1926, ubicada en la antigua iglesia de un convento de dominicos del siglo XIII. Aquí se pueden degustar y adquirir excelentes vinos del departamento de los Pirineos Orientales. Un consejo: no te vayas de Collioure sin haber probado sus famosas anchoas elaboradas siguiendo tradiciones ancestrales.