La presencia de ciertos metabolitos en la sangre permite clasificar a un niño como autista con una precisión casi total.
Actualmente, detectar el autismo y otros trastornos de su espectro, conocidos como TEA, solo es posible cuando el niño manifiesta de forma evidente los síntomas de comportamiento asociados al autismo: problemas de comunicación, dificultad para integrarse socialmente, dependencia excesiva de hábitos y rutinas, intolerancia ante los cambios y no poder asumir la frustración. Por eso el diagnóstico resulta muy complejo y hace falta recurrir a varios especialistas en distintos campos, con la consiguiente pérdida de tiempo.
Sin embargo, los niños afectados de TEA presentan diferencias en ciertos procesos metabólicos frente a los niños neurotípicos o «normales». Estas diferencias en algunos metabolitos específicos se encuentran en la sangre. Y según un estudio desarrollado por investigadores del Instituto Politécnico Rensselaer en Troy (EE.UU.) es posible detectar el autismo a partir de la presencia de estos metabolitos en un simple análisis de sangre.
Juergen Han, director de la investigación publicada en la revista PLOS Computational Biology, afirma que «el método diagnóstico presentado en nuestro trabajo es el único capaz de clasificar a un individuo en función de que presente un TEA o un patrón neurotípico. No conocemos ningún otro método capaz de hacerlo utilizando cualquiera de los biomarcadores empleados en nuestro análisis y sobre todo con el grado de precisión que hemos logrado alcanzar».