La muerte de la periodista y legisladora porteña Débora Pérez Volpin, el 6 de febrero a los 50 años mientras le practicaban una endoscopía en el Sanatorio de la Trinidad Palermo, no sólo conmocionó al país sino que cuestionó los procedimientos del sistema de salud público y privado.
A más de diez meses de su inesperado deceso aún no hay fecha de inicio para el juicio oral, que tiene como acusados por «homicidio culposo» a la anestesista Nélida Puente y al endoscopista Ariel Bialolenkier, quienes condujeron la práctica médica y aguardan en libertad la sentencia.
Fue el juez Carlos Bruniard quien cerró la instrucción el 19 de septiembre tras varios meses de investigación, y luego de que su colega Gabriel Ghirlanda renunciara a seguir la causa en abril en medio de fuertes cuestionamientos de la familia de Pérez Volpin por su inacción.
El procesamiento incluyó un embargo de 1,7 millones de pesos a cada uno de los acusados por «provocar la muerte de la señora Débora Denise Pérez Volpin al haber obrado en forma imperita, negligentemente y sin observar las reglas del arte de curar».
«Estamos conformes, es una resolución muy completa, el juez analiza todas las pruebas reunidas durante la causa, lo hace con detalle y es muy claro en cuanto a la responsabilidad de los médicos», dijo a Télam la abogada querellante Débora Lichmann.
Bruniard dio por probado que Pérez Volpin «no presentaba ninguna deficiencia en su salud o integridad física» antes de la endoscopía y acusó a Bialolenkier de «conducirse de modo negligente durante la ejecución, manejo de los instrumentos y evaluación y tratamiento de la paciente durante la práctica».
Sobre Puente, el magistrado señaló que «obró negligentemente al desatender el estado y los valores multiparamétricos de la paciente mientras el doctor Bialolenkier realizaba la VEDA (videoendoscopía digestiva alta), no advirtiendo a tiempo el cuadro que presentaba como consecuencia de la perforación instrumental».
El informe de la autopsia había demostrado que las causales del fallecimiento «estaban relacionadas directamente con una perforación instrumental del esófago torácico con barotrauma, que genera neumomediastino, neumotorax bilateral y neumoperitoneo».
«La muerte de Débora fue violenta», afirmó en esa ocasión el abogado Diego Pirota, que representaba a la familia de la periodista.
En sus declaraciones testimoniales, Bialolenkier y Puente se acusaron mutuamente por la muerte, pero el juez determinó que las responsabilidades fueron compartidas.
Bialolenkier había asegurado en su descargo que el ingreso del endoscopio al cuerpo de Pérez Volpin «no contempló ninguna dificultad», pero el juez advirtió que el propio médico anotó en la historia clínica que se realizó «con distensibilidad dificultosa del tracto digestivo».
En cuanto a Puente, las evidencias recogidas durante la instrucción permitieron al juez considerar que «la médica, confiada en que se trataba de un estudio de rutina en el que estadísticamente no se registran complicaciones, desatendió los signos vitales de su paciente, recostándose en el equipo que la monitoreaba».
Pérez Volpin, reconocida como presentadora del canal Todo Noticias desde 1996 y del programa Arriba Argentinos desde su inicio, en 2005, había renunciado a la labor periodística para comenzar su carrera política: el 10 de diciembre de 2017 había asumido como legisladora porteña por Evolución, acompañando en la fórmula a Martín Lousteau.
Tenía dos hijos, fruto de la relación con su ex marido y camarógrafo Marcelo Funes: Agustín (19) y Luna (16), y estaba en pareja desde 2011 con el periodista deportivo Enrique Sacco.
Su repentina muerte tuvo fuerte repercusión en redes sociales y en la comunidad, que dejó de solicitar endoscopías y comenzó a cuestionar a los médicos por los errores en los procedimientos.
«No me generan confianza. Hay muchos casos de mala praxis que no se conocen, los tapan las clínicas y las obras sociales. La salud pública y privada es un negocio», criticó Marisol, así como otras decenas de usuarios de Twitter, Facebook e Instagram.
El 5 de febrero, Pérez Volpin acudió a la clínica La Trinidad del barrio porteño de Palermo por un dolor abdominal y luego de realizarle estudios de rutina se le indicó una endoscopía para el día siguiente, por lo que permaneció internada, según las actuaciones judiciales.
Durante el procedimiento se descompensó y no la pudieron reanimar. Murió a las 18.15 del 6 de febrero.