Desarrolladores argentinos de videojuegos ya están utilizando para sus creaciones la realidad aumentada (RA) -una tecnología que le aporta al mundo físico una capa virtual de información, como fotos o videos-, como parte de una industria que continúa su expansión, impulsada por cientos de profesionales.
Popularizados hace un año atrás con la explosión global de PokemonGo, estos juegos de RA ofrecen una capa de elementos virtuales sobre el mundo real, que pueden percibirse a través de las cámaras de los smartphones y con los que se puede interactuar.
Así, con la ayuda de un teléfono o una tablet se pueden ver objetos animados digitalmente que se imprimen en la pantalla y que aparentan estar fijados en un sitio de la habitación, una especie de presencia fantasmagórica sólo visible desde el dispositivo electrónico.
Eduardo Labollita es desarrollador especializado en RA y trabajó en diversos proyectos corporativos hasta que, en 2015, se sumergió en los videojuegos y creó el «Almohadón Mágico», que al ser apuntado por la cámara del celular genera un entorno virtual: sobre la colorida almohada crecen personajes virtuales a los que, dependiendo del modelo de almohadón (o juego), se debe combatir o ayudar.
«La realidad aumentada, a diferencia de otras tecnologías, se va implantado lentamente, por ejemplo, con los filtros de Snaptchat, pero todavía es novedoso para muchos. Por eso los juegos tratan de ser cortos y entretenidos», comentó el programador.
Los juegos de almohadonmagico.com tienen además la característica de recibir actualizaciones y abarcar variedad temática: «En unos días los personajes virtuales van a tener una vestimenta navideña y estamos desarrollando un almohadón para el mundial de fútbol».
Buena parte de los desarrollos que realiza Labollita se dan en el marco de la Fundación Argentina de Videojuegos (Fundav), una entidad que ya reúne a más de 100 especialistas que no sólo incluye a informáticos sino también a artistas, docentes y hasta profesionales de la salud.
«Yo conozco a Eduardo en una exposición dónde me muestra un prototipo del almohadón y le quisimos dar una mano con la proyección del producto, pero después nos mostró el desarrollo que tenía sobre anatomía humana con realidad aumentada y quisimos que trabaje con nosotros», comentó Alejandro Iparraguirre, referente de Fundav.
Aun en desarrollo, Anatome Human Challenge es un juego educativo en el que luego de enfocar el aula con el celular, el docente puede despliega un cuerpo humano virtual frente a sus alumnos quiene pueden acercarse con sus teléfonos y conocer cada detalle del organismo, desde la piel, los huesos, músculos hasta los órganos.
«La parte de la programación ya está armada. Estamos armando la plataforma para que el smartphone del docente sea el líder de los restantes y pueda proponer diversos desafíos a los estudiantes», señaló Labollita.
Iparraguirre señaló que ese prototipo «le daba a tres líneas con las que trabaja la fundación -salud, educación, e innovación- y cuenta con el apoyo de médicos especialistas en gamification, es decir, juegos aplicados a la instrucción».
«En general, muchos juegos educativos son aburridos ya que los desarrollan personas que no saben de videojuegos. Nosotros, además de los programadores, trabajamos de forma multidimensional. Por ejemplo, nos ayuda un médico que ahora está en España y Finlandia por una beca en gamification», añadió el referente de Fundav.
Respecto del estado de la industria local, Iparraguirre consideró que los argentinos han sabido adaptarse muy bien a las necesidades del mercado internacional «durante 15 de los últimos 20 años», pero que es necesario avanzar en la construcción de la «identidad».
«Tenemos una industria de avanzada, pero hay que trabajar la identidad. Eso no es poner un mate o un gaucho en el juego porque en todo caso es una mezcla que incluye nuestros componentes culturales con los latinoamericanos e incluso, elementos anglosajones y europeos», concluyó.