El cráneo de un perezoso gigante de la especie «Lestodon armatus» que habitó en la provincia de Buenos Aires hace 200 mil años, fue encontrado en perfecto estado de conservación por tres integrantes del Museo Paleontológico del municipio de San Pedro en el yacimiento de Campo Spósito, un área fosilífera ubicada en Bajo del Tala.
Según explicó el Museo Paleontológico de San Pedro «Fray Manuel de Torres» en su cuenta de la red social Facebook, el hallazgo se produjo a 10 kilómetros de la ciudad y tuvo lugar durante una jornada de trabajo del Grupo Conservacionista de Fósiles que encabezan Jorge Martínez, Manuel Sánchez y José Luis Aguilar, en una zona que miles de años atrás estaba cubierta de agua.
Así, desde esa institución se indicó que en un sector de ese campo, se excava un tramo de un río prehistórico «donde han quedado numerosos restos de la fauna que convivió en aquel ecosistema durante una parte de la ‘edad Bonaerense’, hace unos 200 mil años atrás».
Aguilar, director del Museo, explicó que el cráneo fosilizado «está en muy buen estado de preservación y proviene de un yacimiento donde convivieron grandes perezosos extintos, armadillos gigantes, dos géneros de caballos fósiles, un animal llamado macrauchenia y numerosos ciervos del género Morenelaphus, entre otras especies que conformaban un ecosistema de mamíferos, reptiles, aves y peces con una alta densidad de individuos».
«A medida que cavamos en el lugar, nos sorprende la cantidad y la diversidad de fósiles en el yacimiento», prosiguió y apuntó que, en el caso de los lestodontes, a los que pertenece este cráneo, se encontraron «individuos en distintas etapas de crecimiento: desde ejemplares muy pequeñitos, hasta enormes adultos, lo que nos permite inferir que estos animales podrían haber sido de hábitos gregarios, es decir, que preferían una convivencia grupal o de manada en la que se cuidaba a las pequeñas crías”.
El experto detalló que «los lestodontes, fueron grandes mamíferos con un pelo abundante, garras poderosas de hasta 25 cm y un peso cercano a los 3.000 kilogramos» e indicó que «como otros géneros de perezosos terrestres extintos, poseían un esqueleto fuerte, con huesos anchos para soportar paquetes musculares poderosos. A ambos lados de su boca asomaban dos caninos muy desarrollados de sección triangular, con puntas muy afiladas. Eran un arma de defensa a la que no muchos animales se habrían animado a desafiar».
En ese sentido, Luciano Brambilla, investigador de la Universidad Nacional de Rosario y asesor científico del Museo de San Pedro, destacó que “los lestodontes estuvieron entre los máximos gigantes del Pleistoceno, rivalizando con los megaterios, otros grandes perezosos prehistóricos, en cuanto a su talla».
«El tamaño de los adultos habría también influido en el cuidado de las crías y su defensa frente a los depredadores, tal como sucede hoy con los elefantes. La evidencia fósil sugiere que tuvieron un estilo de vida íntimamente relacionado a cuerpos de agua: su dentadura, si bien era simple, poseía una forma característica que le permitía llevar adelante una dieta muy diversa de hojas y alimentos vegetales duros y fibrosos», afirmó.
Luego, dijo que «el estudio detallado del cráneo encontrado podría ofrecer información particular del individuo, como el sexo del animal, y hasta nueva información morfológica general para la especie”.