La auténtica raíz de nuestra especie, el Homo sapiens. Eso es lo que ha descubierto un equipo internacional de científicos del Instituto Max Planck de Biología Evolutiva de Leipzig (Alemania) y del Instituto Nacional de Arqueología y Patrimonio (INSAP, Rabat, Marruecos) tras hallar en el yacimiento de Jebel Irhoud, a unos 100 kilómetros de Marrakech en el oeste de Marruecos, los restos fósiles de tres adultos jóvenes de unos 315.000 años de antigüedad. Dos estudios sobre ello han sido publicados en la revista Nature.
Los restos han sido hallados junto a herramientas de piedra y huesos de animales y representan la evidencia fósil más antigua y seguramente datada de nuestra propia especie. Lo curioso es que este hallazgo obliga a reescribir nuestra historia, pues la fecha de la que datan los fósiles es 100.000 antes que los fósiles más antiguos de Homo sapiens de los que teníamos conocimiento (de hace 195.000 años en lo que actualmente es Etiopía), lo que evidencia una compleja historia evolutiva de la humanidad que probablemente involucró a todo el continente africano.
El estudio demuestra que la estirpe de los Homo sapiens ya se había iniciado hace más de 300.000 años
Tanto los datos genéticos de los seres humanos actuales como los restos fósiles descubiertos apuntan a un origen africano de la especie Homo sapiens.
Hasta ahora, la mayoría de los investigadores creía que todos los seres humanos de hoy día descendíamos de una población que vivía en África Oriental hace unos 200.000 años. «Solíamos pensar que había una cuna de la humanidad hace 200.000 en el este de África, pero nuestros nuevos datos revelan que el Homo sapiens se extendió por todo el continente africano hace unos 300.000 años. Mucho antes de la dispersión fuera de África, hubo dispersión del Homo sapiens dentro de África», aclara Jean-Jacques Hublin, líder del primer trabajo.
Los restos fósiles hallados en Jebel Irhoud comprenden cráneos (con una cara moderna y una fina mandíbula), dientes y huesos largos de al menos cinco individuos. Para proporcionar una cronología precisa de estos hallazgos, los investigadores utilizaron el método de datación por termoluminiscencia sobre los pedernales calientes encontrados en los mismos depósitos. Estos pedernales arrojaron una edad aproximada de 300.000 años y, por lo tanto, empujan hacia atrás los orígenes de nuestra especie en 100.000 años.
«Utilizamos métodos de datación de vanguardia y adoptamos los enfoques más conservadores para determinar con precisión la edad de Irhoud», añade Daniel Richter, líder del segundo estudio.
«Nuestros hallazgos sugieren que la moderna morfología facial humana se estableció muy temprano en la historia de nuestra especie, y que la forma cerebral, y posiblemente la función cerebral, evolucionó dentro del linaje Homo sapiens», comenta Philipp Gunz, coautor del trabajo.
Aparte de las evidencias anteriores, los expertos han encontrado depósitos que contenían huesos de animales que mostraban signos de haber sido cazados (gacelas, probablemente) y varias capas de carbón en los sedimentos, lo que sugiere que los pobladores de la cueva ya utilizaban el fuego.