La luz y la oscuridad afectan a nuestro ciclo de sueño pero, ¿cómo nos afecta exactamente?
Ya sabemos que la luz y la oscuridad influyen en nuestro ritmo circadiano, pero de qué manera exactamente impacta en nuestro ciclo de sueño-vigilia, no está tan claro. Ahora, una nueva investigación parece haber encontrado parte de la respuesta.
Un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología de California en Pasadena (EE. UU.) se dispuso a examinar el efecto de la luz en el sueño. Teniendo en cuenta que anteriormente habían identificado los fotorreceptores en el ojo que se requieren para el efecto directo de la luz en la vigilia y el sueño, los expertos quisieron dar un paso más y ver cómo el cerebro utiliza esta información visual de cara al sueño.
Para ello, optaron por analizar al pez cebra, que posee un patrón de sueño/vigilia similar al de los seres humanos y cuyo cuerpo es transparente, permitiendo a los investigadores tomar imágenes de sus neuronas de forma no invasiva.
Varios ejemplares de pez cebra fueron modificados genéticamente para expresar cierta proteína, llamada Procineticina 2 (PROK2), en exceso. Esta sobreexpresión de la proteína provocó que los peces fueran más propensos a conciliar el sueño durante el día y a despertar por la noche, en comparación con los ejemplares de peces cebra no modificados.
Curiosamente, esto no parecía depender del ritmo circadiano regular del pez, sino que el efecto estaba influenciado exclusivamente por si las luces estaban encendidas o apagadas a su alrededor.
Los resultados de los experimentos indican que Prok2 puede inhibir el efecto de despertar que normalmente tiene la luz, así como el efecto inductor del sueño por parte de la oscuridad.
En este efecto de sueño provocado por la luz, los investigadores también descubrieron que los niveles altos de PROK2 también aumentaron los niveles de galanina, un neuropéptido encontrado en el hipotálamo anterior del cerebro (que desempeña un papel clave en la regulación del sueño).
¿Tendrá este mismo efecto en los seres humanos? Próximas investigaciones esperan responder a esta pregunta. Pero si fuese así, podríamos contar en el futuro con nuevos fármacos para controlar tanto el sueño como el despertar.
«Los resultados de nuestro estudio sugieren que los niveles de Prok2 juegan un papel crítico en establecer el equilibrio correcto entre el sueño y la vigilia durante el día y la noche. Aunque los animales diurnos como el pez cebra pasan la mayor parte de su tiempo dormidos por la noche y despiertos durante el día, también toman siestas durante el día y ocasionalmente se despiertan por la noche, similar a muchos humanos», aclara David Prober, líder del trabajo.