Un médico urólogo de La Plata fue detenido acusado de haber abusado sexualmente de dos de sus pacientes, informaron fuentes policiales.
Se trata de Pablo Francisco Colaci, de 44 años, quien fue apresado ayer por decisión de la fiscal del Crimen de La Plata, Betina Lacki, acusado de haber abusado de un hombre de 51 años y de un adolescente de 15 en su consultorio durante revisaciones de rutina.
De acuerdo a los voceros de la investigación, los pacientes denunciaron que el médico, en el marco de un control, «los sometió a una serie de manoseos que incluyeron la masturbación de la víctima menor y sexo oral del paciente mayor de edad».
La detención se produjo en la Clínica De la Rivera, en la calle La Merced 286, entre Sarmiento y Perú, del municipio Ensenada, donde además se secuestró una notebook, un teléfono celular y ficheros de pacientes.
Los investigadores lograron reunir pruebas e indicios para sospechar que “el 27 de marzo de 2015, en uno de los consultorios de la Clínica de la Rivera un hombre, aprovechándose de su profesión médico especialista en urología, en circunstancia que atendía a un paciente mayor de edad por un control de rutina sobre la próstata, abusó sexualmente del mismo».
De acuerdo al relato de esa víctima, el médico «lo hizo acostar boca arriba, le bajó los pantalones y calzoncillos y se le sentó al costado para reclinarse sobre su cuerpo y colocarle una crema y gotas en su pene, comenzando a realizar maniobras de masturbación”.
En el pedido de captura, que fue consentido por el juez de Garantías Pablo Raele, se expuso que el médico le dijo al paciente que le estaba haciendo esa práctica porque necesitaba “sacar una secreción para muestras” y que para ello además “debía hacer fuerza con la cola”.
La fiscal describió que la víctima le manifestó a su médico que se “sentía humillado, sin perjuicio de lo cual continuó con el mismo accionar”.
Lacki opinó que esa conducta “es trascendentalmente vejatoria, no solo porque la misma excedía la práctica exigida por el protocolo de actuación de un médico urólogo para evacuar la consulta sobre el control de próstata, sino también por las circunstancias de su realización, configurando de este modo un sometimiento gravemente ultrajante”.
En el pedido de detención la fiscal le imputó a Colasi otro caso similar, en perjuicio de un menor de edad, ocurrido en el 9 de noviembre de 2016, en los consultorios “Prestigio Médico”, de calle 39, entre 18 y 19, de La Plata.
Los dos casos fueron encuadrados legalmente como “abuso sexual gravemente ultrajante”.
En declaraciones formuladas a Télam, uno de los abogados del imputado, Juan José Losinno, explicó que el médico «no va a declarar» hoy dado que «aún no pudimos ver las historias clínicas de los pacientes».
«Los hechos no se niegan, hubo tocamiento de penes porque es un médico urólogo. Acá lo que está en duda es si ese tocamiento fue a los fines de determinar si hay alguna enfermedad, como todo medio urólogo, o si hubo una intención extra. Por supuesto que mi cliente niega absolutamente una segunda intención», dijo.
Sostuvo que «es un urólogo prestigioso y atiende a 70 pacientes por día desde hace muchos años y jamás tuvo una denuncia», relató que los dos denunciantes «entendieron que había una cuestión distinta a la medica, pero él lo niega ya que explica que un urólogo toca genitales por una intención médica, y no sexual,.
«Esto puede parangonarse cuando un tío o un abuelo bañan a un menor y limpia las zonas íntimas y luego se los acusa de tocamiento», graficó y consideró que «las historias médicas dirán si las maniobras fueron las habituales y normales para las patologías o síntomas que los pacientes hayan presentado».
El letrado expresó que «somos los primeros que queremos que esto se esclarezca» y negó que en el expediente conste una denuncia por sexo oral» como trascendió ya que sólo figuran posibles «tocamientos».
En tanto, Marcelo Botindari, el otro abogado, dijo en declaraciones a TN que su defendido «no prestó declaración, ya que antes queremos tener acceso a documentación de vital importancia para que él pueda hablar sobre los hechos».
«Mi cliente dice que los pacientes malinterpretaron. Creo lo que puede suceder es que la persona llega con cierto pudor y el tocamiento del profesional, que toca el miembro de 70 u 80 personas diarias con mayor o menor intensidad para diagnoisticar una patología, fue de forma que no hizo sentir cómoda a esta gente», aseveró.