La comedia «Gato en tu balcón», escrita por Luis Sáez y dirigida por Enrique Dacal, es una interesante radiografía del mundo del psicoanálisis y los psicoanalizados, en cuya negrura afloran numerosas taras privadas y sociales que divierten y dan para algunas identificaciones. Se presenta en la sala Raúl González Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543, los sábados a las 22.15.
Hay un analista (Daniel Di Cocco) y un paciente (Roberto Ponce) enfrentados en un diálogo donde abundan los malentendidos y desconfianzas varias -entre ellas el paciente duda de la autenticidad del profesional, que no tiene diplomas en su consultorio- sobre todo después de la aparición de una jovencita sexy (Priscila Lombardo) que unirá al dúo más de lo esperado.
La cosa empieza bien arriba dado que el paciente insiste en relatar un episodio abiertamente sexual y gratificante con su propia madre y el psicólogo recuerda las reacciones masculinas que le producía cambiar a su hija bebé en un intercambio de lo que alguien llamaría perversiones, pero la presencia de la joven desvía la acción hacia otros rumbos.
El paciente se queja de los gatos despanzurrados que alguien tira en su balcón y al mismo tiempo relata las pasiones que le provoca una vecina que se pasea desnuda en el suyo, de la que posee algunas fotografías, en apariencia en tomadas en acuerdo tácito, al tiempo que el psicoanalista -¿verdadero? ¿impostor?- tiene graves problemas vinculares con su hija adolescente.
De allí a suponer una historia circular hay un solo paso, que el dramaturgo Sáez maneja con verdadera pericia, con un equilibrio que no tenía en otras obras de su extensa y variable trayectoria -hay que pensar en «Camellos», «Saratoga Box» y la cítrica «Monos con navaja»-, porque aquí no busca la risa directa aunque hay momentos verdaderamente jocosos e inteligentes, como el intercambio de roles según quién tenga una pipa o la presentación de un personaje como vendedor de Biblias, el segundo en el teatro argentino después de «He visto a Dios».
Con un espacio escénico simple y funcional, el director Dacal sabe sacar provecho de unos personajes que el autor delinea con su habitual destreza y tiene algunos guiños que sobrepasan su aparente liviandad, porque hay un trasfondo bastante oscuro detrás de un diálogo por momentos chispeante y un transcurso bien trenzado que se atreve incluso a acciones simultáneas.
«Gato en tu balcón» es una pieza que supone, para el espectador atento, un trabajo en colaboración entre el autor y el director, que dispone un corte de luz en un determinado y preciso momento con la misma comodidad que en «El chico de la última fila» (2015), de Juan Mayorga, hacía aparecer y desaparecer objetos de las manos de sus intérpretes.
Di Cocco y Ponce ofrecen dos máscaras muy convincentes para esas criaturas con algo de esperpentos, cruzados por sus obsesiones casi intercambiables y Lombardo -también actúa en «Empleados», en el Teatro del Abasto- explota una figura sexy con marcada gracia, en el que obviamente va esparciendo pistas que el espectador capta antes que los personajes -por el juego escénico, por la propia alienación de estos-, cuando la vecina exhibicionista muta en una colegiala de esas que están en el imaginario de ciertos individuos.