Una de cada cinco personas se siente sola (el 20 %), una soledad no deseada que se prolonga durante dos o más años en seis millones y medio de personas en España: el 13,5 % de la población sufre soledad crónica.

La soledad afecta más a las mujeres, a los jóvenes, a los que tienen peor salud y a las personas con discapacidad, según recoge el “Barómetro de la Soledad no Deseada en España 2024” de la Fundación ONCE y Fundación AXA para el Observatorio SoledadES.

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Dos vecinos conversan en el balcón de sus casas en Madrid en una imagen de archivo. EFE/Mariscal

La mitad de la población (49,3 %) sufre soledad no deseada en el presente o ha sufrido soledad de manera intensa en el pasado, ha explicado el investigador Raúl Ruiz en la presentación del informe.

En el acto, el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, ha destacado la importancia de apostar por políticas públicas con “enfoque transversal” para el conjunto de la sociedad.

Para prevenir estas situaciones, Bustinduy ha apostado “por crear y afianzar redes de amistad, de vecindad, de asociacionismo, redes de apoyo que puedan dar estabilidad” pero que no generen estigma.

“La soledad no deseada puede afectar a personas a lo largo de su ciclo vital, pero con diferente intensidad y consecuencias; una experiencia que está íntimamente asociada con el contexto en el que se vive”, ha recordado.

Más de dos años

El aislamiento involuntario es en este momento “un problema persistente”, alerta el barómetro. Dos de cada tres personas (67,7 %) que sufren soledad llevan en esta situación desde hace más de 2 años y un 59 % desde hace más de tres. Así, en España la soledad crónica (que se prolonga dos o más años) alcanza al 13,5 % de la población.

La soledad no deseada es algo más frecuente entre mujeres (el 21,8 %) que entre hombres (18 %); las diferencias son especialmente amplias a partir de los 55 años, en los niveles educativos más bajos y en los núcleos urbanos.

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Un hombre camina por una acera cubierta por hojas en Vitoria, en una imagen de archivo. EFE/David Aguilar

Por edad, está especialmente extendida entre la juventud y va decreciendo con la edad hasta alcanzar el valor mínimo en la franja de 55 a 74 años, aunque vuelve a subir a partir de los 75 años.

Tener una salud muy mala, mala o regular implica una probabilidad 3 veces mayor de sufrir soledad no deseada y vivir con un problema de salud mental, en 2,4 veces.

Existen factores que además de una mayor prevalencia implican una mayor probabilidad de sufrir soledad no deseada, como tener dificultades económicas, origen extranjero, vivir con un problema de salud mental, ser joven o estar en desempleo teniendo entre 30 y 54 años.

Las personas en situación de desempleo tienen una tasa de soledad más del doble que las personas ocupadas (36,3 % frente a 16,2 %).

De hecho, la soledad está muy relacionada con la capacidad económica. La prevalencia de la soledad no deseada es más del doble dos veces más frecuente en la población que viven en los hogares que llegan con dificultad a fin de mes (30,1%) que en los que llegan con facilidad (13,3%).

Menos relaciones familiares, más soledad

El grado de satisfacción con la cantidad de relaciones familiares y de amistad es una circunstancia clave para la soledad no deseada: más de la mitad de las personas que sufren soledad no deseada afirman tener menos relaciones familiares (un 53,3 %) y de amistad (63,2 %) de las que quisieran.

El barómetro, basado en una encuesta realizada a 2.900 personas de entre 18 y más años, muestra que las relaciones sociales online son más frecuentes entre las personas que sufren soledad que entre las que no la sufren.

No obstante, independientemente de la vida social, “el núcleo de convivencia es clave”, ha señalado el experto. La prevalencia de la soledad no deseada es el doble entre las personas que viven solas que entre las que viven acompañadas (34,5 % frente al 17,4 %).

Otro aspecto vinculado con la soledad es el de la educación. Es mucho menos frecuente entre las personas con mejor nivel educativo, y además, carecer de estudios superiores eleva la probabilidad de sufrir soledad en un 50 %.

¿Qué piensa la sociedad sobre la soledad?

El 95 por ciento de las personas piensa que la soledad no deseada es un problema extendido en la sociedad y un problema social cada vez más importante; también que cualquier persona es vulnerable a la soledad y que es un problema invisible.

La lucha contra la soledad debe ser una cuestión prioritaria para las administraciones públicas y una responsabilidad compartida por el conjunto de la sociedad, ha aseverado Matilde Fernández, presidenta del observatorio.

No varía notablemente entre el entorno urbano y el rural. De hecho, la menor prevalencia de la soledad se observa en los municipios de menor tamaño (menos de 10.000 habitantes) y la mayor en tamaños de hábitat intermedios (municipios de 10.000 a 50.000 habitantes).

La soledad en la juventud es muy elevada en las zonas rurales y disminuye en las grandes urbes. Sin embargo, entre las personas mayores sucede a la inversa; la soledad es mucho mayor en las grandes urbes que en las zonas rurales.