Reconocimientos internacionales a representantes de la literatura argentina como Mariana Enriquez, María Gainza, Selva Almada, Luisa Valenzuela, Leila Guerriero, María Moreno, Claudia Piñeiro, Guillermo Martínez, Ángela Pradelli y Selva Almada colmaron el campo literario argentino durante todo el 2019, con las mujeres capitaneando una narrativa que se impone en el escenario internacional.
En enero, Guillermo Martínez (Bahía Blanca, 1962) inauguró el listado de galardones con el Nadal de Novela por «Los crímenes de Alicia», que narra lo que ocurre en Oxford, en 1994, cuando la Hermandad Lewis Carroll decide publicar los diarios privados del autor de «Alicia en el País de las Maravillas».
Martínez se convirtió en el ganador de la la 75° edición del Nadal, el más antiguo de España, con la obra que presentó al certamen con el seudónimo de G y el título transitorio «Los papeles de Guildford».
El mismo mes, Claudia Piñeiro (Burzaco, 1960) recibió el Premio Pepe Carvalho, que homenajea a Manuel Vázquez Montalbán y su emblemático personaje, en el marco del Festival de Novela Negra, otorgado por el municipio de Barcelona en reconocimiento a escritores españoles y extranjeros por su trayectoria en el género.
El primer semestre finalizó con el reconocimiento a la escritora, periodista y cronista María Moreno por su trayectoria, a través del Premio Iberoamericano Manuel Rojas, que otorga anualmente el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile.
Moreno (Buenos Aires, 1947) es la cuarta argentina en recibirlo, ya que antes fueron distinguidos Ricardo Piglia, César Aira y Hebe Uhart.
El 28 de agosto, la escritora y crítica de arte María Gainza (Buenos Aires, 1975) fue distinguida con el Premio Sor Juana Inés de la Cruz por «La luz negra», una novela que para el jurado «plantea una pregunta muy actual: la posibilidad de realmente conocer la verdad en un mundo en el que todo nos parece ya superficial y falso».
La entrega del premio, prevista para el 4 de diciembre, se suspendió a raíz de su imposibilidad de viajar a México porque su hija fue ingresada a un centro de salud por una neumonía y un derrame pleural, y quedó a expensas de la decisión de un comité de esa Feria Internacional que se reunirá en enero.
En septiembre, Ángela Pradelli (Buenos Aires 1959) recibió un premio otorgado por la editorial People´s Literature Press al mejor libro en español publicado en 2018, otorgado por la Asociación de Escritores Chinos en Shangai, por «La violenta respiración del mundo», novela en la que habla sobre la apropiación de niños durante la última dictadura cívico militar argentina.
A su vez, Luisa Valenzuela (Buenos Aires, 1938) obtuvo el Premio Internacional Carlos Fuentes a la creación literaria y se convirtió en la primera mujer en recibir el galardón, que otorgan la Secretaría de Cultura y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El fallo reconoció la «extensión y la inteligencia de su obra», así como su «genialidad narrativa», «constancia» y capacidad para desenvolverse en cuatro géneros: novela, cuento, microrrelato y ensayo.
Un mes más tarde, Selva Almada ganó el «First Book» del Festival Internacional del Libro de Edimburgo por su primera novela «El viento que arrasa», que este año se tradujo por primera vez al inglés bajo el título «The Wind That Lays Waste», publicada por la editorial Charco Press y traducida por Chris Andrews.
Para el jurado del «First Book», que distingue una primera traducción al inglés, el libro de Almada (Entre Ríos, 1973) está «exquisitamente diseñado, proporcionando una experiencia profunda, poética y tangible del paisaje. Se cuenta con la precisión cinematográfica de una road movie estática, como una París, Texas del sur. Es una novela distintiva que marca la llegada al inglés de una autora con un talento innegable».
El mismo día, Mariana Enriquez (Buenos Aires, 1973) se convirtió en la primera narradora argentina que obtiene el Premio Herralde de Novela tras imponerse entre 680 originales con «Nuestra parte de noche», un texto que narra la travesía de un padre y un hijo en plena dictadura cívico militar desde un registro que fusiona el realismo con el terror gótico.
La escritora y periodista, que presentó su obra al certamen bajo el seudónimo Paula Ledesma y el título «Mi estrella oscura», fue definida por el jurado como «continuadora de una tradición que podríamos denominar ‘la Gran Novela Latinoamericana'».
Al otro día, Leila Guerriero (Junín, 1967), autora de libros como «Los suicidas del fin del mundo» fue distinguida en España con el Premio Internacional de Periodismo Manuel Vázquez Montalbán, que reconoce a las mejores voces del oficio en iberoamérica.
Guerriero fue distinguida en la categoría Periodismo cultural y político, una de las dos que conforman el premio impulsado por el Colegio de Periodistas de Cataluña, debido a que «sus artículos, crónicas y libros ha puesto de manifiesto y relevancia la necesidad, la importancia y la fuerza del periodismo».
Además, a través de una veintena de nombres que van desde Alfonsina Storni y las hermanas Ocampo, pasando por Alejandra Pizarnik hasta Beatriz Sarlo o Camila Sosa Villada, la Argentina lideró un inusual ranking de la revista cultural colombiana Arcadia, sobre los 100 mejores libros escritos por autoras en lengua castellana en los últimos 100 años.