El Partido Justicialista (PJ) nacional se encuentra inmerso en un letargo desde marzo, cuando el Ejecutivo dispuso la cuarentena por la pandemia de coronavirus, y mientras sus principales dirigentes se abocaron a la gestión ejecutiva la cuestión partidaria quedó relegada a segundo plano, a la espera de la evolución de la situación sanitaria y una señal de la Casa Rosada.
Justo cuando se comenzaban a escuchar voces desde las provincias y algunos sindicatos en torno a un operativo clamor para que el presidente Alberto Fernández sea el próximo titular del PJ en el marco de la renovación de autoridades que ha quedada postergada, el coronavirus pegó en el corazón del PJ de la provincia de Buenos Aires con el contagio del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, quien es un paciente de riesgo.
Inmediatamente, las alarmas se activaron y en todos los pasillos de poder el tema no fue otro que el caso positivo de Covid-19 de Martín, como lo llaman los intendentes bonaerenses más cercanos como Juan Zabaleta (Hurlingham), Fernando Gray (Esteban Echeverría); el ex alcalde de San Martín y ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, o el presidente de la Cámara de Diputados provincial, Federico Otermín, un delfín del lomense.
Ante la noticia que obligó a suspender un viaje al Presidente, el ánimo en los dirigentes peronistas a cargo de los distintos puestos ejecutivos a nivel nacional, bonaerense y municipal es similar a cuando uno de los soldados indispensables es herido en batalla y hay que rescatarlo del enemigo, que en este caso es el coronavirus.
Insaurralde se transformó en uno de los hombres claves en el peronismo bonaerense y con incidencia a nivel nacional, porque es uno de los pocos dirigentes que mantiene diálogo con todos los sectores del justicialismo y tiene contacto directo con el diputado nacional Máximo Kirchner y el presidente de la Cámara baja, Sergio Massa.
En este contexto, en el peronismo bonaerense y en la Rosada nadie quiere saber nada con otra cuestión que no sea «atacar al bicho» y los otros temas candentes han quedado en manos de grupos técnicos reducidos que se ocupan de la temática, como es el caso de la negociación de la deuda con los acreedores privados que lleva adelante el ministro de Economía, Martín Guzmán.
En esa agenda, la cuestión partidaria para el oficialismo «no aparece ni en cuarto lugar», sostienen los dirigentes con puestos menores en la administración pública pero que son los encargados de llevar adelante la vida institucional del PJ.
«Ahora con lo de Martín cualquier tipo de rosca partidaria quedará enterrada y su reactivación quedará pendiente de la evolución de la situación sanitaria», consideró uno de los expertos de la interna del justicialismo.
Tal como sucede con la pandemia en el AMBA y en el resto del país, el Partido Justicialista padece la misma realidad.
Durante las giras del Presidente por algunas provincias se despertó la voluntad de varios gobernadores peronistas que volvieron a poner en discusión la renovación partidaria y eligieron a su representante: Alberto Fernández.
Sin embargo, desde la Casa de Gobierno, junto a los dirigentes de peso de la provincia de Buenos Aires, le bajaron la persiana a cualquier tipo de debate sobre el PJ «porque no es el momento», postura coincidente desde todos los sectores del justicialismo.
Con respecto al operativo clamor ‘Alberto Presidente del PJ’ que encabeza el mandatario tucumano Juan Manzur, desde el entorno del jefe de Estado señalaron que «no está en la agenda de Alberto en lo inmediato».
En comparación con las actividades realizadas por videoconferencia de los partidos opositores, el PJ nacional «se paralizó», lo que es aceptado por la mayoría de los dirigentes que lo justifican mediante «la ocupación de las 24 horas en la lucha contra la pandemia».
El PJ nacional, que conduce el diputado nacional José Luis Gioja, había comenzado en febrero con una reunión plenaria del Consejo para convocar a un congreso partidario que se realizó el 5 de marzo en el microestadio del club Ferro, días antes de que se declare la cuarentena.
En ese congreso se conformó la Junta Electoral partidaria que fijó como primera fecha de elecciones internas el 3 de mayo, pero luego la postergó para el 4 de octubre, siendo el 30 de agosto la fecha límite para presentar las listas con los avales correspondientes, por lo que podría volver a prorrogarse debido a la situación sanitaria.
Como muestra de la situación que vive el principal partido que integra el Frente de Todos, la sede del PJ nacional en la ciudad de Buenos Aires, en la calle Matheu 130, está totalmente cerrada desde marzo.