Científicos del Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Bioactivos (LIDeB) perteneciente a la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata predijeron, mediante técnicas informáticas, la actividad anticonvulsiva de los edulcorantes artificiales.

Los primeros edulcorantes en los que se detectó esta propiedad fueron el acesulfame y el ciclamato. Las predicciones realizadas se validaron en un modelo animal de convulsión.

Posteriormente, una búsqueda bibliográfica retrospectiva arrojó que la sacarina también había dicho reportada como anticonvulsiva por un grupo de investigadores rusos, en 1979. Más tarde, el equipo del LIDeB verificó la actividad de glicósidos del endulzante natural estevia y, conjuntamente con investigadores de la Universidad de Firenze, Italia, reportaron el potente efecto inhibidor de ciclamato sobre la anhidrasa carbónica VII, una enzima vinculada a epilepsias febriles.

El Doctor en ciencias Exactas Alan Talevi expresó: “la reiterada actividad anticonvulsiva de todos esos edulcorantes nos llevó a pensar que debería haber una conexión entre los receptores que, en la boca, son responsables de la sensación del gusto y proteínas que, en el cerebro, participan en el desarrollo de las crisis epilépticas. Esa relación fue confirmada mediante técnicas bioinformáticas.”

En el proceso de la investigación se reveló además, la similitud estructural entre el receptor dulce y el receptor responsable de la sensación umami (el gusto que la cultura japonesa atribuye a alimentos tales como la salsa de soja, el tomate o el queso de rallar). Es interesante porque ese receptor umami sensa o registra los niveles de glutamato en los alimentos, y el glutamato es, por otra parte, el principal neurotransmisor excitatorio que se libera en el cerebro en las crisis epilépticas.

Recientemente, un investigador de la Universidad del Azuay (Ecuador) con quien se colaboró desde el LIDeB, el Prof. Cristian Rojas Villa, reportó y nos dio acceso a una base de datos de compuestos saborizantes, ChemTastesDB. Esa contribución nos hizo retomar el interés por la búsqueda de compuestos con sabor dulce o umami que pudieran tener actividad protectora contra crisis epilépticas.

“La Lic. Martina Wecera, como parte de su trabajo final de la Licenciatura en Bioquímica y bajo la dirección de Lucas Alberca, Investigador de CONICET y del LIDeB, aplicó técnicas de machine learning y bioinformática para explorar esa base de datos en busca de nuevos compuestos dulces que podrían tener actividad anticonvulsivante, para seguir contribuyendo a la evidencia de lo que llamamos “La hipótesis de los edulcorantes””, manifestó el científico de la UNLP.

En el trabajo de Wecera se identificaron otras ocho sustancias químicas que tendrían actividad anticonvulsivante, y que serán ensayadas en el corto plazo.

La hipótesis de los edulcorantes busca determinar la conexión estructural entre el receptor que gatilla la sensación dulce y receptores que se encuentran desregulados tanto en pacientes con epilepsia como en modelos animales de epilepsia. Esa conexión podría explicar la observación de la sistemática actividad de los edulcorantes en modelos animales de convulsión.

“Esto es interesante porque, de ser así, podríamos utilizar el sabor de los compuestos químicos como un criterio nuevo y sencillo para ayudar en la búsqueda de nuevos fármacos anticonvulsivos. Básicamente, si un compuesto químico tuviera gusto dulce o umami, podría tener potencial para controlar la epilepsia. Por supuesto, este criterio de selección inicial basado en características gustativas debe completarse luego con una rigurosa caracterización farmacológica” concluyó Talevi.