La literatura como disparadora de conversaciones y la entrevista como herramienta para conocer el oficio y la inspiración de los protagonistas de la industria editorial se combinan en programas radiales como «Vidas prestadas», «La inquietud» y «Marcar como leído», que se convirtieron en podcasts claves para escuchar recomendaciones, ampliar las voces culturales y asomarse a la obra de autores y autoras contemporáneos.
Los tres tienen emisiones que se pueden escuchar en vivo: «Vidas prestadas», los lunes a las 19 por Radio Nacional; «La inquietud», los jueves a las 13 en Sonido Cultura, la radio online del Centro Cultural Kirchner (CCK); y «Marcar como leído», los martes a las 20 por Futurock. Pero la circulación no se agota ahí, ya que su escucha se multiplica al circular como podcasts que alimentan una conversación sobre lecturas que se expande.
¿Cómo fueron pensados? ¿En qué momento detectaron sus hacedores que había una escucha creciente en formato podcast? ¿Hubo un cambio a partir de ese registro en la forma de pensar y hacer estos envíos?
La periodista, escritora y editora Hinde Pomeraniec lleva adelante «Vidas prestadas» desde febrero de 2019 y ya está transitando la quinta temporada. «Como lo hacíamos a las 23, siempre pensé un formato de programa nocturno de los que me gustaba escuchar a mí cuando era más chica antes de irme a dormir y, al mismo tiempo, como un programa sobre libros que me gustaría escuchar. Una conversación, buena música y recomendaciones de todo tipo y de diversas voces autorizadas», resalta en un intercambio con Télam.
De esta manera nacieron las diferentes secciones con invitados que componen el programa: Mesita de luz, Te regalo un libro, El extranjero, En voz alta y desde este Bibliotecas, «con el propósito de que no solo fuera mi voz la que se escuchara», cuenta sobre un proyecto en el que destaca el rol de su productor, Gustavo Kogan.
También están las secciones que tienen su curaduría de títulos y autores: Bienvenidos y Libros que sí, más El extranjero y, durante un par de años, Las escondidas. «La idea siempre fue que el oyente tuviera variedad y pudiera terminar de escuchar el programa con una buena lista de pendientes. No nació como podcast pero siempre supimos que era programa de radio y podcast y siempre jugamos con esa idea de que el programa tenía que poder escucharse también a largo plazo, incluso si aparecen cuestiones de coyuntura. De hecho, es muy común que me escriban para contarme que luego de escuchar por primera vez el programa van para atrás en el tiempo para escucharlo desde el comienzo, como si fuera una serie de Netflix. En síntesis, no cambió, siempre tuvo el mismo propósito, que justamente se adapta perfectamente al formato podcast», reflexiona sobre ese cambio de formato que atravesó a «Vidas prestadas».
Eugenia Zicavo, periodista, investigadora y docente, ahora conduce con Juan Franciso Gentile el programa sobre libros «Marcar como leído», pero no es esta su primera incursión en el género, ya que antes, junto a Nicolás Artusi, diseñaron y concretaron «Señaladores», un podcast en el que cruzaban opiniones y lecturas a partir de un libro.
«La idea de ‘Señaladores’ surgió de Luciano Banchero, director de Posta.fm, que fue de los primeros en producir podcasts en Argentina. Lo armamos a partir de lecturas compartidas que teníamos con Nico y de recomendaciones que nos hicimos mutuamente. El desafío era poder discutir sobre un libro por semana intercambiando impresiones en el momento (sí bien es un podcast, nuestra charla no tenia edición). Ya pasaron varios años y siguen llegando nuevos escuchas porque el contenido es atemporal, quedó como una bitácora de lecturas. Por redes siempre nos piden otra temporada y cada año coqueteamos con volver. Un día lo vamos a hacer», anuncia.
A diferencia de «Señaladores», «Marcar como leído» se puede escuchar como una emisión en vivo todos los martes: «Hay cosas muy de la interacción con el público al aire, como las consignas y los mensajes que dejan los oyentes para ganarse un libro, que serían imposibles en un formato podcast, aunque el programa después quede online y pueda escucharse en cualquier momento», explica Zicavo.
Y reconoce que tienen en cuenta «no dar muchas marcas de tiempo y lugar, como no decir la temperatura ni buenas noches, pero la dinámica es la de un programa en vivo. El club de lectura funcionó en ambos casos porque se va creando una agenda compartida y hay una audiencia más comprometida con el contenido que proponemos, como ‘curadores’ de lecturas».
Marina Mariasch es poeta, docente y escritora y hace junto al escritor y poeta Fabián Casas «La inquietud», un podcast nutrido de poesía y literatura que emite el CCK. En diálogo con Télam, cuenta que la puntapié inicial fue una convocatoria del Centro Cultural y enseguida se armó un equipo junto a Karina Orellano y Lucía De Genaro en la producción, a quienes destaca como claves en esa tarea de armado de temas, selección de música y convocatoria de invitados.
«Decidimos hacer un tema por programa y pensar en la literatura a partir de esos temas, cómo se organizan. Buscamos textos que tengan relación con esas cuestiones y entrevistamos a autores en relación a esas cuestiones», explica la autora de «Efectos personales» y «El matrimonio».
En los tres casos la entrevista se convierte en pieza central del podcast, ya que es en esa conversación en la que se profundiza sobre una obra, sus alcances, las lecturas que la atravesaron. ¿Hay una riqueza de ese género que trasciende formatos?
Mariasch resalta la proyección que permite la entrevista pero dice que le gusta pensar, en el caso de «La inquietud», más en una conversación. «Estamos absolutamente dispuestos, tanto Fabián como yo, a escuchar a la persona que convocamos pero muchas veces también es un intercambio -precisa-. Muchas veces se trata de amigos y amigas, colegas, gente que nos hemos cruzado en el camino de la literatura y de la vida y son intercambios. Es como tener una conversación al aire y es muy rico lo que se da ahí. Uno puede eludir ciertos temas pero en general tratamos de decirlo todo».
Pomeraniec dice que al momento de diagramar «Vidas prestadas», la idea de las diferentes secciones surge su «cabeza de editora de gráfica». «Pienso cada emisión o episodio como una suerte de revista de libros semanal, con sus respectivas secciones, justamente y en el centro, una gran (gran porque ocupa la mitad del programa, en ese sentido) entrevista. Es decir, la entrevista como columna vertebral», subraya la también autora de libros como «Rusos de Putin» y «Blackie : la dama que hacía hablar al país».
«Ahí también voy a lo que me gustaba cuando escuchaba radio siendo joven y a lo que me gustaría escuchar como oyente: una charla en la que los autores puedan hablar de manera relajada pero reflexiva sobre sus obras y los procedimientos que hay detrás, en un clima tranquilo que pueda llevar muchas veces a momentos emotivos y hasta reveladores», desarrolla.
Para Pomeraniec, «la pandemia fue central en el desarrollo de ‘Vidas prestadas’ y del vínculo con los oyentes. Una gran mayoría de los oyentes se enganchó durante la cuarentena; escuchaban el programa cuando limpiaban, cuando lavaban los platos o cuando sacaban al perro. Luego empezaron a hacerlo cuando salen a correr o a caminar. Y quedó el hábito».
Si bien afirma que no tiene números exactos, se juega a que «un 80% de los oyentes escucha ‘Vidas prestadas’ en formato podcast, en las plataformas o en la página de la radio».
«Volviendo a la entrevista, la pienso más como charla de una lectora con un autor que como entrevista convencional, si bien trato de que la voz protagonista sea naturalmente la del entrevistado. Me interesa la voz de los autores, saber cómo piensan lo que escriben y qué les pasa con eso que escriben», plantea sobre esa conversación que se potencia en un formato atento a la escucha de quien entrevista pero también de quienes buscan ese intercambio como compañía.