El famoso caso “Generación Zoe”, por el que hoy inició un juicio contra Leonardo Cositorto y otros cinco imputados, fue un sistema de presunta estafa piramidal a través del cual se prometieron ganancias extraordinarias mientras habría perjudicado a miles ahorristas de Argentina, pero también de otros países de América latina, además de Estados Unidos y España, cuya historia fue narrada en un documental de Netflix.
«Generación Zoe» es el nombre de la firma que habría prometido grandes ganancias, cursos de coaching ontológico y el cumplimiento de sueños inalcanzables a cambio de inversiones que variaban de monto según cada ahorrista y sus posibilidades de invertir.
El proyecto comenzó en 2017, tuvo su epicentro en la localidad de Villa María de la provincia de Córdoba, pero se expandió a distintos países de América Latina, como Colombia, Bolivia y Paraguay, y llegó hasta Estados Unidos y España.
“Generación Zoe” ofrecía cursos de coaching a través de plataformas digitales, pero pronto comenzó a incluir también una criptomoneda propia, inversiones en bienes raíces, locales de hamburguesas, un equipo de fútbol y una iglesia llamada Aviva Zoe.
En 2022 surgieron las primeras denuncias de inversionistas luego de detectar irregularidades en los pagos, y en abril de ese año Interpol capturó a Cositorto en República Dominicana, después de haber estado prófugo desde febrero.
En mayo de este año, la plataforma Netflix estrenó el documental “El vendedor de ilusiones: El caso Generación Zoe” que repasa la historia del auge y la caída de este proyecto.
La estafa en la que se basó “Generación Zoe” implicó esquemas basados en la reproducción boca a boca, ya que la confianza es fundamental para conformar la estructura, y la promesa de una rentabilidad segura, extraordinaria (mayor a la esperada en el mercado tradicional) y en un plazo breve.
El mayor atractivo que ofrecía era una billetera virtual y la criptomoneda Zoe Cash, mientras a los inversores se les exigía un aporte mínimo de 2 mil dólares y a cambio, recibirían el 7,5% de intereses en dólares cada mes, pero en el caso de que lograsen convencer a otros para seguir sus pasos, el beneficio podría escalar hasta el 20%.
La estafa se basaba en el «Esquema Ponzi», llamado así por el italiano Carlo Ponzi que realizó numerosas estafas de este tipo a principios del siglo XX en Estados Unidos, y cuyo resultado es hacer perder cifras millonarias a miles de personas en pocos meses.
Bajo la apariencia de ser un negocio que ofrece grandes rendimientos a cambio de una inversión inicial, el sistema precisa la incorporación constante de nuevos participantes ya que no produce valor agregado para pagar los beneficios prometidos.
Los nuevos inversores son los que pagan los supuestos rendimientos de quienes llegan primero, por lo que si no ingresan nuevas personas el mecanismo se interrumpe y queda en evidencia la estafa cometida.
En el vértice de la pirámide está el promotor que recluta a las víctimas prometiendo rentabilidades altas y seguras y el que se lleva el dinero de los niveles inferiores.
Estos mecanismos están penados en los artículos 309 y 310 del Código Penal, que refieren al delito de intermediación financiera no autorizada y prevén de 1 a 6 años de prisión contra sus responsables.
Este miércoles comenzó el juicio contra Leonardo Cositorto, Miguel Ángel Echegaray, Maximiliano Javier Batista, Lucas Damián Camelino, Nicolás Ismael Medina y Javier Sebastián Medina, por asociación ilícita y estafa, ante el Tribunal de Juicio de Goya, Corrientes, integrado por los jueces Ricardo Carbajal -como presidente-, Jorge Carbone y Julio Duarte.
Este es el primer juicio que se concretará de los múltiples procesos que tienen a «Generación Zoe» como protagonista en todo el país y esto se debe a que la causa se tramitó a la luz del nuevo Código Procesal Penal que imprime celeridad e inmediatez a los procesos.