Cristina Montserrat Hendrickse, la primera funcionaria transgénero de la provincia de Buenos Aires, resaltó que su nombramiento es una señal para que haya «un Poder Judicial más inclusivo», y celebró los logros del colectivo, aunque advirtió el avance de los discursos del odio, los cuales -dijo- «no comprenden que nuestra identidad es un derecho humano».
«Ojalá llegue el día en que las nuevas generaciones se acostumbren a vernos desarrollar tareas en todo tipo de actividades de manera en que no sea necesario que haya leyes de cupo trans», aseguró Montserrat Hendrickse en diálogo con Télam, tras repasar el recorrido previo a convertirse en auxiliar letrada en el Tribunal de Trabajo N° 5 del Departamento Judicial de San Martín.
Cristina nació en Vicente López hace 58 años, pasó por el Liceo Militar en los años de la dictadura cívico militar; estudió derecho en la Universidad de Buenos Aires; se fue a vivir a la Patagonia, donde conoció a Liliana, su actual esposa y tuvo a sus 4 hijas. Fue recién en 2016 que asumió su identidad de género, en 2017 rectificó su documento y desde entonces, también milita por los derechos del colectivo travesti, transgénero y transexual.
-¿Qué significa que seas la primera funcionaria transgénero dentro del Poder Judicial? ¿Por qué mencionaste en la jura a las activistas Lohana Berkins y Diana Sacayán?
CMH: Este nombramiento es una señal para que haya un Poder Judicial más inclusivo. Desde lo individual, es un desafío profesional interesante y desde lo colectivo, un orgullo el poder visibilizar a las personas trans en funciones de jerarquía. También es una exigencia, ya que tengo que hacer quedar bien al colectivo y ojalá esto se vaya multiplicando, ya hay cinco hermanas trans trabajando en el Poder Judicial, en distintos cargos y esto está marcando una apertura.
A Lohana y Diana las nombré porque ellas lucharon por el cupo laboral trans, lamentablemente ninguna de las dos pudo disfrutar de estas leyes. Fueron luchadoras históricas por el colectivo trans, (y también) hay muchas otras, como Cris Miró, Mariela Muñiz, Claudia Pía Baudracco. Son muchas las que han luchado en momentos duros y han conseguido derechos en el colectivo, (por lo cual) me pareció importante hacer un reconocimiento por quienes dejaron la vida y nosotras, las cobardes, las que nos animamos a ser nosotras mismas en ese momento y hoy lo somos, estamos disfrutando los frutos de su lucha.
-¿Cómo fueron los años de transición y cómo tu familia te acompañó?
CMH: Vivo con mi esposa Liliana, docente de escuela primaria, y mis hijas de 13, 15, 22 y 24. Los años de transición fueron años de mucho cambio. Primero fue una transición gestual, iba dando indicios hasta que una de mis hijas le dijo a mi mujer: «mamá, no te das cuenta, un día Cristian va a venir con pollera». Eso inició el proceso. Fue el duelo de una persona y el nacimiento de otra. Fuimos acompañadas por profesionales de la salud que nos sugirieron emigrar de la zona de la Patagonia, donde vivíamos, no por nosotras sino porque en los niños podía haber crueldad hacia nuestras niñas, así que vinimos para Buenos Aires, a mi ciudad natal. Fue «Volver», como el tango, pero no con la frente marchita. Así que así fue y al día de hoy me siguen acompañando, y mis hijas desde la más grande a la más chiquita, orgullosas de tener una mamá trans.
-¿Cuáles crees que son los desafíos que tiene el colectivo transgénero?
CMH: Hubo avances en la visibilización e inclusión en la sociedad, personas que fueron ocupando espacios desde lo social y comunicacional, pero también hay retrocesos, hay vientos antiderechos en Europa; en Hungría con la ley de (el primer ministro Viktor) Orban en contra de personas LGTBIQ+, también en España en contra de la mejora de la ley de identidad (de género), y en el estado de Florida (Estados Unidos).
También en nuestro país, con algunas comunicadoras como fue el caso de Viviana Canosa, que fue objeto de una reciente resolución de la Defensoría del Público, en la que se le formulan 5 recomendaciones al canal en relación a discursos discriminatorios y estereotipos en contra de las personas trans.
El desafío pasa por afirmar que nuestra identidad es un derecho humano, por combatir estereotipos de patologización de que somos personas enfermas, por desbaratar la expresión ofensiva «ideología de género» cuando, en realidad, se trata de un derecho humano, y después los derechos materiales como que podamos ir ingresando al mercado laboral con la ayuda de leyes para el acceso al empleo tanto público como privado, y que llegue el día en que no sean necesarias esas normas y que podamos ingresar al mercado laboral con la misma incidencia que tienen el resto de las personas.
-¿Alguna vez sentiste discriminación? ¿Cómo es hoy el trato con colegas?
CMH: En general, yo he percibido siempre mucho respeto y buen trato de magistrados y jueces, de empleados, colegas y clientes. Hasta ahora era abogada independiente, y solo hubo una vez un caso de discriminación en el ejercicio, en Zapala, de parte de una funcionaria que no me dejaba actuar porque me decía que no coincidía mi nombre rectificado con el nombre que estaba en el sistema de gestión del Poder Judicial, lo que fue resuelto rápidamente por el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Neuquén, que en nombre de todos me pidió disculpas.
Otra vez me tocó una abogada que en un escrito tuvo referencias discriminatorias, pero son casos muy particulares, ella había sido suspendida en su matrícula por un año por haber discriminado a una jueza por su origen judío. ¿Qué podía esperar yo de esa abogada?

En sus años en el sur, Montserrat Hendrickse militó por derechos humanos, ambientales y de comunidades originarias, y ya en Buenos Aires, también incursionó en la política para participar de las elecciones 2021 como concejala en Vicente López.
-.¿Cómo fue que llegaste a la política partidaria?
CNH: Cuando milité temas ambientales e indígenas era en la época de la crisis de 2001, se cuestionaba a la democracia representativa, y como vecinos nos hicimos cargo de la problemática ambiental y la tomamos para proponer soluciones. Al final de esa década se produjeron cambios importantes en el reconocimiento de los derechos humanos como las leyes de Matrimonio Igualitario, Identidad de Género, Fertilización Asistida, Violencia contra la Mujer, normas que para su efectivización era necesaria la actividad política y al volver de la Patagonia me involucré. Me propusieron postularme en las elecciones de 2021 y yo acepté porque, cuando se están difundiendo discursos de antipolítica, cuando se dice «casta» a la representación política, yo creo que la democracia se mejora con más democracia y no con la destrucción de los partidos políticos. Me involucré en la política partidaria y fue en el Frente de Todos, ya que es una multiplicidad de expresiones políticas que tienen un núcleo de coincidencias común, que es el de más derechos para mayor cantidad de personas, el núcleo es el de una política inclusiva y no excluyente.