La Universidad de Medicina Veterinaria de Viena confirmó la capacidad canina para interpretar comportamientos humanos en base al contacto visual. Una características que hasta ahora sólo era atribuible a las personas y monos.
Argentina es uno de los países con mayores mascotas del mundo y los perros son uno de los animales favoritos. La investigación de la Universidad de Medicina Veterinaria Viena ahondó sobre el comportamiento de los fieles perros y destacó que no solo son capaces de identificar si un humano tiene conocimiento de donde se encuentra el alimento destinado para él, sino que también pueden interpretar señales humanas.
Los científicos aseguran que los caninos manejan también lo que se conoce como Teoría de la mente que fue definido originalmente por Premack y Woodruff (1978) como la habilidad para asignar, creer, atribuir, pensar y desear estados mentales a otros y a uno mismo.
Esta capacidad humana surge a partir de los cuatro años de edad y es parte fundamental del desarrollo cognitivo humano. «Para conseguir la comida los perros tienen que saber quién conoce el escondite (informante) y quién no. Los animales deben identificar al sujeto en el que pueden confiar si tienen que decidir por un recipiente de comida», aseguró Ludwig Huber, miembro y responsable del equipo de investigación.
En el experimento, un 70% de los perros fueron capaces de elegir el correcto recipiente con alimento, lo que indica que tuvieron la capacidad suficiente de evaluar e interpretar las señales de los «adivinos» y «los informantes» y hacer una selección correcta basada en esa visión especifica.
«Los perros domésticos (Canis familiaris) con informantes humanos son un modelo ideal, ya que muestran una alta sensibilidad hacia el contacto visual con sus amos y han demostrado ser capaces de evaluar el estado de atención de las personas. Tienen una gran capacidad de seguir la mirada humana cuando se trata de buscar alimento o lograr un objetivo determinado», destacaron en el estudio.
«Mostrar que los animales pueden responder a las señales que indican si el otro tiene acceso visual a un objetivo o no, y comprobar de que son capaces de utilizar esta información como base para los que confiar en como informante, es un importante paso adelante en el desarrollo y análisis científico del estudio en animales», señaló Huber.