El presidente Alberto Fernández advirtió hoy que «nadie explotó ni aprovechó la grieta como el macrismo», ratificó que sostendrá el proyecto de reforma judicial en la Cámara de Diputados y le pidió a los sectores que se manifiestan en la calle que no «confundan al resto de la Argentina».
El mandatario reafirmó que si bien hará todos los esfuerzos a su alcance para que «existan la armonía y la convivencia democrática», no va a «callarse» si ve que un expresidente «celebra desde Suiza que la gente salga a contagiarse a las calles, y los felicita y les dice que están reclamando libertad».
Fernández se refirió de esa manera al respaldo que el exmandatario Mauricio Macri le brindó a las protestas organizadas en Capital Federal y distintas ciudades del interior contra las medidas de aislamiento social y el proyecto de reforma judicial.
Consultado sobre el regreso de Macri, quien llegará mañana al país desde Europa, el jefe de Estado sostuvo que «habrán terminado sus vacaciones» y agregó que «no sabe» cuando «tendrá otras».
En una entrevista concedida al canal TN en la Residencia de Olivos, aseguró que «de ningún modo» retirará el proyecto de reforma judicial, como reclamó Juntos por el Cambio, al reiterar que esa iniciativa apunta a «ordenar el sistema de la Justicia federal».
Al defender el proyecto, que cuenta con media sanción del Senado, Fernández recordó que durante la campaña electoral del año pasado había planteado la necesidad de «reformular la Justicia federal», y que volvió a mencionarlo el día de su asunción, el 10 de diciembre, y durante su mensaje ante la Asamblea Legislativa, el 1 de marzo último.
«Estoy convencido que la Justicia federal hay que cambiarla, y el que más debería celebrar es Macri, porque con esa reforma le estoy garantizando a Macri que no se va a hacer con la Justicia federal lo que Macri hizo con la Justicia federal contra sus enemigos», dijo, y reiteró: «Él debería estar celebrando la reforma».
Además, el Presidente afirmó que la ley busca «ordenar el funcionamiento de la Justicia federal» y que «ni por casualidad es una reforma judicial» porque, puntualizó, «no se habla de la Corte Suprema, del Consejo de la Magistratura, del Ministerio Público, ni de la defensa, ni del juicio por jurados».
«Tampoco altera ningún proceso en marcha» sino que «todos esos procesos siguen en manos de los jueces que hoy los tienen, y ningún juez ha sido movido de su lugar», dijo.
Afirmó que no tiene «ninguna urgencia» en que el proyecto se apruebe en «10 días», sino que pidió que la Cámara de Diputados «se tome el tiempo que necesita, que discutan y la saquen», al advertir que su «preocupación» es la cantidad de 10 mil casos» diarios de coronavirus.
Consultado por la disputa política entre oficialismo y oposición, Fernández comparó que «lo que los argentinos viven es lo más parecido al juego de la cinta, donde uno agarra la soga de una punta y tira para su lado, y el juego consiste en traer al otro al lugar de uno».
«Es un juego perverso, porque una sociedad tira la soga para el mismo lado», evaluó, y lamentó que «algunos» hayan descubierto que «la grieta es un gran negocio».
En esa línea, consideró que «Cambiemos lo descubrió y lo explotó durante 4 años, nadie lo aprovechó y lo explotó como el macrismo».
«Sería bueno que lo aprendan y que entiendan que lo que Argentina necesita después del caos que dejaron es que nos pongamos un poco de acuerdo», subrayó.
Sin embargo, el Presidente cuestionó las voces de quienes «dejaron vencer millones de vacunas importadas y vienen a explicarnos cómo se sale de la pandemia», en referencia al exsecretario de Salud de Cambiemos Adolfo Rubinstein.
Del mismo modo que criticó a exministros que «nos endeudaron o llevaron en un año la inflación al 43% y explican cómo se arregla la deuda».
Sobre las protestas contra el Gobierno, Fernández ratificó su postura de que la sociedad «salga a la calle» a marcarle cuando hace «mal las cosas», pero pidió a esos sectores que «no salgan a la calle a confundir al resto de la Argentina».
«Los problemas que estamos teniendo por la pandemia son por las salidas, la liberalización y las manifestaciones», dijo y agregó: «Prefiero que todos los días salgan al balcón a tocar la cacerola, pero no salgan a la calle, no se expongan ni expongan a otros».
También defendió el proyecto para que los grandes patrimonios hagan un «aporte extraordinario» que refuerce el sistema sanitario y ayude a la recuperación de la economía y aclaró que será «por única vez». También reiteró que está dirigido a un sector limitado de «12 mil» contribuyentes.
En otro tramo de la entrevista afirmó que «no existe el ‘albertismo'», en referencia a una supuesta linea peronista con eje en su figura, y destacó que «tiene una relación espléndida» con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, lo cual es «producto de las cosas en que no nos parecemos» y que ambos «aprendieron a respetar».
En esa línea analizó: «Soy el presidente de una alianza electoral, represento los intereses de todos y no debo olvidarme de cada uno de los miembros del Frente de Todos».
Aseveró además que no tiene «ningún jefe político» porque su «último jefe político fue (el fallecido expresidente) Néstor Kirchner».
«Tengo mucha afinidad con Cristina, por ahí tenemos miradas diferentes sobre algunos temas, pero sobre los temas centrales que atañen a la gente no tenemos ninguna duda sobre dónde tenemos que pararnos», enfatizó.
Destacó que Cristina Kirchner, «es representante de un sector muy importante» de la alianza Frente deTodos. «Tengo una relación espléndida con Cristina, aprendimos a respetarnos; soy el Presidente de una alianza electoral y represento los intereses de todos. Cristina es representante de un sector muy importante del frente y no tengo ningún jefe político», amplió.
El Presidente ratificó también que su intención es enviar al Congreso el proyecto de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) porque está «convencido» de que se trata de un «problema de salud pública y hay que resolverlo».
«La salud pública hoy está absolutamente concentrada en la pandemia, y no quiero distraerla en otro tema», dijo, pero pidió a la sociedad que tenga la «certeza» de que elevará la ley al Parlamento cuando sea el momento, y que lo hará por «convicción».